Desarrollo
Si fuera posible pedir a los mayores expertos de armas que nos dijeran cuál es, a su juicio, la pistola más difundida entre las que se han fabricado en los últimos treinta años, con toda probabilidad responderían que la Beretta 92. Seguramente, en el actual panorama mundial existen otras pistolas con características análogas e incluso superiores a las del arma italiana, sin embargo, su difusión, por los motivos que sea, es ciertamente inferior a la de la famosa pistola Beretta. El éxito de esta arma se debe fundamentalmente a que la Beretta 92 es un arma fiable, poco costosa, suficientemente robusta, precisa y, sobre todo, fácil de usar. Si analizáramos la mecánica de esta arma nos daríamos cuenta de que en realidad los técnicos de la Casa de Gardone Val Trompia no han inventado nada revolucionario: su habilidad ha sido saber utilizar de forma adecuada las soluciones técnicas ya experimentadas, confeccionando un producto que respondiera a las expectativas del público. El éxito de ventas del modelo 92 (que en el mercado civil italiano se conoce como modelo 98 y se diferencia sólo por el calibre de la munición que utiliza, el 9 x 21 en lugar del 9 Parabellum) confirma lo que estamos diciendo. Aunque no se sabe exactamente el número de ejemplares fabricados, podemos calcular que entre los ejemplares vendidos en Italia y en Estados Unidos llegamos a los dos millones, lo que para un arma corta, especialmente en tiempo de paz, es un resultado excepcional. Veamos ahora un poco más de cerca las características de la Beretta 92.
La Beretta 92 funciona mediante un pequeño retroceso del cañón, con cierre de bloque oscilante. EI sistema de disparo es de doble acción, con un seguro colocado en la corredera que cumple la doble función de abatir el martillo y liberar la cadena de disparo cuando ésta se encuentra en posición de inserción. En el percutor hay un seguro automático. Todas estas características no constituyen ciertamente ninguna novedad para los apasionados de las armas ya que están presentes también en la Walther P 38, desarrollada durante la segunda mitad de los Años Treinta, la cual representa, a nuestro juicio, la verdadera progenitora de la Beretta 92, ¿Cuáles son, entonces, las verdaderas características que han permitido el éxito de esta arma italiana? En primer lugar, la relación calidad/precio, sin duda la mejor del mercado: desmontando la Beretta 92 encontramos un nivel de terminación muy elevado para tratarse de un arma militar, fruto de la gran experiencia de la empresa gardonesa en la elaboración de las partes metálicas. Sin duda, la utilización de centros de trabajo de control numérico que permiten un estándar cualitativo excepcional, con gran ahorro de tiempo y de mano de obra, ha contribuido a hacer muy apetecible el modelo 92. El hecho de que la empresa tenga gran experiencia en la producción de armas de caza económicas pero de gran nivel de calidad, como los fusiles semiautomáticos realizados con Ergal, una aleación ligera que se utiliza en la realización del fuste del modelo 92, ha contribuido notablemente a decretar el éxito del arma italiana.
En el sector de las armas de caza es necesario mantener bajos los precios y, al mismo tiempo, un elevado nivel de calidad, ya que el público, además de al aspecto meramente funcional, da gran importancia al elemento estético. El haber resuelto el problema antes de empezar la producción del modelo 92 ha contribuido notablemente al éxito de esta arma. En otras palabras, si quien hubiera fabricado el modelo 92 hubiera sido una empresa que no tuviera el background tecnológico de Beretta, probablemente, el éxito obtenido hubiera sido menor. Otro elemento que, sin duda, ha contribuido al éxito de la pistos la Beretta 92 fue su presentación en el mercado: en aquella época, excluida la CZ 75 y la S&W 59 -la primera difícilmente encontrable en el mercado, ya que se fabricó al otro lado del muro de Berlín, y la segunda, llena de defectos-, no había más armas de dos hileras y de doble acción. Por ello a pesar de no aportar nada verdaderamente innovador, la pistola Beretta 92 supo coger lo mejor de lo que habían hecho los demás, realizando así un producto interesante tanto bajo el aspecto funcional como bajo el aspecto estético. En una sola arma encontramos el cargador de dos hileras, presente en el mercado desde hacía algunas décadas, aunque utilizado en armas de acción simple, como la Browning HP 35. A ello hay que añadir el disparo de doble acción combinado con una palanca para abatir el martillo, solución tomada de la P 38, y un castillo de aleación ligera, lo que garantiza la robustez del acero con un considerable ahorro de peso.
