San Agustín
Localización
Desarrollo
El municipio de San Agustín es de origen indígena y su primer asentamiento está cerca del río Mulale. Es uno de los 37 municipios del departamento de Huila, situado al sur de Colombia. Allí residían los indios laculata y mulales. Colinas y valles exuberantes rodean la ciudad, a unos 1800 m. sobre el nivel del mar. Cerca de ella nace el Magdalena, un río importante que fluye hacia el norte y desemboca en el Atlántico. Se toma como oficial que la fundación de San Agustín como ciudad se produjo en 1790, aunque no se sabe con certeza el porqué de este nombre; dos son las teorías posibles: nombre dado por los misioneros agustinos en el año 1600 o por el Obispo Fray Agustín de La Coruña. La cultura agustiniana empezó a ser estudiada a finales del siglo XIX, pero no ha sido hasta los años 50 del siglo XX cuando se han empezado a conseguir resultados. La influencia de San Agustín se extendió a otras poblaciones, en las cuales el arte estatuario muestra, en cambio, una progresiva decadencia. Los restos monumentales, dada la casi completa desaparición de restos de viviendas (constituidas por frágiles cabañas de materias vegetales) se limitan a templos-sepulcros de una tipología muy interesante, consistentes generalmente en una cámara subterránea con una cúpula y a menudo sostenida con pilastras. El complejo arqueológico cuenta con treinta yacimientos, entre los que destacan Las Mesitas, El Tablón, La Chaquirá y El Alto de los Ídolos. En estos lugares aparecen dispersos por todo el territorio templos, montículos, tumbas, estatuas, estelas, etc.
, que constituyen un conjunto notable. Para algunos arqueólogos, el sitio se trató de un lugar sagrado con un amplio radio de acción al que acudían gentes desde lejanas tierras para sepultar a sus muertos y rendir culto a las divinidades. La cronología de San Agustín se ha fijado, en su primera etapa, en el 500 a.C. Los restos encontrados han demostrado, sin embargo, que ya en el siglo VI a.C. existió un cierto desarrollo cultural; por lo tanto, varios rasgos de su cultura permiten ubicarla en el periodo Formativo. Su etapa Clásica se inició en el siglo V d.C., y se caracterizó por un extraordinario desarrollo de la estatuaria lítica monumental asociada a un intenso culto funerario, que se manifiesta en la construcción de grandes terrazas y montículos artificiales destinados a las necrópolis, albergando en su interior sarcófagos monolíticos. El arte de los antiguos agustinianos desarrolló las lito-esculturas, cuya significación es el origen de la vida y los atributos de la muerte, las fuerzas de la naturaleza, los seres protectores y los ancestros míticos. Es interesante observar que la mayor parte de las estatuas se hallan en estrecho contacto con los entierros; por lo tanto, determinadas formas de culto y prácticas funerales estuvieron asociadas a las esculturas. Las plataformas elevadas, las acequias de desagüe, los montículos de enterramiento y las tumbas de pozo con urnas de piedra, cubren una extensión de casi 500 kilómetros cuadrados. Ningún yacimiento del área intermedia tiene tal riqueza de esculturas (descubiertas más de 300 estatuas). Uno de los yacimientos mayores es el de Las Mesitas, donde se han encontrado estancias rectangulares de megalitos verticales con remates en piedra y cubiertas de tierra hasta una altura de 4 m. y unos 25 m. de diámetro. En cada una de estas cámaras sepulcrales se han encontrado esculturas. En el siglo XVI se produce la penetración española en la región. En este momento, la región del Alto Magdalena estaba poblada por grupos indígenas como los Quinchana, Mulales, Laculata y Laboyos. Sin embargo, antes de la llegada de los conquistadores, la cultura de San Agustín ya se había extinguido, por lo que no existió contacto.
, que constituyen un conjunto notable. Para algunos arqueólogos, el sitio se trató de un lugar sagrado con un amplio radio de acción al que acudían gentes desde lejanas tierras para sepultar a sus muertos y rendir culto a las divinidades. La cronología de San Agustín se ha fijado, en su primera etapa, en el 500 a.C. Los restos encontrados han demostrado, sin embargo, que ya en el siglo VI a.C. existió un cierto desarrollo cultural; por lo tanto, varios rasgos de su cultura permiten ubicarla en el periodo Formativo. Su etapa Clásica se inició en el siglo V d.C., y se caracterizó por un extraordinario desarrollo de la estatuaria lítica monumental asociada a un intenso culto funerario, que se manifiesta en la construcción de grandes terrazas y montículos artificiales destinados a las necrópolis, albergando en su interior sarcófagos monolíticos. El arte de los antiguos agustinianos desarrolló las lito-esculturas, cuya significación es el origen de la vida y los atributos de la muerte, las fuerzas de la naturaleza, los seres protectores y los ancestros míticos. Es interesante observar que la mayor parte de las estatuas se hallan en estrecho contacto con los entierros; por lo tanto, determinadas formas de culto y prácticas funerales estuvieron asociadas a las esculturas. Las plataformas elevadas, las acequias de desagüe, los montículos de enterramiento y las tumbas de pozo con urnas de piedra, cubren una extensión de casi 500 kilómetros cuadrados. Ningún yacimiento del área intermedia tiene tal riqueza de esculturas (descubiertas más de 300 estatuas). Uno de los yacimientos mayores es el de Las Mesitas, donde se han encontrado estancias rectangulares de megalitos verticales con remates en piedra y cubiertas de tierra hasta una altura de 4 m. y unos 25 m. de diámetro. En cada una de estas cámaras sepulcrales se han encontrado esculturas. En el siglo XVI se produce la penetración española en la región. En este momento, la región del Alto Magdalena estaba poblada por grupos indígenas como los Quinchana, Mulales, Laculata y Laboyos. Sin embargo, antes de la llegada de los conquistadores, la cultura de San Agustín ya se había extinguido, por lo que no existió contacto.