Jódar

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Datos principales


Tipo

Pueblo o ciudad

Antecesor

Jaén (provincia)

Localización


Desarrollo


Localidad jiennense asentada en las estribaciones de Sierra Mágina, cuyo término bañan los ríos Guadalquivir y Jandulilla. Los indicios de poblamiento más antiguo se remontan al III milenio a.C. A mediados del primer milenio a.C. se detecta la presencia de la cultura ibérica, probablemente como un asentamiento formado por pobladores llegados de Úbeda la Vieja. Con los musulmanes, Jódar, llamada Saudar, fue capital de la cora de Jaén. Entre 1227 y 1229 se produce la conquista cristiana de la ciudad, a cargo de las tropas castellanas de Fernando III. Tierra de frontera, la Corona entrega la localidad a Sáncho Martínez de la Torre en calidad de señorío, con la misión de defender el territorio y administrar sus bienes. Poco a poco la ciudad fue creciendo en importancia y población de forma que, en 1272, Alfonso X otorga a Jódar el título de Villa Leal y el Fuero de Lorca. A lo largo del siglo XV la Villa tuvo vario dueños: los Condestables Dávalos e Iranzo, los Zúñiga y los Girón. En 1485 los Reyes Católicos crearon el Mayorazgo de Jódar, entregándolo a Día Sánchez de Carvajal, su guarda mayor. La conquista del reino nazarí de Granada supone para Jódar comenzar una etapa de crecimiento demográfico y económico. Se levantan iglesias y edificios públicos, y la industria del esparto favorece la prosperidad de muchos de sus habitantes. Un hecho trágico, sin embargo, sucederá en 1520 -ó 1521, según otras fuentes-: Jódar es asaltada por don Alonso de la Cueva, quien venga así la muerte de su padre a manos del señor de Jódar, don Diego de Carvajal.

A resultas de este ataque, el castillo es incendiado. Pese a ello, la Villa rápidamente logra recuperarse y continuar con su crecimiento: las nuevas casas ya sobrepasan el recinto de la muralla. El siglo XVII, al contrario que el precedente, es una época de depresión, que se mantendrá durante las dos centurias siguientes: el hambre secular, la emigración obligada y una terrible epidemia de peste sucedida en 1681 merman drásticamente la población. Por otro lado, Jódar se había convertido, desde 1619, en cabecera del Marquesado de su mismo nombre, por decisión de Felipe II. Los sucesivos marqueses y corregidores agravaron los problemas de la Villa, pues fueron muy frecuentes los casos de abusos e incumplimiento del Fuero. A mediados del siglo XVIII Jódar comenzó una nueva etapa. Por todo el sur peninsular empezaron a extenderse las plantaciones de olivos, lo que hizo necesario disponer de capachos para recoger las aceitunas. Consecuentemente, la industria del esparto en Jódar alcanzó un auge sin precedentes, lo que hizo que afluyeran a la Villa miles de emigrantes de toda España en busca de un empleo y una oportunidad de supervivencia. La población llegó a doblar su número en el siglo XIX, lo que acarreó problemas de masificación, falta de viviendas y escasez de cualificación en la mano de obra. Muchas familias pasaron a vivir en cuevas insalubres, formando auténticos barrios marginales. El siglo XIX fue una época difícil.

La escasez de tierra y el exceso de población dieron lugar a revueltas y disturbios. Jódar abrazó el liberalismo, eligiendo en 1808 su primer Ayuntamiento democrático. Muy cerca, en el llamado Cerro Luengo, Riego fue vencido en la que sería su última batalla (1823). El Marqués-Conde de Salvatierra, propietario de la villa, se ve obligado por un pleito en 1848 a ceder tierras a quienes no las poseen, aunque los sucesivos incumplimientos provocarán huelgas y disturbios durante las décadas siguientes. Los años finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX verán la llegada del ferrocarril y la construcción de nuevos y mejores accesos por carretera. Con ello llegan a Jódar nuevos emigrantes, lo que intensifica los problemas derivados de la falta de trabajo y vivienda, pese al surgimiento de nuevos barrios. Superada la cifra de 10.000 habitantes, Alfonso XIII concede a la Villa en 1919 el título de ciudad y a su Ayuntamiento el de Ilustrísimo. En la década de los 60 del siglo pasado, el surgimiento de nuevos materiales supone el declive definitivo del esparto y, con ello, la decadencia de la ciudad. Se produce ahora un fuerte éxodo migratorio, que hace que Jódar pierda población. Poco a poco, sin embargo, las diversas políticas de corte social han ido eliminando en las últimas décadas el problema de la vivienda marginal, aunque aún continúan presentes una elevada tasa de paro y la temporalidad de los trabajadores. Una historia tan densa no podía por menos que dejar una buena nómina de edificios y monumentos. Ya se ha citado al castillo árabe, actual Centro de Interpretación del Parque Natural de Sierra Mágina. Merece destacarse, además, la Iglesia parroquial de la Asunción, así como los bellos edificios que circundan la Plaza de España.

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