Además de todo esto, hay que señalar el hecho de que el cañón, en vez de bascular hacia abajo para separarse de la corredera (solución que experimentó por primera vez Browning y que fue adoptada por la mayor parte de los fabricantes), se mueve de forma rectilínea, dejando a un bloque oscilante la tarea de garantizar el cierre, incrementando así la precisión (solución que ya se había adoptado en la pistola Walther P 38 y en la precedente pistola calibre 9 de Beretta, el modelo 1951, realizado por el ingeniero Tullio Marengoni). Además de las características que acabamos de citar, no tenemos que olvidar la que constituye el rasgo distintivo de las semiautomáticas Beretta, es decir, la presencia del cañón totalmente al descubierto, lo que elimina casi por completo la posibilidad de encasquillamientos. A la luz de todas estas características se comprende fácilmente cómo este producto ha podido encontrar tan amplia difusión. Además de los factores meramente técnicos, tenemos que considerar la fama que Beretta tiene en todo el mundo: aunque la empresa fabrique todo tipo de armas ligeras, desde la escopeta de dos cañones de lujo con ricas incisiones manuales, hasta la ametralladora ligera, la marca sigue unida indisolublemente en todo el mundo a las armas cortas, siendo lógico, por tanto, que el modelo 92 haya sido acogido con tanto beneplácito por el público de todo el mundo. Después de que el arma, presentada hacia finales de los Años Setenta, fuera adoptada por las fuerzas de policía italianas y por diversos ejércitos, en enero de 1985, el ejército de los Estados Unidos puso fin a una serie interminable de pruebas (comenzadas en 1979) orientadas a encontrar un sustituto para la venerada Colt 1911 A1 calibre 45 ACP, anunciando que el concurso para el abastecimiento de una nueva pistola había sido adjudicado a la Beretta 921 calibre 9 Parabellum, habiendo sido considerada la mejor entre otras ocho pistolas presentadas por otras tantas empresas americanas y europeas.
La única arma que consiguió situarse junto a la Beretta 92 fue la Sig Sauer P 226, la cual, sin embargo, debido al precio, se vio obligada a ceder ante la pistola italiana, siendo realizada para el mercado italiano en las fábricas de Accokeek, en Maryland, creadas expresamente para responder a una de las cláusulas del contrato militar americano que exigía que se fabricaran en los Estados Unidos. Las pruebas se realizaron en tres sitios distintos; en el Aberdeen Proving Ground, la Army Test and Evaluation Command realizó con sumo cuidado todas las pruebas con la finalidad de probar todas las cualidades mecánicoconstructivas de las armas, realizando pruebas muy duras, como introducir las armas en el barro, en la arena y en el agua, utilizarlas sin lubricar y en condiciones climáticas extremas (tanto con frío como con calor), evaluando también las prestaciones balísticas. En Fort Dix, en el North American Regional Test Center, se realizaron pruebas de resistencia para comprobar con absoluta certeza que las armas satisfacieran el requisito de realizar cinco mil disparos sin ningún fallo (Beretta afirma que, en realidad, la vida operativa de su modelo 92 es de al menos veinte mil disparos). En Fort Benning, finalmente, se realizaron pruebas orientadas a comprobar si las armas reunían y satisfacían los requisitos de precisión, fiabilidad, facilidad de manutención e intercambiabilidad. En todas las pruebas, la pistola Beretta 92 F sobrepasó a sus competidoras (excepto, como ya hemos dicho antes, la Sig Sauer P 226).
