Desarrollo
El 19 de enero de 1945 un ataque de las "superfortalezas" B-29 americanas echó abajo casi por completo la fábrica de motores Akashi, provocando, de forma involuntaria, el nacimiento del mejor y más efímero caza japonés de la Guerra del Pacífico. Además de la destrucción de los motores, también resultaron destruidos 30 Ki-61 II Kai, que estaban en fase de montaje, y 275 células se quedaron sin motores. La única salida que les quedaba a los japoneses era la adaptación del motor radial Mitsubishi HA-112-1I, de 1.500 hp, a las células no destruidas. Lo más complicado fue realizar las modificaciones para adaptar un motor de 1,22 m de diámetro a un fuselaje de tan sólo 84 cm de sección máxima. Se estudió concienzudamete el motor del Focke Wulf 190A y las dificultades que sufrieron los técnicos alemanes en la adaptación de dicho motor. Después de dos meses escasos de trabajo, y en medio de fuertes bombardeos, surgió el mayor logro de la industria japonesa durante el conflicto: el redesignado Ki-100, que voló por primera vez el 1 de febrero de 1945 y tuvo una producción total de 390 aparatos, de los que 272 fueron readaptaciones del KI-61 y 118 se construyeron totalmente en Ichinomiya. El problema que tenían los japoneses para poder alcanzar la altitud operativa de un B-29 se paliaba considerablemente, aunque evidentemente este esfuerzo desesperado no serviría para modificar el curso de la guerra.
El Ki-100 fue considerado como el mejor y más seguro de los cazas del Ejército, y lo que era más importante, su facilidad de manejo permitía que los pilotos de menor experiencia se adaptaran rápidamente. La gran fiabilidad que se consiguió con este motor, unida a una maniobrabilidad superior a la de su antecesor, el Ki-61, y un techo operativo de 11.000 m, le configuraron como un gran interceptador y una desagradable sorpresa para los pilotos americanos, tanto de cazas como de bombarderos. Dos versiones fueron operativas; el Ki-100-1a, con una configuración muy parecida a la de un Ki-61, si exceptuamos la zona del motor, y el Ki-100-1b, con una cabina de mayor visibilidad en todas las direcciones y una sección de fuselaje posterior más baja. La tercera versión prevista, el Ki-100-11, no llegó a ser operativa debido al lanzamiento de las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki .
El Ki-100 fue considerado como el mejor y más seguro de los cazas del Ejército, y lo que era más importante, su facilidad de manejo permitía que los pilotos de menor experiencia se adaptaran rápidamente. La gran fiabilidad que se consiguió con este motor, unida a una maniobrabilidad superior a la de su antecesor, el Ki-61, y un techo operativo de 11.000 m, le configuraron como un gran interceptador y una desagradable sorpresa para los pilotos americanos, tanto de cazas como de bombarderos. Dos versiones fueron operativas; el Ki-100-1a, con una configuración muy parecida a la de un Ki-61, si exceptuamos la zona del motor, y el Ki-100-1b, con una cabina de mayor visibilidad en todas las direcciones y una sección de fuselaje posterior más baja. La tercera versión prevista, el Ki-100-11, no llegó a ser operativa debido al lanzamiento de las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki .