Vermeer a través del tiempo

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Datos principales


Desarrollo


La figura de Vermeer se irá desvaneciendo paulatinamente tras su fallecimiento, pero no ocurre lo mismo con su pintura. En 1667 aparece citado por Dirck van Blajswick en su "Descripción de la Villa de Delft". En el "Diario" de Pieter Teding van Berckhout, miembro de la pequeña nobleza rural y conocedor del arte holandés, se hace referencia en dos ocasiones a Vermeer, siendo considerado uno de los pintores más importantes de su tiempo. Estas dos referencias nos indican que Vermeer fue un artista reconocido en vida. En el siglo XVIII Vermeer aparecere mencionado en varias publicaciones importantes: Dezallier d'Argenville le cita en su "Lettre sur le choix et l'arrangement d'un cabinet curieux" (1727) como uno de los artistas dignos de incluirse en una colección. J.B.P. Lebrun en su "Gallerie des peintres flamands, hollandais et allemands" le considera un gran pintor, en la línea de Metsu, destacando el tratamiento de la luz y el realismo. Será en el siglo XIX cuando Vermeer empiece a llamar la atención de los expertos. En 1822 la Vista de Delft es adquirida por el Mauritshuis de La Haya por 2.900 florines. Veinte años más tarde, este mismo cuadro llama la atención de Etienne-Joseph-Théophile Thoré, político y periodista que escribe bajo el pseudónimo de William Bürger, e inicia una investigación sobre Vermeer que culminará con la publicación de varios artículos y libros. Otros autores como Máxime Ducamps, Théopile Gautier o los Goncourt también se interesarán por Vermeer.

Los años del naturalismo y del impresionismo serán propicios para un acercamiento a la pintura de Vermeer, aunque algunos artistas como Pissarro le considera un pintor antiguo. Una vez reconocida la personalidad del artista, los especialistas tienen ante sí dos tareas: por un lado, esclarecer la figura del pintor, su personalidad y sus relaciones familiares; por otro, determinar con precisión el "corpus" de su obra, mal conocida, con atribuciones inadecuadas y con algunas escandalosas falsificaciones. Entre los artistas del pasado, Vermeer ocupa un lugar de excepción ya que prescinde como ningún otro de recursos extravisuales, reduce la anécdota a motivos intrascendentes, evitando todo aquello que pueda ser solemne, se centra en la condición plástica, visual de la realidad y hace de la mirada el instrumento de su creación.

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