Después incluso de la adopción de este arma por parte de las U.S. Armed Forces, continuaron las pruebas, aumentando la fiabilidad del arma: en 1989, después de algunos incidentes acaecidos en algunas unidades especiales (véase el recuadro 'El cartucho y la balística'), la U.S. Army realizó una nueva serie de pruebas en estrecha colaboración con Beretta USA, obteniendo como resultado que el índice MRBF (Mean Rounds Between Failure, es decir, la media de disparos que se tienen que disparar para que se encasquille) había aumentado de 1.700 (en 1984) a 30.000, un valor que muy pocas pistolas de la última generación pueden igualar; de todas formas, esta estadística supera la vida operativa del arma... Y toda vía más: un muestrario de doce armas seleccionadas fueron sometidas, bajo la estrecha vigilancia de los inspectores gubernamentales americanos, a una prueba que ha demostrado que la Beretta 92 es capaz de disparar 168.000 cartuchos sin registrar ni un solo encasquillamiento (valor obtenido sumando los disparos de las doce pistolas). Gracias al impulso provocado por la victoria en el concurso estadounidense (al día de hoy hay 365.000 armas repartidas por los diversos departamentos de las U.S. Armed Forces), la Beretta 92 ha encontrado un enorme éxito comercial y, como todo buen producto que se respete, ya ha sido plagiada: la empresa bresciana Taurus fabrica el modelo PT 92, una versión con seguro en el fuste, similar al primer modelo de la Beretta 92, mientras que una empresa sudafricana fabrica una copia no autorizada de la 92S denominada Z 88, cuyas piezas son totalmente compatibles con las del arma italiana.
Además de ser el arma corta en dotación en las fuerzas armadas italianas y estadounidenses, el arma, en una versión especial denominada 92 FSG, dotada de palanca para abatir el martillo pero privada de la posición de inserción, ha sido adoptada incluso en la Gendarmería francesa. A estas importantes empresas hay que añadirles innumerables departamentos de policía americanos que han adoptado tanto el modelo 98 FS como sus derivados: entre otros, recordamos a la policía de Los Ángeles, la cual ha elegido el modelo 92FS, los North Carolina Highway Patrolmen, que han preferido el modelo 96 (la versión en calibre 40 S&W de la 92), mientras que en Florida, la elección ha recaído en la Centurion, una versión de menores dimensiones, siempre en calibre 40, de la conocidísima pistola italiana que ha llenado las cartucheras de medio mundo.
La Beretta 92 funciona mediante un pequeño retroceso del cañón, con cierre de bloque oscilante. EI sistema de disparo es de doble acción, con un seguro colocado en la corredera que cumple la doble función de abatir el martillo y liberar la cadena de disparo cuando ésta se encuentra en posición de inserción. En el percutor hay un seguro automático. Todas estas características no constituyen ciertamente ninguna novedad para los apasionados de las armas ya que están presentes también en la Walther P 38, desarrollada durante la segunda mitad de los Años Treinta, la cual representa, a nuestro juicio, la verdadera progenitora de la Beretta 92, ¿Cuáles son, entonces, las verdaderas características que han permitido el éxito de esta arma italiana? En primer lugar, la relación calidad/precio, sin duda la mejor del mercado: desmontando la Beretta 92 encontramos un nivel de terminación muy elevado para tratarse de un arma militar, fruto de la gran experiencia de la empresa gardonesa en la elaboración de las partes metálicas. Sin duda, la utilización de centros de trabajo de control numérico que permiten un estándar cualitativo excepcional, con gran ahorro de tiempo y de mano de obra, ha contribuido a hacer muy apetecible el modelo 92. El hecho de que la empresa tenga gran experiencia en la producción de armas de caza económicas pero de gran nivel de calidad, como los fusiles semiautomáticos realizados con Ergal, una aleación ligera que se utiliza en la realización del fuste del modelo 92, ha contribuido notablemente a decretar el éxito del arma italiana.
