Desarrollo
La catapulta romana se empleaba para el lanzamiento de flechas. Existían diferentes modelos de catapulta, destacando la scorpio. El núcleo del sistema de torsión se componía de un bastidor rectangular de madera, con dos largueros y cuatro postes. En torno al bastidor se enrollaba la cuerda de tendón. Los muelles de cuerda se colocaban en orificios situados en las extremidades de los largueros. En ellos se colocaba un cilindro de bronce atravesado en diagonal por una barra de hierro en, encajada en las muescas de su parte superior. En cada uno de los muelles iba encajado, en su parte central, un brazo de madera. Entre los dos postes del bastidor iba situada la caña, que era una viga de madera con una ranura longitudinal en su cara superior. En ésta ranura se encajaba otra barra, movible, que se colocaba justo encima y servía para guiar la dirección de la flecha. La artillería básica era la catapulta tipo scorpio. Era de tamaño pequeño, con proyectiles de madera que medían en torno a 70 centímetros y punta de hierro muy afilada. Era un arma de gran precisión, y capaz de atravesar chapas metálicas de casi 2 centímetros, de forma que las corazas y los escudos no podían detener uno de sus proyectiles.