Parque Güell (Barcelona). Columnata dórica

Datos principales


Autor

Antoni Gaudí y Cornet

Fecha

1900-14

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Era en realidad el mercado del Parque Güell. En él se pensaba emplazar a los vendedores ambulantes que se pretendía atraer a la colonia. Por su estructura era una de las más discutidas construcciones de Gaudí. Se trataba de una recreación de la arquitectura griega o una desfiguración del arte dórico. Era una sátira cruel del arte clásico o un homenaje. Los especialistas nunca se han puesto de acuerdo. En lo único en que todos coinciden es en reconocer la magnificencia y calidad de la obra. Las columnas exteriores se inclinan hacia el interior para compensar el enorme peso de la plaza de la colonia que se encuentra sobre ella. Gaudí se inspiró, una vez más, en la naturaleza del cuerpo humano. Ésta es la manera cómo las piernas soportan el peso del cuerpo. Las columnas parecen hundirse en el techo, como si éste fuera un almohadón. Gaudí, para dotar de mayor amplitud al espacio eliminó algunas columnas. En el lugar correspondiente a cada una de ellas en el techo, el arquitecto emplazó unos plafones circulares decorados con trencadís de porcelana, cerámica y vidrio. Para su diseño y realización contó con la inestimable ayuda de uno de sus más estrechos colaboradores: Josep Maria Jujol. Los cuatro plafones mayores representan las estaciones del año. Los restantes catorce, de menores dimensiones, sugieren la luna y sus ciclos, el mes lunar y el mes femenino de veintiocho días. Bajo la columnata dórica se encuentra un depósito de aguas pluviales (no visitable) que recoge las aguas que, procedentes de la montaña, se estancan en la plaza de la Colonia cuando llueve. Ésta posee un suelo compuesto de arenas pisadas y grava que permite la filtración de las mismas, evitando que se encharque. Se recoge, mediante conducciones en el interior de las columnas y desciende hasta el depósito. Ello permitía dotar de cierta autonomía a la ciudad-jardín, aunque en realidad se utilizaban para el riego de los jardines. La cisterna ocupa la mitad derecha y se accede a ella mediante una escalera de caracol. Su interior, con una gran variedad de columnas, con la misma ambición artística que en la columnata dórica, ofrece al visitante una magnífica visión con los reflejos verdes del agua que reposa en silencio en su interior.

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