Fusil FAL
Desarrollo
Durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, diversas naciones comenzaron a estudiar la posibilidad de realizar fusiles semiautomáticos que sustituyeran en poco tiempo a las armas largas de ordenanza, todas ellas basadas en la mecánica del obturador giratorio-corredero de acción manual. Ya en el primer conflicto mundial, los pesados y aparatosos fusiles "de cadena" habían mostrado sus límites, aunque algunos problemas unidos al alto coste de lo que significaría sustituirlos y, sobre todo, la gran susceptibilidad y sensibilidad a la suciedad de los primeros fusiles semiautomáticos, hizo que se retrasara el problema unos cuantos decenios. En los Años Treinta, sin embargo, la inadecuación del fusil de obturador giratorio-corredero era ya manifiesta, de forma que muchos países comenzaron a estudiar la posibilidad de realizar nuevos fusiles semiautomáticos capaces de sustituirlos. En Italia aparecieron los fusiles Armaguerra, Beretta y Breda, armas ciertamente interesantes, aunque no consiguieron superar el estadio de prototipo, excepto el último, que fue adoptado por el gobierno de Costa Rica. En los Estados Unidos y en la Unión Soviética, los trabajos procedieron con mayor celeridad, tanto que ambas naciones consiguieron entrar en el segundo conflicto con armas de este tipo: el Garand M1 de calibre 30-06 y el Tokarev STV38, de calibre 7,62 x 54R, enseguida sustituido por el modelo STV-40. Muy extrañamente, los alemanes, pioneros en el campo de los fusiles semiautomáticos, no estaban preparados, siendo necesario esperar hasta el año 1941 para poder ver en servicio los primeros ejemplares del Gewehr 41 de calibre 7,92 x 57 fabricado por Walther y Mauser, armas, por otra parte, netamente inferiores a las soviéticas y, sobre todo, a las americanas, por lo que en 1943 se implantó un nuevo tipo de fusil de recuperación de gas.
El estallido de la guerra bloqueó (excepto en Alemania) este proceso de renovación del armamento individual; con todo, los experimentos continuaron, aunque a un ritmo ciertamente inferior al de algunos años antes. En la Fabrique Nationale de Herstal, ya durante la segunda mitad de los Años Treinta, un valiente proyectista, Dieudonné Saive, conocido por haber completado y perfeccionado un proyecto de John M. Browning que llevó a la mítica pistola semiautomática HP 35, comenzó a estudiar la realización de un fusil semiautomático de recuperación de gas. La invasión de Bélgica por parte de las fuerzas alemanas hizo que Saive y todo su equipo se trasladara a Gran Bretaña; aquí, en el Small Arms Group de Cheshunt y el arsenal de Enfield, se prosiguieron los trabajos de experimentación que condujeron a la realización del SAFN, un fusil semiautomático de forma tradicional dotado de cargador fijo con capacidad para diez cartuchos, obturador de tipo oscilante y pistón para los gases, el cual se deslizaba por encima del cañón; dicho fusil sirvió de base a la realización que lo que en un futuro se convertiría en el fusil calibre 7,62 NATO más difundido del mundo, el FAL, acrónimo de Fusil de Asalto Ligero. Hacia finales del conflicto comenzaron a llegar al Reino Unido los primeros ejemplares de Sturmgewehr 44 alemanes, que constituyeron el fin de las comparaciones para realizar un arma de prestaciones análogas que producir en los países aliados. En realidad, la introducción de un nuevo fusil durante el desarrollo de una guerra siempre ha asustado muchísimo a los militares, y sobre todo a los encargados de la logística, la planificación industrial y a los encargados del abastecimiento.
