Martirio de San Bartolomé

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San Bartolomé será desollado vivo por orden del rey Astrages, al convertir al cristianismo el apóstol a todos los súbditos del reino. Inspirado en la leyenda apócrifa recogida por Jacobo de la Vorágine en la "Leyenda Dorada", Ribera nos presenta la escena al aire libre, situando al santo en una acentuada diagonal -heredada de Caravaggio- con la que refuerza la sensación de violencia del momento. Mientras que uno de sus verdugos procede a atar su pierna, el otro está ya desollando el brazo, apreciándose la tonalidad rojiza de los músculos. El gesto del santo es uno de los elementos centrales de la escena, captando con rigor el gesto de dolor del apóstol, con los ojos y la boca tremendamente abiertos y el ceño fruncido. Una capa del mismo tono que el cuerpo del santo cubre ligeramente su anatomía mientras que a sus pies hayamos una cabeza de inspiración clásica -el dios Baldach que fue milagrosamente destruido por el apóstol- que contrasta con los naturalistas rostros que se contemplan al fondo. De esta manera, la composición se organiza a través de una trama de diagonales que dotan de ritmo al conjunto. La herencia de Caravaggio sigue presente en el tratamiento naturalista y en las tonalidades pardas empleadas pero la iluminación ya abandona los profundos contrastes tenebristas para acercarse a un estilo más personal, sin renunciar aún a una luz dorada que ilumina allí donde resulta más impactante, resbalando sobre el cuerpo del santo martirizado.

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