Moscú

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Datos principales


Tipo

Pueblo o ciudad

Antecesor

Rusia

Localización


Desarrollo


Moscú es, en la actualidad, la capital de la Federación de Rusia. La primera referencia escrita de esta ciudad data de 1147, año en que gobernaba el príncipe Yuri Dolgoruki. Su existencia, no obstante, es más remota, como demuestra la fortaleza del siglo XI, descubierta en unas excavaciones realizadas en la zona que ocupa el Kremlin, aunque los indicios más antiguos datan del segundo milenio antes de nuestra era. Durante la Edad Media es cuando experimenta un mayor desarrollo. En esta época su centro lo constituye la fortaleza que ocupa el Kremlin, situada en la confluencia de los ríos Moscova y Neglinnaya. A medida que pasa el tiempo, los gobernantes se encargarán de mejorar su construcción y en el siglo XV Iván III levanta un muro de ladrillos que todavía permanece en pie. Ya en el siglo XII comienza a convertirse en el centro de los principados feudales rusos. Al tiempo que experimenta un rápido crecimiento, también crecen los conflictos. A la vez que sufre las invasiones de los tártaros y los lituanos, sus príncipes viven en constante discordia. Prueba de ello es el conocido "periodo del yugo tártaro", tiempo en que sería convertida en cenizas en más de una ocasión. Sólo en tiempos de Iván III, hacia el año 1480, logró librarse de este yugo. Mientras duró el dominio de los tártaros la Iglesia fue respetada, aunque fuera por motivos de superstición. La ciudad ya había comenzado a experimentar un importante cambio urbanístico en el siglo XIII con el nacimiento de nuevos burgos.

En el siglo XVI se levantaron las murallas de Kitai-gorod y a finales de esta centuria se construyeron los muros de la cuidad blanca. En 1589 se instituyó el título de Patriarca de la ciudad del Zar, Moscú, la nueva Roma y de todas las Rusias. Hacia el siglo XVII, la capital moscovita ya contaba con 200 mil habitantes. Coincidiendo con este periodo los patriarcas de Moscú gozaban de una soberanía absoluta, pero con la subida al poder de Pedro en Grande en 1689 cambiaría la situación. Su objetivo fue zanjar el poder que tenía la Iglesia. Para ello creó el Santo Sínodo Dirigente, gracias al cual el patriarca le reconocía como autoridad eclesiástica. De este modo se imponía el poder zarista. Sin duda, una de las épocas más florecientes de la historia moscovita coincidió con el reinado de Pedro I. Sin embargo, en 1712 la capital se traslada a San Petersburgo, por lo que su desarrollo queda paralizado, convirtiéndose en un lugar de exilio para nobles relegados de sus cargos. En 1812 Moscú es conquistada por Napoleón y sus tropas, y sitiada durante un mes y medio, tiempo suficiente para conducirla a la ruina. En estas fechas surgen los grandes movimientos literarios y se produce un nuevo resurgir de las artes. Dostoyévski, Tolstóy, Chéjov se convertirían en los grandes cronistas de la sociedad rusa a través de sus novelas. La arquitectura y la filosofía también florecieron.

A partir de entonces los acontecimientos históricos implican nuevos cambios sociales que afectan directamente a la nobleza, para beneficiar a una nueva clase social emergente formada por mercaderes e industriales. Paralelamente se produce un importante desarrollo económico, acompañado de un cambio en la estructura social que implicaba la abolición de la servidumbre. En 1917 los conflictos van en aumento. Mientras San Petersburgo se rendía a los bolcheviques, Moscú aguantó hasta noviembre. El zarismo y el Santo Sínodo se hundían juntos. Esta situación llevó al Patriarcado de Moscú a designar un nuevo patriarca, aunque la llegada de Lenin al poder supuso otro revés. En 1918 volvió a convertirse en la capital rusa. Lenin estableció de nuevo una separación entre el Estado y la Iglesia. Este periodo supuso la desaparición de muchas de sus iglesias, además de morir miles de fieles. En estos años, la Iglesia ortodoxa rusa sufrió un serio peligro de extinción, hasta que en 1941 Stalin frenó esta persecución, optando por un cambio de estrategia. En 1943 se permitió la elección de un nuevo patriarca y al final de la II Guerra Mundial finalmente fue reconocida la Iglesia Ortodoxa, a pesar de que se mantuvieron importantes prohibiciones. Aunque despreciaba intelectualmente a sus miembros, utilizaba la permisividad con este credo para vender una imagen tolerante ante otros estados extranjeros. Testigo de las primeras décadas del siglo XX son algunos hoteles como el "Metropol" o "Nacional".

En los años veinte del pasado siglo se inicia el constructivismo. Entre los muchos ejemplos que todavía conserva la cuidad cabe citar el Palacio de Congresos del Kremlin, construcción que culminaba este conjunto arquitectónico iniciado siglos atrás. Entre las construcciones que lo integran destaca el Palacio Térem de 1635. Su interior albergaba todo tipo de dependencias, además de varias iglesias particulares, para hombres y mujeres de la familia del zar, que a finales del siglo XVII se unificaron bajo un mismo techo, coronadas por once cúpulas. El Kremlin se completó en el siglo XVII con el Palacio de los Patriarcas y en el siglo XX con el ya citado Palacio de Congresos. Pegada a las murallas del Kremlin se encuentra la Plaza Roja, rodeada por la Catedral del Manto de la Virgen, el Museo Histórico y la Puerta Voskresenskiye y la catedral Kazanski. En ella se impone la figura de granito rojo de Lenin. Entre los monumentos de la ciudad no sólo destaca el conjunto arquitectónico del Kremlin, sino también la catedral de Uspenski, del siglo XV, que durante mucho tiempo fue el primer templo de Rusia. Este lugar fue testigo de la coronación de varios zares, además de servir como sepulcro de metropolitanos y patriarcas moscovitas. En ésta descansan los restos de Iván III e Iván el Terrible. Entre la guía de monumentos más espectaculares de Moscú se encuentra su Metropolitano, cuya construcción se inicia en los años treinta. En su diseño participaron los mejores arquitectos. Las estaciones fueron recubiertas por veinte tipos de mármol, además de emplear otros materiales preciosos de inmenso valor. En tiempos de la II Guerra Mundial sirvió de refugio durante los intensos bombardeos a los que fue sometica la capital.

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