En el sector de las armas de caza es necesario mantener bajos los precios y, al mismo tiempo, un elevado nivel de calidad, ya que el público, además de al aspecto meramente funcional, da gran importancia al elemento estético. El haber resuelto el problema antes de empezar la producción del modelo 92 ha contribuido notablemente al éxito de esta arma. En otras palabras, si quien hubiera fabricado el modelo 92 hubiera sido una empresa que no tuviera el background tecnológico de Beretta, probablemente, el éxito obtenido hubiera sido menor. Otro elemento que, sin duda, ha contribuido al éxito de la pistos la Beretta 92 fue su presentación en el mercado: en aquella época, excluida la CZ 75 y la S&W 59 -la primera difícilmente encontrable en el mercado, ya que se fabricó al otro lado del muro de Berlín, y la segunda, llena de defectos-, no había más armas de dos hileras y de doble acción. Por ello a pesar de no aportar nada verdaderamente innovador, la pistola Beretta 92 supo coger lo mejor de lo que habían hecho los demás, realizando así un producto interesante tanto bajo el aspecto funcional como bajo el aspecto estético. En una sola arma encontramos el cargador de dos hileras, presente en el mercado desde hacía algunas décadas, aunque utilizado en armas de acción simple, como la Browning HP 35. A ello hay que añadir el disparo de doble acción combinado con una palanca para abatir el martillo, solución tomada de la P 38, y un castillo de aleación ligera, lo que garantiza la robustez del acero con un considerable ahorro de peso.
Además de todo esto, hay que señalar el hecho de que el cañón, en vez de bascular hacia abajo para separarse de la corredera (solución que experimentó por primera vez Browning y que fue adoptada por la mayor parte de los fabricantes), se mueve de forma rectilínea, dejando a un bloque oscilante la tarea de garantizar el cierre, incrementando así la precisión (solución que ya se había adoptado en la pistola Walther P 38 y en la precedente pistola calibre 9 de Beretta, el modelo 1951, realizado por el ingeniero Tullio Marengoni). Además de las características que acabamos de citar, no tenemos que olvidar la que constituye el rasgo distintivo de las semiautomáticas Beretta, es decir, la presencia del cañón totalmente al descubierto, lo que elimina casi por completo la posibilidad de encasquillamientos. A la luz de todas estas características se comprende fácilmente cómo este producto ha podido encontrar tan amplia difusión. Además de los factores meramente técnicos, tenemos que considerar la fama que Beretta tiene en todo el mundo: aunque la empresa fabrique todo tipo de armas ligeras, desde la escopeta de dos cañones de lujo con ricas incisiones manuales, hasta la ametralladora ligera, la marca sigue unida indisolublemente en todo el mundo a las armas cortas, siendo lógico, por tanto, que el modelo 92 haya sido acogido con tanto beneplácito por el público de todo el mundo. Después de que el arma, presentada hacia finales de los Años Setenta, fuera adoptada por las fuerzas de policía italianas y por diversos ejércitos, en enero de 1985, el ejército de los Estados Unidos puso fin a una serie interminable de pruebas (comenzadas en 1979) orientadas a encontrar un sustituto para la venerada Colt 1911 A1 calibre 45 ACP, anunciando que el concurso para el abastecimiento de una nueva pistola había sido adjudicado a la Beretta 921 calibre 9 Parabellum, habiendo sido considerada la mejor entre otras ocho pistolas presentadas por otras tantas empresas americanas y europeas.
