Utrera
Localización
Desarrollo
La fundación de la villa de Utrera se remonta al III milenio a.C. ya que se han hallado numerosos restos arqueológicos desde el Neolítico. Destacan los monumentos megalíticos encontrados en la zona denominada Cruz del Gato. También se ha podido constatar el paso por la zona de fenicios, tartésicos y turdetanos, poniendo de manifiesto el intenso comercio que vivió este territorio en época prerromana. Del periodo romano ha dejado referencias escritas el geógrafo Estrabón , sin olvidar los vestigios monumentales, tales como el puente de Alcantarilla, las necrópolis o la propia toponimia del lugar -Utrera procede de "utrer", lugar o industria para odres-. De época visigoda existen interesantes restos que nos hablan de los primeros pasos del Cristianismo. La dominación musulmana de al-Andalus no fue muy intensa en Utrera, o por lo menos no hay muchas noticias. Se ha constatado la presencia de una mezquita dentro de la villa. Alfonso X conquistó Sevilla y su zona de influencia, repartiendo las tierras de Utrera en el año 1253. Entre la población destaca una notable colonia judía. La villa se convirtió en un importante punto estratégico por su posición fronteriza. Durante el Renacimiento, Utrera vive un periodo de prosperidad, que se ve reflejado en el importante proceso constructivo que se lleva a cabo. En 1570 será la primera población del reino de Sevilla. Por desgracia, la peste bubónica de 1649 y la mala gestión de los llamados Austrias Menores llevaron a la villa a una profunda crisis.
Las reformas ilustradas llegarán gracias a Carlos III , manifestándose una importante mejora en la villa. Pero la Guerra de la Independencia y la ocupación francesa supondrán una nueva ruina, quedando la ciudad en una complicada situación tras la derrota gala. El siglo XIX es muy intenso para la vida local, con sus luchas políticas, el caciquismo, las primeras huelgas, ... El mandato de don Clemente de la Cuadra como alcalde será de gran prosperidad, al poner en marcha un intenso programa constructivo. Tras la Guerra Civil de 1936-39, Utrera vive los típicas convulsiones de una sociedad agraria, en la que las tensiones sociales son intensas. Hoy, Utrera es un típico ejemplo de población mediana, con algo más de 46.000 habitantes, que trabajan para mejorar su destino.
Las reformas ilustradas llegarán gracias a Carlos III , manifestándose una importante mejora en la villa. Pero la Guerra de la Independencia y la ocupación francesa supondrán una nueva ruina, quedando la ciudad en una complicada situación tras la derrota gala. El siglo XIX es muy intenso para la vida local, con sus luchas políticas, el caciquismo, las primeras huelgas, ... El mandato de don Clemente de la Cuadra como alcalde será de gran prosperidad, al poner en marcha un intenso programa constructivo. Tras la Guerra Civil de 1936-39, Utrera vive los típicas convulsiones de una sociedad agraria, en la que las tensiones sociales son intensas. Hoy, Utrera es un típico ejemplo de población mediana, con algo más de 46.000 habitantes, que trabajan para mejorar su destino.