Guillermo Tell y Gradiva

Datos principales


Autor

Salvador Dalí Domènech

Fecha

1931

Material

Oleo sobre lámina metálica

Dimensiones

30´1 x 23´9 cm.

Museo

Fundación Gala-Salvador Dalí

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Leyenda y realidad se confunden a menudo en el pensamiento y la obra de Salvador Dalí. En este cuadro son dos historias medievales las que centran la atención del artista catalán. Por una parte, la historia de Guillermo Tell, el héroe suizo que arriesgó la vida de su hijo; por otra, Gradiva, aquella heroína que se había paseado desnuda a lomos de un caballo blanco. Sobre esa base inicialmente histórica, Salvador Dalí sitúa a los dos personajes en un lugar y en una postura muy diferentes. Completamente desnudos, Guillemo Tell (que en el subconsciente de Dalí estaba vinculado a su propio padre, el notario de Figueres) se masturba utilizando la axila de Lady Gradiva. La voluntad de provocación resultaba evidente en éste y en otros cuadros del joven Dalí, quien por entonces ya era pieza importante en el grupo surrealista de París, que le había admitido como un miembro capaz de renovar la práctica artística. Todo en el cuadro está exagerado, deformado, al máximo. Los dos cuerpos son blandos, voluptuosos y parecen estar de pie sobre un paisaje irreal, soñado. Por supuesto, sabemos que Dalí utiliza imágenes de la costa de Cadaqués (de sus rocas y playas) como fondo de esta escena, pero esos elementos están tan aislados, tan fuera de contexto, que sólo producen inquietud en el público. No es un paisaje familiar sino hostil. La forma de utilizar el claroscuro recuerda a la de los grandes maestros del Barroco: los cuerpos reciben una luz tan fuerte que deja zonas totalmente a oscuras mientras que otras, en especial en el cuerpo de Gradiva, adquieren brillos casi metálicos.

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