En tiempos modernos, sólo los alemanes, justamente con el Sturmgewehr 44 tuvieron el coraje de proceder a la adopción de un arma totalmente distinta como concepción mecánica y, sobre todo, como calibre en relación al que ya tenía en dotación, el cual, sin embargo, se introdujo demasiado tarde y no tuvo el tiempo necesario para sustituir al viejo Mauser K 98 y al más moderno Gewehr 43. En el Reino Unido, los trabajos de experimentación conducidos por Saive y su equipo no sufrieron retrasos de ningún tipo hasta el punto de que ya en 1944 consiguieron que aparecieran los primeros ejemplares del SLEM N°. 1 (Self Loading Experimental Model N° 1). Esta arma utilizaba el cartucho calibre 7,92 x 33 adoptado por el Sturmgewehr y la mecánica del SAFN, el fusil semiautomático que comenzó a desarrollarse en Bélgica poco antes de la invasión alemana. La importancia de utilizar una munición de potencia inferior a la de las armas largas de ordenanza fue, como se puede intuir fácilmente, muy bien captada, ya que estaba claro que no era posible mantener el arma bajo control en el tiro a ráfaga utilizando las municiones normales. Esta primera versión del fusil semiautomático calibre 7,92 x 33 creada por Saive recibió en 1946 un pedido por parte del ejército británico de 12.000 unidades, aunque se suspendió inmediatamente. Mientras tanto, Saive se trasladó a Bélgica, en donde comenzó a estudiar un fusil que estuviera realmente en condiciones de competir con el Sturmgewehr 44; en 1948, en el polígono de Zutendael, los primeros prototipos comenzaron a ser sometidos a una dura serie de pruebas.
En 1950, las versiones de este nuevo fusil eran dos: la estándar, conocida como Número 1, y la "bull pup", conocida como Número 2, ambas capaces de realizar también el tiro a ráfaga. Esta última, debido a los graves problemas de equilibrio (comunes a este tipo de armas, ya que el depósito de los cartuchos y el mecanismo de alimentación se encuentran desplazados en el interior de la culata) y a la preocupación creada por el hecho de que la cara del tirador durante el tiro se apoyaba directamente sobre el costado de la cámara de explosión, con la posibilidad de herirse en caso de explosión del casquillo, inmediatamente se abandonó. El año siguiente, es decir, en 1951, el fusil Número 1 fue preparado para el nuevo cartucho intermedio de ordenanza inglés calibre 280 (7 x 49 mm); sin embargo, debido a la intransigente oposición estadounidense que quería un cartucho calibre 30 previendo la adopción del mismo por parte de las fuerzas de la neonata Alianza Atlántica, dicho cartucho fue abandonado en 1952 a favor de otra nueva munición americana que tendrá mucho más éxito, es decir, la 30 T65, más conocida hoy como 7,62 NATO. Antes de suspender la producción de armas de este calibre, la FN tuvo el tiempo necesario para construir un imprecisado número de fusiles de asalto que se vendieron al ejército de Venezuela. Los experimentos ya habían terminado y la Fabrique Natinale poseía en catálogo un fusil que se convertirá en el arma larga calibre 7,62 NATO más difundida del mundo, conocida universalmente como FAL.
En 1953, también los ingleses decidieron adoptar como arma de ordenanza el nuevo fusil de asalto, en una particular versión capaz de disparar sólo en tiro semiautomático, denominado Rifle L1A1, producido inicialmente por la Fabrique Nationale de Herstal y, a partir de 1958, por la BSA y el arsenal de Enfield. Desde aquél momento, los pedidos comenzaron a llegar de forma continua, tanto que el arma fue adoptada en más de ochenta países y producida con licencia no sólo en el Reino Unido, sino también en Israel, Canadá (también en versiones dotadas de cañón pesado, bipie y cargador de treinta cartuchos), Argentina, Brasil, India y Sudáfrica. Durante el concurso convocado por la U.S. Army en 1952, el FAL se produjo también, aunque durante un breve período de tiempo y en cantidades más bien escasas, en las empresas americanas Harrington & Richardson y High Standard, que lo presentaron como alternativa al modelo T 44, que sería adoptado posteriormente con la sigla M 14. Después de esta larga premisa pasemos ahora a examinar el FAL desde el punto de vista técnico. La estructura mecánica es la clásica de los fusiles de recuperación de gas: una vez disparado el cartucho, los gases generados por la combustión de la pólvora se recogen mediante un pequeño orificio colocado en la parte superior del cañón, más o menos a la altura de la mira y envueltos en un cilindro en donde, al expandirse, hacen que se retire un pistón que golpea la parte anterior del porta-obturador.
