Cubismo Analítico
Desarrollo
Tras los inicios del Primer Cubismo, sus creadores topan con los primeros problemas derivados de sus propias teorías, como suele suceder, difícilmente practicables. Picasso y Braque comienzan a trabajar íntimamente unidos, puesto que una de las ideas que defienden es la de descontaminar el arte del autor. Es decir, tras el culto al genio promovido desde el Renacimiento y eclosionado durante el siglo XIX se había llegado al extremo de que un pintor de moda, por mala calidad que tuviera su obra, podía vender a precios desorbitados en París y otros mercados importantes. Frente a esto, lo que Picasso y Braque plantean es el trabajo común, indiferenciable, casi como el del pintor de brocha gorda que esparce la pintura por el lienzo sin importar para nada su vida fuera del trabajo, o su nombre, o sus cuadros anteriores. De este modo, confundieron deliberadamente los datos que podían aclarar las atribuciones de sus cuadros a uno u otro, confusión que se ha mantenido en algunos casos hasta nuestros días. Los problemas a los que se habían enfrentado en la fase anterior fueron el color, la luz y la dependencia del tema. Así, se acentúa durante los años 1910 a 1912 la tendencia que los lleva a la monocromía, a la eliminación completa del color. Sus cuadros más típicos de esta época son grises, pardos, marrones... La falta de color hace innecesaria la iluminación del plano gris u ocre, lo cual les libraba de paso del problema de la figura sobre el fondo.
Respecto a la dependencia que supone la sujección al género pictórico, ya sea retrato, paisaje o cualquier otro, lo que se hace es destruir el tema, es decir, prescindir en absoluto de la realidad para concentrarse en la "realidad pictórica". Se re-crea otra realidad que el espectador puede reconstruir a partir de una clave que el pintor da en el cuadro, como si fuera un juego. Esto nos aleja de la abstracción, puesto que la clave suele ser un elemento fácilmente reconocible, como un instrumento musical, un letrero, una botella o un periódico, o cuando es necesario complacer a un cliente, mediante los rasgos del retratado, como la calva y el rostro de Ambroise Vollard en el retrato que Picasso le hizo en París. Además fuerza al espectador a participar en el cuadro, al tener que reconstruir la imagen desde la clave que se le facilita. Tras estos avances parece que el cubismo empieza con seguridad su andadura, aunque en el perfeccionamiento del lenguaje es donde nos encontramos con su última fase, la que determinó el abandono por parte de Picasso: el Cubismo Sintético.
Respecto a la dependencia que supone la sujección al género pictórico, ya sea retrato, paisaje o cualquier otro, lo que se hace es destruir el tema, es decir, prescindir en absoluto de la realidad para concentrarse en la "realidad pictórica". Se re-crea otra realidad que el espectador puede reconstruir a partir de una clave que el pintor da en el cuadro, como si fuera un juego. Esto nos aleja de la abstracción, puesto que la clave suele ser un elemento fácilmente reconocible, como un instrumento musical, un letrero, una botella o un periódico, o cuando es necesario complacer a un cliente, mediante los rasgos del retratado, como la calva y el rostro de Ambroise Vollard en el retrato que Picasso le hizo en París. Además fuerza al espectador a participar en el cuadro, al tener que reconstruir la imagen desde la clave que se le facilita. Tras estos avances parece que el cubismo empieza con seguridad su andadura, aunque en el perfeccionamiento del lenguaje es donde nos encontramos con su última fase, la que determinó el abandono por parte de Picasso: el Cubismo Sintético.