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Datos principales
Rango
Neolítico
Desarrollo
Andalucía tiene aún graves problemas de interpretación debido a la escasez de estratigrafías (sólo una decena de yacimientos para tal extensión de territorio, a su vez tan heterogéneo), y a esto cabe añadir las grandes diferencias, tanto a nivel geográfico como a nivel de la misma dinámica histórica, entre Andalucía oriental y occidental. En general, se ha considerado que el proceso de neolitización es más antiguo en la parte de Levante que en el oeste; no obstante, empezamos a disponer de algunos datos crono-culturales que para la zona occidental nos remite al VI milenio (sin cerámica cardial y con decoración a la almagra). Para la zona de la Andalucía oriental los yacimientos clave son la Cueva de la Carigüela (Piñar, Granada), la Cueva de Nerja (Málaga), la Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) y la Cueva de Mármoles (Priego, Córdoba). El primero de estos yacimientos interesa por ser casi uno de los pocos que dispone de unos conjuntos cardiales significativos en los niveles del Neolítico Antiguo (o Neolítico I, con relaciones claras con el foco levantino, pero más tardío), mientras que el tercero de ellos muestra un importante conjunto del Neolítico Medio andaluz (o Cultura de las Cuevas, con dataciones absolutas aproximadamente del 4300 y 3980 a.C.). Ante estas diferencias crono-estratigráficas, los investigadores se preguntan si en esta área también se desarrollan dos tradiciones culturales diferentes pero sincrónicas, la primera con cerámicas decoradas con impresiones cardiales y la segunda con un predominio de la decoración incisa-impresa que se extiende por el área central-sur de Levante; de todas formas esa coexistencia sólo sería detectable para finales del V milenio, mientras que a continuación perdura exclusivamente la Cultura de las Cuevas.
No obstante, otros autores subrayan la escasa presencia de la cerámica cardial y, por tanto, quitan importancia a las relaciones culturales con la zona levantina. En Mármoles, por ejemplo, se identifica, a través de los materiales, una secuencia bastante completa del Neolítico Antiguo al Final. En el Neolítico Antiguo, no aparece la cerámica cardial y su conjunto tecno-cultural se caracteriza por: cerámicas impresas, incisas y algunas almagras, industria laminar con un cierto componente geométrico, industria ósea donde sobresalen los punzones y las espátulas, y diversas piezas de adorno (cuentas de collar, brazaletes de piedra); el Neolítico Medio (fase evolucionada del primer antiguo) está mejor representado, con el aumento del componente laminar en la industria lítica, el máximo esplendor de las piezas ornamentales (brazaletes de distintos materiales -mármol, pizarra, calcita, concha-, cuentas de collar, colgantes) y el predominio cerámico de la almagra, las incisas y las formas lisas sin decoración. Los trabajos recientes de prospección y sondeos regionales han aportado una información destacable sobre los asentamientos al aire libre: La Dehesa (Lucerna del Puerto, Cádiz), El Judío (Almonte, Huelva), La Molaina (Pinos Puente, Granada) y Lebrija (Sevilla), este último con importantes restos de estructuras y cerámica cardial. En general, como ya hemos apuntado, el registro aporta un número no muy cuantioso de datos cuya naturaleza, además, no nos permite aplicar modelos extremos de sistematización para entender el proceso de neolitización a partir de lo que conocemos de las zonas vecinas.