En este instante, la presión interna en el cañón ya ha descendido a los niveles de seguridad, por lo que el porta-obturador, retirado, después de una carrera en vacío de unos 12 mm utilizada en fase de proyecto como seguro contra las aperturas prematuras comienza a elevar el obturador, el cual se encuentra libre para separarse de los desniveles del castillo y poder realizar así las operaciones de funcionamiento (extracción del casquillo, expulsión y recogida de un nuevo cartucho). El fluido de los gases de disparo en el interior del cilindro puede ser regulado accionando una válvula colocada detrás de la base de la mira de forma que se adapte el arma tanto a las municiones, que pueden ser de distinta potencia, como a las condiciones de mantenimiento (con el arma sucia es aconsejable abrir la válvula de forma que pueda pasar mayor cantidad de gas en el interior del cilindro para garantizar en todo momento las operaciones de funcionamiento). Otra posibilidad, cambiada directamente por la SAFN, consiste en colocar el tapón de la válvula delante de la base de la mira, el cual, al girar 180° impide a los gases de disparo entrar en el cilindro: en esta posición, el FAL se transforma en un fusil de funcionamiento manual, pudiendo ser utilizado para el lanzamiento de granadas. Todos los mandos (seguro, manilla de armamento, pulsador de liberación del obturador de la posición de apertura) están colocados en la parte izquierda de la carcasa; sólo el pulsador de liberación del cargador está colocado centralmente delante del puente.
Bajo este aspecto, el FAL denuncia su edad: las armas más modernas tienen los mandos ambidiestros de forma que sea más fácil su utilización por parte de los tiradores zurdos. Los estándar de elaboración de las partes metálicas son de alto nivel: basta pensar que sólo para realizar el castillo, elemento principal del arma sobre el que sucesivamente se montan todas las demás piezas, se necesitan 135 operaciones de fresadura, un proceso laborioso que inevitablemente aumenta los costes. Además de ello, este tipo de elaboración hace el arma mucho más pesada, por lo que actualmente el FAL ha sido completamente superado por los modernos fusiles de asalto de última generación, mucho más ligeros debido a que se construyen con partes de metal impreso en lugar de elaborado totalmente. A pesar de su edad, el FAL sigue siendo un fusil de asalto muy difundido en todo el mundo debido tanto a su excepcional robustez (lo que hace que las armas de los ejércitos "ricos" se vendan, después de años de servicio, a los ejércitos "pobres"), como a su fiabilidad. En la mayor parte de los conflictos de la posguerra, en efecto, el FAL fabricado por la FN ha mostrado poseer características excepcionales: desde las junglas de Vietnam, en donde lo utilizaban los destacamentos australianos, hasta las arenas del Sínaí y los páramos de las Malvinas (en donde lo utilizaban tanto los ingleses como los argentinos), este arma nunca ha dado problemas de funcionamiento. Es curioso que durante la reciente guerra del Golfo, los destacamentos ingleses, inicalmente equipados con los "bull pup" L 85 de calibre 5,56 NATO, han recibido los viejos FAL LIA1 ya que éstos se demostraron mucho menos sensibles a la arena. Actualmente, esta arma ha sido superada por muchas realizaciones mucho más modernas desde el punto de vista productivo, aunque no tienen la robustez y la fascinación del bueno, aunque viejo, FAL. Sus defectos principales se pueden resumir en lo siguiente: costo y peso elevado; dimensiones exageradas y poca controlabilidad en el tiro a ráfaga (defecto común a todas las armas de este calibre). Entre los puntos a su favor tenemos, sin embargo, la robustez, la fiabilidad y el alto nivel de terminación (al menos en los ejemplares de producción belga).
El estallido de la guerra bloqueó (excepto en Alemania) este proceso de renovación del armamento individual; con todo, los experimentos continuaron, aunque a un ritmo ciertamente inferior al de algunos años antes. En la Fabrique Nationale de Herstal, ya durante la segunda mitad de los Años Treinta, un valiente proyectista, Dieudonné Saive, conocido por haber completado y perfeccionado un proyecto de John M. Browning que llevó a la mítica pistola semiautomática HP 35, comenzó a estudiar la realización de un fusil semiautomático de recuperación de gas. La invasión de Bélgica por parte de las fuerzas alemanas hizo que Saive y todo su equipo se trasladara a Gran Bretaña; aquí, en el Small Arms Group de Cheshunt y el arsenal de Enfield, se prosiguieron los trabajos de experimentación que condujeron a la realización del SAFN, un fusil semiautomático de forma tradicional dotado de cargador fijo con capacidad para diez cartuchos, obturador de tipo oscilante y pistón para los gases, el cual se deslizaba por encima del cañón; dicho fusil sirvió de base a la realización que lo que en un futuro se convertiría en el fusil calibre 7,62 NATO más difundido del mundo, el FAL, acrónimo de Fusil de Asalto Ligero. Hacia finales del conflicto comenzaron a llegar al Reino Unido los primeros ejemplares de Sturmgewehr 44 alemanes, que constituyeron el fin de las comparaciones para realizar un arma de prestaciones análogas que producir en los países aliados. En realidad, la introducción de un nuevo fusil durante el desarrollo de una guerra siempre ha asustado muchísimo a los militares, y sobre todo a los encargados de la logística, la planificación industrial y a los encargados del abastecimiento.
