Especie de pasarela terminada en un gancho que, utilizada por las naves romanas
La flotas romanas
Hasta la Primera Guerra Púnica, 264 a.C., no se puede considerar que Roma fuese una potencia naval. En esta época, Roma poseía dos grandes bases navales: Miseno (en el Golfo de Nápoles) y Rávena, encargadas del control del Mediterráneo Occidental y Oriental respectivamente.