Guitarrista español

En la Francia del Segundo Imperio se puso de moda lo español. Una de las responsables de este fiebre por lo hispánico sería la propia esposa de Napoleón III, la española Eugenia de Montijo, que provocó el aumento de la demanda de aspectos culturales hispanos como la música, la danza o la pintura. Los jóvenes pintores como Manet

Édouard Manet

Pintor impresionista francés (París, 1832-1883). Entró en el taller de Couture en 1849, abandonándolo siete años después, cansado de los cuadros académicos e historicistas que pintaba el maestro. Empezó a relacionarse con la Escuela de Barbizon y a viajar por distintos países para ampliar su formación. En 1862 hereda la fortuna de su padre, pudiéndose dedicar de pleno a la pintura. Se interesa por temas modernos, siendo en múltiples ocasiones rechazado del Salón de París, por lo que decide crear el Salón de los Rechazados en 1863. Dos años después viaja por España, entra en contacto con el arte de Velázquez y Goya, pintores que le influirán en estos momentos. A partir de 1870 se acerca más al estilo impresionista, aunque nunca se integró plenamente en el grupo y no participó en ninguna de las exposiciones.

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se interesaron especialmente por el Barroco

Barroco Español

El Barroco español se denomina también el Siglo de Oro, el siglo XVII. Tuvo lugar en una época de crisis económica, pero de esplendor espiritual y cultural: literatura, música, teología, pintura. Nuestros grandes maestros pertenecen a este momento.

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, convirtiéndose Velázquez

Diego Rodríguez de Silva Velázquez

Pintor barroco español (Sevilla, 1599 - Madrid, 1660) inicia su aprendizaje en el taller de Francisco Pacheco. Tras pasar seis años en la capital andaluza trabajando en un estilo de clara influencia tenebrista, se traslada a Madrid, donde inicia su carrera como pintor del rey Felipe IV. En 1629 se marcha a Italia, pasando allí dos años, durante los cuales realiza su segundo aprendizaje al tomar contacto con la pintura renacentista, especialmente de Miguel Ángel, Tiziano y Annibale Carracci. De regreso a Madrid, empieza a recibir importantes encargos relacionados con la Casa real, siendo estos años los de mayor producción. En la plenitud de su éxito, vuelve a Italia en 1649 para comprar algunas obras de arte por encargo de Felipe IV, demostrando también sus grandes cualidades pictóricas. En 1651 está de nuevo en la capital de España, donde realizará sus obras más importantes.

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en uno de los pintores de referencia.Esta afición por lo español la encontramos en este lienzo pintado por Renoir, protagonizado por un guitarrista de flamenco vestido de torero, dentro de los cánones más típicos de la época. No debemos olvidar que durante el Romanticismo

Romanticismo Francés

Estilo que sucede a la rigidez normativa del Neoclasicismo, del cual no llegó a renegar nunca. Fuertemente ligado al Imperio napoleónico, su componente patriótico le hace acuñar estereotipos como el héroe desconocido o el protagonismo popular, que Goya reutilizará con brillantez. Sus máximas figuras fueron Géricault y Delacroix, modelos para el resto de Europa.

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ya se había puesto de moda lo exótico entre los artistas del norte de Europa, realizando un buen número de viajes a tierras españolas en busca de exotismo y de la atmósfera mediterránea.Renoir nos presenta a la figura en primer plano, concentrada en su actividad musical y sentada en un poyete habitual en los patios andaluces. El gesto del guitarrista es uno de los centros de atención mientras que los brillos del traje de luces no muestran tanta fuerza al utilizar una pincelada rápida y empastada, sin renunciar al dibujo y el modelado como bien observamos en la guitarra, elemento que organiza la composición al crear una acentuada diagonal que recuerda a las obras del barroco hispano. Las tonalidades rojizas se adueñan de la escena, resaltando el intenso contraste con el blanco de la camisa en la que impacta la luz del sol, que provoca la sensación atmosférica que aboceta y difumina los contornos.