Brindis del espada

La tauromaquia será una de las mayores aficiones de Goya

Francisco José de Goya y Lucientes

Pintor español (1746-1828) a caballo entre dos siglos, su obra resulta inclasificable. Inicia su aprendizaje con un pintor barroco zaragozano para después trasladarse a Madrid, donde conoce el Neoclasicismo en el taller de Francisco Bayeu. Iniciará en 1774 su producción de cartones para tapices, en los que representa diferentes escenas de la vida popular madrileña. Desde 1792 se hará con el cargo de retratista oficial de la Corte, con el que conseguirá importantes fama y éxito económico, interesándose por la personalidad de sus modelos. La Guerra de la Independencia provoca un cambio radical en su obra, que se hace más triste y oscura como constatan las Pinturas Negras, anticipos del Romanticismo. No debemos olvidar sus maravillosas series de grabados, en las que se muestra mucho más ácido y crítico que en sus lienzos.

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, realizando un buen número de obras con esta temática, incluso una serie de grabados

Martincho volcando un toro

Estampa número 16 de la serie la Tauromaquia.

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. Cuando Fortuny descubrió a Goya también se interesó por el mundo del toro, elaborando algunos trabajos donde la influencia del maestro aragonés es manifiesta como podemos comprobar aquí. La escena se desarrolla en una plaza mayor - al no existir plazas de toros permanentes era frecuente, y lo sigue siendo en algunos pueblos, construir un coso en la plaza principal - apareciendo en el centro de la composición el saludo del matador una vez cumplido su trabajo, recibiendo la ovación del público por la faena. El animal yace junto a él mientras al fondo observamos a dos miembros de la cuadrilla. Este episodio se presenta en la zona de sombra mientras que al fondo la luz provoca la difuminación de las líneas y las figuras, recurriendo a un empastado casi impresionista

Impresionismo

El Impresionismo es un movimiento efímero en el tiempo pero de honda raigambre popular desde sus comienzos. Típicamente parisino, finaliza la evolución del Realismo y abre la puerta a la renovación vanguardista del arte abstracto.

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mientras que el torero está elaborado con una pincelada más precisa, interesándose por los alamares del traje. Estos contrastes serán habituales en la pintura de Fortuny, situándole a caballo entre la modernidad y la tradición.