Así, tenemos poca información sobre el Epipaleolítico, concretamente sobre las industrias geométricas: solo algún conjunto geométrico tipo Cocina en Valdecuevas (Cazorla, Jaén), aunque precisamente los niveles más importantes de este yacimiento pertenecen al Neolítico Medio andaluz. Justamente la mayor parte del registro arqueológico conocido y con un margen de mayor fiabilidad documental abarca esta fase más avanzada del Neolítico Antiguo. De este período destacan los yacimientos (a parte de los anteriormente citados) de la Cueva de la Dehesilla (Cádiz), Cueva del Higuerón (Málaga), etc. Con todo, aparecen yacimientos como el de la Cueva del Nacimiento (Pontones, Jaén), cuya secuencia estratigráfica puede dar luz al proceso neolitizador, ya que presenta un nivel inferior acerámico con una industria lítica laminar geométrica fechado en el 5720 a.C., y un nivel superior de cerámicas impresas a peine, industria laminar y de lascas del 4880 a.C. Sin embargo, lo que aún sigue representando un fuerte interrogante para esta área es la zona puente de Murcia, si en realidad llegó a cumplir semejante papel con relación al litoral mediterráneo del País Valenciano. Se conocen pocos yacimientos y menos aún trabajos sistemáticos, con la presencia de estratigrafías controvertidas como la del Abrigo Grande II del Barranco de Los Grajos (Cieza). El proceso de neolitización de Portugal se había relacionado tradicionalmente con el desarrollo del horizonte cardial.
Si bien es cierto que a lo largo del V milenio podemos observar cómo los asentamientos del Neolítico Antiguo con cerámicas cardiales se distribuyen esencialmente a lo largo de la costa (como en el caso de Ponta de Sagres, yacimiento al aire libre, Gruta do Escoural, Junqueira, Forno do Cal y Várzea do Lirio, entre otros), no obstante, hasta recientemente se habían sobrevalorado excesivamente los puntos con cerámicas impresas con cardium: su número es siempre bajo y poco significativo, frente a otros conjuntos cerámicos. Por este motivo, recientes trabajos han aportado nuevos datos sobre el proceso de neolitización en la fachada atlántica peninsular, a los aspectos más destacados de la cual nos referimos a continuación. El sur de Portugal es la zona con mejor información sobre el Neolítico Antiguo, gracias a los hallazgos recientes de un conjunto de yacimientos al aire libre. A través de las series estratigráficas se documentan dos fases crono-culturales: el Neolítico Antiguo pleno (Vale Pincel I y Cabranosa de Sagres) y el Neolítico Evolucionado (Vale Vistoso, Salema y Montum de Baixo), que comprenderían, grosso modo, el transcurso del V milenio. Además, también se han localizado, en la fachada litoral, diversos yacimientos mesolíticos de facies geométrica: en la zona de Sines y en el asentamiento de Samouqueira, donde podemos analizar algunas pistas sobre la neolitización. Uno de los principales problemas para este registro es la falta de dataciones radiocarbónicas y la casi nula conservación de los restos faunísticos debido al tipo de suelos, con lo que se complica relativamente el análisis cronológico y económico de estas comunidades prehistóricas.
De todas formas, el estudio de otros parámetros, como los equipamientos cerámico y lítico y los patrones de asentamiento, nos permite aproximarnos a las características esenciales de una neolitización que, según los investigadores, responde a un fenómeno más bien autóctono: los grupos del Neolítico Antiguo se asientan sobre los mismos lugares donde se habían instalado las comunidades mesolíticas, o en zonas muy próximas, en los mismos contextos ecológicos (zonas abiertas, llanas, arenosas y próximas al litoral marino o a cursos fluviales), la sedentarización, como en el período anterior, es muy débil, y, finalmente, la industria lítica neolítica se remonta, en cuanto a tipos y morfologías, al Mesolítico geométrico. Así es: por un lado, conocemos la superposición de ocupaciones del Neolítico Antiguo y del Mesolítico en Moita do Sebastiao (Valle del Tage), Cabeco do Pez (Valle del Sado) y Samouqueira (litoral sur de Sines), o bien en puntos muy próximos (Vale Pincel I), y, por otro, el componente lítico no denota ninguna ruptura significativa respecto al tipo de industrias que aparecen en concheros como el de Moita do Sebastiao (dataciones de C14 que se centran sobre el VI milenio), al menos por lo que respecta a la fase inicial del Neolítico Antiguo. Con posterioridad, disminuye el índice laminar característico, aumenta el soporte de lascas y también desciende considerablemente el porcentaje de los geométricos. Aunque estos argumentos autoctonistas parecen plausibles, los mismos investigadores reconocen que no se pueden olvidar paralelismos y afinidades con el proceso de neolitización en Andalucía occidental: la rareza de las cerámicas cardiales, el predominio de las impresiones no cardiales (con punzón), la decoración de cordones, etc., hacen pensar en procesos de aculturación, bastante restringidos al ámbito local-vecinal. Para el resto del país se conocen pocos datos y aún menos estratigrafías, aunque yacimientos como el Abrigo de Bocas I (Río Maior) parecen corroborar este modelo específico de neolitización.