La única arma que consiguió situarse junto a la Beretta 92 fue la Sig Sauer P 226, la cual, sin embargo, debido al precio, se vio obligada a ceder ante la pistola italiana, siendo realizada para el mercado italiano en las fábricas de Accokeek, en Maryland, creadas expresamente para responder a una de las cláusulas del contrato militar americano que exigía que se fabricaran en los Estados Unidos. Las pruebas se realizaron en tres sitios distintos; en el Aberdeen Proving Ground, la Army Test and Evaluation Command realizó con sumo cuidado todas las pruebas con la finalidad de probar todas las cualidades mecánicoconstructivas de las armas, realizando pruebas muy duras, como introducir las armas en el barro, en la arena y en el agua, utilizarlas sin lubricar y en condiciones climáticas extremas (tanto con frío como con calor), evaluando también las prestaciones balísticas. En Fort Dix, en el North American Regional Test Center, se realizaron pruebas de resistencia para comprobar con absoluta certeza que las armas satisfacieran el requisito de realizar cinco mil disparos sin ningún fallo (Beretta afirma que, en realidad, la vida operativa de su modelo 92 es de al menos veinte mil disparos). En Fort Benning, finalmente, se realizaron pruebas orientadas a comprobar si las armas reunían y satisfacían los requisitos de precisión, fiabilidad, facilidad de manutención e intercambiabilidad. En todas las pruebas, la pistola Beretta 92 F sobrepasó a sus competidoras (excepto, como ya hemos dicho antes, la Sig Sauer P 226).
Después incluso de la adopción de este arma por parte de las U.S. Armed Forces, continuaron las pruebas, aumentando la fiabilidad del arma: en 1989, después de algunos incidentes acaecidos en algunas unidades especiales (véase el recuadro 'El cartucho y la balística'), la U.S. Army realizó una nueva serie de pruebas en estrecha colaboración con Beretta USA, obteniendo como resultado que el índice MRBF (Mean Rounds Between Failure, es decir, la media de disparos que se tienen que disparar para que se encasquille) había aumentado de 1.700 (en 1984) a 30.000, un valor que muy pocas pistolas de la última generación pueden igualar; de todas formas, esta estadística supera la vida operativa del arma... Y toda vía más: un muestrario de doce armas seleccionadas fueron sometidas, bajo la estrecha vigilancia de los inspectores gubernamentales americanos, a una prueba que ha demostrado que la Beretta 92 es capaz de disparar 168.000 cartuchos sin registrar ni un solo encasquillamiento (valor obtenido sumando los disparos de las doce pistolas). Gracias al impulso provocado por la victoria en el concurso estadounidense (al día de hoy hay 365.000 armas repartidas por los diversos departamentos de las U.S. Armed Forces), la Beretta 92 ha encontrado un enorme éxito comercial y, como todo buen producto que se respete, ya ha sido plagiada: la empresa bresciana Taurus fabrica el modelo PT 92, una versión con seguro en el fuste, similar al primer modelo de la Beretta 92, mientras que una empresa sudafricana fabrica una copia no autorizada de la 92S denominada Z 88, cuyas piezas son totalmente compatibles con las del arma italiana.
Además de ser el arma corta en dotación en las fuerzas armadas italianas y estadounidenses, el arma, en una versión especial denominada 92 FSG, dotada de palanca para abatir el martillo pero privada de la posición de inserción, ha sido adoptada incluso en la Gendarmería francesa. A estas importantes empresas hay que añadirles innumerables departamentos de policía americanos que han adoptado tanto el modelo 98 FS como sus derivados: entre otros, recordamos a la policía de Los Ángeles, la cual ha elegido el modelo 92FS, los North Carolina Highway Patrolmen, que han preferido el modelo 96 (la versión en calibre 40 S&W de la 92), mientras que en Florida, la elección ha recaído en la Centurion, una versión de menores dimensiones, siempre en calibre 40, de la conocidísima pistola italiana que ha llenado las cartucheras de medio mundo.