AMGOT
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Datos principales
Tipo
Táctica
Categoría
Terrestre
Desarrollo
A partir del desembarco en Normandía de junio de 1944, y a medida que el avance aliado sobre Alemania iba liberando territorios antes ocupados, Churchill y Roosevelt observan la necesidad de establecer mecanismos de reorganización y ayuda a las poblaciones de los países antes invadidos por el III Reich. Así, surge la AMGOT -Allied Military Government of Occupied Territories, Administración Militar Angloamericana para los Territorios Ocupados-, gobierno provisional encargado de la gestión política y económica de los países y territorios liberados. Sus objetivos principales se pueden resumir en dos puntos. Por un lado, se trata de mantener el orden y la seguridad al tiempo que se procura desarrollar una actividad económica mínima, dada las penosas condiciones de partida. Por otro, garantizar la supervivencia de poblaciones que han pasado por varios años de guerra, evitando hambrunas y enfermedades. La AMGOT estaba integrada por oficiales de Asuntos civiles, especialmente elegidos por su formación y experiencia y entrenados para el desempeño de una misión de carácter político, económico y social. Subordinados a la Comandancia Militar, a la que ayudaban y aconsejaban, debían tratar problemas como la seguridad, la alimentación, la higiene, el mercado negro, la evitación del pillaje, la desnazificación de Alemania, la emigración, la preservación de las obras de arte, el desarrollo del comercio, la industria, la agricultura, las comunicaciones, y un largo etcétera.
El primer ensayo práctico de una Administración Civil sobre Territorios Ocupados por el III Reich se produjo en Sicilia, una vez liberada por los aliados. En este caso, la tarea desempeñada fue descomunal, tanto por la magnitud de los problemas a que hubo de hacer frente -pésimas condiciones higiénicas y alimentarias- como por la cantidad de medios que hubieron de destinarse para solucionarlos, lo que en definitiva, a pesar de evitar la propagación de enfermedades y el surgimiento de epidemias, contribuyó a retrasar el avance aliado sobre el resto de Italia. Posteriormente, antes del desembarco en Normandía y cuando ya se preveía una futura liberación de los países europeos ocupados, los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos hubieron de firmar protocolos de actuación con los gobernantes de las naciones ocupadas en el exilio establecidos en Londres, con el fin de cimentar las bases de las futuras políticas a desarrollar sobre el terreno. La principal cuestión a dilucidar era el temor de los gobernantes exiliados ante la posible pérdida de soberanía debida a la intervención de potencias extranjeras como Estados Unidos o Gran Bretaña y su injerencia en "cuestiones locales". Los acuerdos a que se llegaron garantizaban la libertad de acción y decisión de los mandos militares para continuar la dirección de la guerra, al tiempo que las decisiones políticas eran supervisadas por los gobernantes locales, quienes se reservaban capacidad legislativa y judicial.
La AMGOT estableció planes de desarrollo para cada país, pues se debía atender a las peculiaridades de un conjunto de territorios y sociedades diferentes. Sin embargo, no fueron pocos los problemas a los que hubo de hacer frente, principalmente derivados del hecho de que, en definitiva, se trataba de una administración extranjera que comprometía la soberanía de las autoridades locales, como se manifestó con respecto al caso francés, en el que se chocaba con la susceptibilidad nacionalista de De Gaulle . Aunque deficiente en su funcionamiento, la AMGOT funcionó en conjunto de manera correcta, aportando alimentos y recursos para unas poblaciones instaladas de lleno en la posguerra. Así, hacia el 30 de junio de 1945, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca y Noruega habían recibido más de 5.000.000 de toneladas de ayuda. Diferentes matices conllevaron los casos de las potencias vencidas, esto es, Austria y Alemania, en las que la caída del régimen nazi conllevó un gran vacío de poder, al tiempo que se debía atender a la persecución judicial de los criminales de guerra. En estos dos casos particulares, la Administración civil, a cargo de Gerald Templer, debió ejercer durante algún tiempo una plena acción legislativa, ejecutiva y jurídica que garantizase el desarrollo del país y procediese a su normalización a todos los niveles.
El primer ensayo práctico de una Administración Civil sobre Territorios Ocupados por el III Reich se produjo en Sicilia, una vez liberada por los aliados. En este caso, la tarea desempeñada fue descomunal, tanto por la magnitud de los problemas a que hubo de hacer frente -pésimas condiciones higiénicas y alimentarias- como por la cantidad de medios que hubieron de destinarse para solucionarlos, lo que en definitiva, a pesar de evitar la propagación de enfermedades y el surgimiento de epidemias, contribuyó a retrasar el avance aliado sobre el resto de Italia. Posteriormente, antes del desembarco en Normandía y cuando ya se preveía una futura liberación de los países europeos ocupados, los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos hubieron de firmar protocolos de actuación con los gobernantes de las naciones ocupadas en el exilio establecidos en Londres, con el fin de cimentar las bases de las futuras políticas a desarrollar sobre el terreno. La principal cuestión a dilucidar era el temor de los gobernantes exiliados ante la posible pérdida de soberanía debida a la intervención de potencias extranjeras como Estados Unidos o Gran Bretaña y su injerencia en "cuestiones locales". Los acuerdos a que se llegaron garantizaban la libertad de acción y decisión de los mandos militares para continuar la dirección de la guerra, al tiempo que las decisiones políticas eran supervisadas por los gobernantes locales, quienes se reservaban capacidad legislativa y judicial.
La AMGOT estableció planes de desarrollo para cada país, pues se debía atender a las peculiaridades de un conjunto de territorios y sociedades diferentes. Sin embargo, no fueron pocos los problemas a los que hubo de hacer frente, principalmente derivados del hecho de que, en definitiva, se trataba de una administración extranjera que comprometía la soberanía de las autoridades locales, como se manifestó con respecto al caso francés, en el que se chocaba con la susceptibilidad nacionalista de De Gaulle . Aunque deficiente en su funcionamiento, la AMGOT funcionó en conjunto de manera correcta, aportando alimentos y recursos para unas poblaciones instaladas de lleno en la posguerra. Así, hacia el 30 de junio de 1945, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca y Noruega habían recibido más de 5.000.000 de toneladas de ayuda. Diferentes matices conllevaron los casos de las potencias vencidas, esto es, Austria y Alemania, en las que la caída del régimen nazi conllevó un gran vacío de poder, al tiempo que se debía atender a la persecución judicial de los criminales de guerra. En estos dos casos particulares, la Administración civil, a cargo de Gerald Templer, debió ejercer durante algún tiempo una plena acción legislativa, ejecutiva y jurídica que garantizase el desarrollo del país y procediese a su normalización a todos los niveles.