En tiempos modernos, sólo los alemanes, justamente con el Sturmgewehr 44 tuvieron el coraje de proceder a la adopción de un arma totalmente distinta como concepción mecánica y, sobre todo, como calibre en relación al que ya tenía en dotación, el cual, sin embargo, se introdujo demasiado tarde y no tuvo el tiempo necesario para sustituir al viejo Mauser K 98 y al más moderno Gewehr 43. En el Reino Unido, los trabajos de experimentación conducidos por Saive y su equipo no sufrieron retrasos de ningún tipo hasta el punto de que ya en 1944 consiguieron que aparecieran los primeros ejemplares del SLEM N°. 1 (Self Loading Experimental Model N° 1). Esta arma utilizaba el cartucho calibre 7,92 x 33 adoptado por el Sturmgewehr y la mecánica del SAFN, el fusil semiautomático que comenzó a desarrollarse en Bélgica poco antes de la invasión alemana. La importancia de utilizar una munición de potencia inferior a la de las armas largas de ordenanza fue, como se puede intuir fácilmente, muy bien captada, ya que estaba claro que no era posible mantener el arma bajo control en el tiro a ráfaga utilizando las municiones normales. Esta primera versión del fusil semiautomático calibre 7,92 x 33 creada por Saive recibió en 1946 un pedido por parte del ejército británico de 12.000 unidades, aunque se suspendió inmediatamente. Mientras tanto, Saive se trasladó a Bélgica, en donde comenzó a estudiar un fusil que estuviera realmente en condiciones de competir con el Sturmgewehr 44; en 1948, en el polígono de Zutendael, los primeros prototipos comenzaron a ser sometidos a una dura serie de pruebas.
En 1950, las versiones de este nuevo fusil eran dos: la estándar, conocida como Número 1, y la "bull pup", conocida como Número 2, ambas capaces de realizar también el tiro a ráfaga. Esta última, debido a los graves problemas de equilibrio (comunes a este tipo de armas, ya que el depósito de los cartuchos y el mecanismo de alimentación se encuentran desplazados en el interior de la culata) y a la preocupación creada por el hecho de que la cara del tirador durante el tiro se apoyaba directamente sobre el costado de la cámara de explosión, con la posibilidad de herirse en caso de explosión del casquillo, inmediatamente se abandonó. El año siguiente, es decir, en 1951, el fusil Número 1 fue preparado para el nuevo cartucho intermedio de ordenanza inglés calibre 280 (7 x 49 mm); sin embargo, debido a la intransigente oposición estadounidense que quería un cartucho calibre 30 previendo la adopción del mismo por parte de las fuerzas de la neonata Alianza Atlántica, dicho cartucho fue abandonado en 1952 a favor de otra nueva munición americana que tendrá mucho más éxito, es decir, la 30 T65, más conocida hoy como 7,62 NATO. Antes de suspender la producción de armas de este calibre, la FN tuvo el tiempo necesario para construir un imprecisado número de fusiles de asalto que se vendieron al ejército de Venezuela. Los experimentos ya habían terminado y la Fabrique Natinale poseía en catálogo un fusil que se convertirá en el arma larga calibre 7,62 NATO más difundida del mundo, conocida universalmente como FAL.
