Entre los años 118 y 134 Adriano construyó su villa de Tívoli como la más personal e íntima de sus obras arquitectónicas. En ella reunió los recuerdos de ciudades y paisajes que le habían impresionado vivamente en sus viajes por el mundo. Villa Adriana es un conjunto de edificios independientes y de ejes divergentes, situados en una pendiente llana; entre ellos se intercalan pórticos, palestras, palacetes, teatros, bibliotecas, piscinas, jardines y demás ingredientes de las villas señoriales.
de fantasía, en miniatura, como lugar de aislamiento y retiro al que no faltaba una biblioteca. El juguete arquitectónico se inspiraba en las villas de recreo hechas a base de pórticos.