Gótico italianizante
Desarrollo
El Gótico Italianizante se localiza en el Levante español. El reino que mejor lo asimila y que más brillantes obras produce es Cataluña, sin olvidar las obras de Valencia. Aquí la influencia es fácilmente atribuible a la proximidad geográfica con las escuelas del Gótico Italiano . Sin embargo, existe un núcleo italianizante que supera esta proximidad, que no es otro que la colonia florentina afincada en Salamanca a mediados del siglo XV. Sus autores son principalmente Dello Delli y Jorge Inglés . Sus obras las encontramos en el retablo de la catedral vieja de Salamanca, en el cual colaboraron artistas de toda la comarca que mantuvieron la influencia italiana, aunque siempre superada por la supremacía hispanoflamenca. El gótico italianizante arranca de precedentes en el siglo XIV. El Trecento que entonces se practicaba en Italia halla pronto su expresión en Cataluña, concretamente en la obra de Ferrer Bassa y los hermanos Serra. En los talleres de estos artistas se introduce un mayor naturalismo a la hora de tratar las anatomías, así como el sombreado en gamas de colores, del cual carece la pintura gótica por regla general. Esta raíz se ve matizada por la llegada de artistas flamencos, de moda en la época, que promueve una mezcla denominada gótico internacional, en la cual se inscribe la obra de pintores como Luis Borrasá o Bernat Martorell . En el siglo XV, sin embargo, la influencia italianizante es imborrable en Cataluña y Valencia.
Se introducen descubrimientos propios ya del Quattrocento italiano, como es el óleo, la perspectiva y el estudio anatómico. Combinando esto con la espiritualidad gótica, se obtienen pinturas de gran exquisitez. Mezclan partes acabadas en pan de oro, como los nimbos de los santos o determinados adornos, con fondos naturalistas, de paisajes a la italiana o interiores perfectamente articulados. De esta época son muy abundantes los suelos de baldosas cuadriculados, el llamado ajedrezado, que permite observar la proyección de la perspectiva lineal italiana. Por influencia del humanismo y del gusto por la Antigüedad, nos encontramos con que las cartelas que identifican los personajes o con inscripciones aclaratorias, dejan de escribirse con caracteres góticos y son sustituidos por leyendas en latín. Al mismo tiempo, disminuye su presencia, puesto que se considera a la pintura suficiente para explicar la escena. Los mejores ejemplos de este arte dedicado a espíritus selectos los encontramos abundantemente, aunque hemos de destacar por su finura la obra de Lluis Dalmau y la de Jaume Huguet .
Se introducen descubrimientos propios ya del Quattrocento italiano, como es el óleo, la perspectiva y el estudio anatómico. Combinando esto con la espiritualidad gótica, se obtienen pinturas de gran exquisitez. Mezclan partes acabadas en pan de oro, como los nimbos de los santos o determinados adornos, con fondos naturalistas, de paisajes a la italiana o interiores perfectamente articulados. De esta época son muy abundantes los suelos de baldosas cuadriculados, el llamado ajedrezado, que permite observar la proyección de la perspectiva lineal italiana. Por influencia del humanismo y del gusto por la Antigüedad, nos encontramos con que las cartelas que identifican los personajes o con inscripciones aclaratorias, dejan de escribirse con caracteres góticos y son sustituidos por leyendas en latín. Al mismo tiempo, disminuye su presencia, puesto que se considera a la pintura suficiente para explicar la escena. Los mejores ejemplos de este arte dedicado a espíritus selectos los encontramos abundantemente, aunque hemos de destacar por su finura la obra de Lluis Dalmau y la de Jaume Huguet .