En 1953, también los ingleses decidieron adoptar como arma de ordenanza el nuevo fusil de asalto, en una particular versión capaz de disparar sólo en tiro semiautomático, denominado Rifle L1A1, producido inicialmente por la Fabrique Nationale de Herstal y, a partir de 1958, por la BSA y el arsenal de Enfield. Desde aquél momento, los pedidos comenzaron a llegar de forma continua, tanto que el arma fue adoptada en más de ochenta países y producida con licencia no sólo en el Reino Unido, sino también en Israel, Canadá (también en versiones dotadas de cañón pesado, bipie y cargador de treinta cartuchos), Argentina, Brasil, India y Sudáfrica. Durante el concurso convocado por la U.S. Army en 1952, el FAL se produjo también, aunque durante un breve período de tiempo y en cantidades más bien escasas, en las empresas americanas Harrington & Richardson y High Standard, que lo presentaron como alternativa al modelo T 44, que sería adoptado posteriormente con la sigla M 14. Después de esta larga premisa pasemos ahora a examinar el FAL desde el punto de vista técnico. La estructura mecánica es la clásica de los fusiles de recuperación de gas: una vez disparado el cartucho, los gases generados por la combustión de la pólvora se recogen mediante un pequeño orificio colocado en la parte superior del cañón, más o menos a la altura de la mira y envueltos en un cilindro en donde, al expandirse, hacen que se retire un pistón que golpea la parte anterior del porta-obturador.
En este instante, la presión interna en el cañón ya ha descendido a los niveles de seguridad, por lo que el porta-obturador, retirado, después de una carrera en vacío de unos 12 mm utilizada en fase de proyecto como seguro contra las aperturas prematuras comienza a elevar el obturador, el cual se encuentra libre para separarse de los desniveles del castillo y poder realizar así las operaciones de funcionamiento (extracción del casquillo, expulsión y recogida de un nuevo cartucho). El fluido de los gases de disparo en el interior del cilindro puede ser regulado accionando una válvula colocada detrás de la base de la mira de forma que se adapte el arma tanto a las municiones, que pueden ser de distinta potencia, como a las condiciones de mantenimiento (con el arma sucia es aconsejable abrir la válvula de forma que pueda pasar mayor cantidad de gas en el interior del cilindro para garantizar en todo momento las operaciones de funcionamiento). Otra posibilidad, cambiada directamente por la SAFN, consiste en colocar el tapón de la válvula delante de la base de la mira, el cual, al girar 180° impide a los gases de disparo entrar en el cilindro: en esta posición, el FAL se transforma en un fusil de funcionamiento manual, pudiendo ser utilizado para el lanzamiento de granadas. Todos los mandos (seguro, manilla de armamento, pulsador de liberación del obturador de la posición de apertura) están colocados en la parte izquierda de la carcasa; sólo el pulsador de liberación del cargador está colocado centralmente delante del puente.
Bajo este aspecto, el FAL denuncia su edad: las armas más modernas tienen los mandos ambidiestros de forma que sea más fácil su utilización por parte de los tiradores zurdos. Los estándar de elaboración de las partes metálicas son de alto nivel: basta pensar que sólo para realizar el castillo, elemento principal del arma sobre el que sucesivamente se montan todas las demás piezas, se necesitan 135 operaciones de fresadura, un proceso laborioso que inevitablemente aumenta los costes. Además de ello, este tipo de elaboración hace el arma mucho más pesada, por lo que actualmente el FAL ha sido completamente superado por los modernos fusiles de asalto de última generación, mucho más ligeros debido a que se construyen con partes de metal impreso en lugar de elaborado totalmente. A pesar de su edad, el FAL sigue siendo un fusil de asalto muy difundido en todo el mundo debido tanto a su excepcional robustez (lo que hace que las armas de los ejércitos "ricos" se vendan, después de años de servicio, a los ejércitos "pobres"), como a su fiabilidad. En la mayor parte de los conflictos de la posguerra, en efecto, el FAL fabricado por la FN ha mostrado poseer características excepcionales: desde las junglas de Vietnam, en donde lo utilizaban los destacamentos australianos, hasta las arenas del Sínaí y los páramos de las Malvinas (en donde lo utilizaban tanto los ingleses como los argentinos), este arma nunca ha dado problemas de funcionamiento. Es curioso que durante la reciente guerra del Golfo, los destacamentos ingleses, inicalmente equipados con los "bull pup" L 85 de calibre 5,56 NATO, han recibido los viejos FAL LIA1 ya que éstos se demostraron mucho menos sensibles a la arena. Actualmente, esta arma ha sido superada por muchas realizaciones mucho más modernas desde el punto de vista productivo, aunque no tienen la robustez y la fascinación del bueno, aunque viejo, FAL. Sus defectos principales se pueden resumir en lo siguiente: costo y peso elevado; dimensiones exageradas y poca controlabilidad en el tiro a ráfaga (defecto común a todas las armas de este calibre). Entre los puntos a su favor tenemos, sin embargo, la robustez, la fiabilidad y el alto nivel de terminación (al menos en los ejemplares de producción belga).