No obstante, otros autores subrayan la escasa presencia de la cerámica cardial y, por tanto, quitan importancia a las relaciones culturales con la zona levantina. En Mármoles, por ejemplo, se identifica, a través de los materiales, una secuencia bastante completa del Neolítico Antiguo al Final. En el Neolítico Antiguo, no aparece la cerámica cardial y su conjunto tecno-cultural se caracteriza por: cerámicas impresas, incisas y algunas almagras, industria laminar con un cierto componente geométrico, industria ósea donde sobresalen los punzones y las espátulas, y diversas piezas de adorno (cuentas de collar, brazaletes de piedra); el Neolítico Medio (fase evolucionada del primer antiguo) está mejor representado, con el aumento del componente laminar en la industria lítica, el máximo esplendor de las piezas ornamentales (brazaletes de distintos materiales -mármol, pizarra, calcita, concha-, cuentas de collar, colgantes) y el predominio cerámico de la almagra, las incisas y las formas lisas sin decoración. Los trabajos recientes de prospección y sondeos regionales han aportado una información destacable sobre los asentamientos al aire libre: La Dehesa (Lucerna del Puerto, Cádiz), El Judío (Almonte, Huelva), La Molaina (Pinos Puente, Granada) y Lebrija (Sevilla), este último con importantes restos de estructuras y cerámica cardial. En general, como ya hemos apuntado, el registro aporta un número no muy cuantioso de datos cuya naturaleza, además, no nos permite aplicar modelos extremos de sistematización para entender el proceso de neolitización a partir de lo que conocemos de las zonas vecinas.
Así, tenemos poca información sobre el Epipaleolítico, concretamente sobre las industrias geométricas: solo algún conjunto geométrico tipo Cocina en Valdecuevas (Cazorla, Jaén), aunque precisamente los niveles más importantes de este yacimiento pertenecen al Neolítico Medio andaluz. Justamente la mayor parte del registro arqueológico conocido y con un margen de mayor fiabilidad documental abarca esta fase más avanzada del Neolítico Antiguo. De este período destacan los yacimientos (a parte de los anteriormente citados) de la Cueva de la Dehesilla (Cádiz), Cueva del Higuerón (Málaga), etc. Con todo, aparecen yacimientos como el de la Cueva del Nacimiento (Pontones, Jaén), cuya secuencia estratigráfica puede dar luz al proceso neolitizador, ya que presenta un nivel inferior acerámico con una industria lítica laminar geométrica fechado en el 5720 a.C., y un nivel superior de cerámicas impresas a peine, industria laminar y de lascas del 4880 a.C. Sin embargo, lo que aún sigue representando un fuerte interrogante para esta área es la zona puente de Murcia, si en realidad llegó a cumplir semejante papel con relación al litoral mediterráneo del País Valenciano. Se conocen pocos yacimientos y menos aún trabajos sistemáticos, con la presencia de estratigrafías controvertidas como la del Abrigo Grande II del Barranco de Los Grajos (Cieza). El proceso de neolitización de Portugal se había relacionado tradicionalmente con el desarrollo del horizonte cardial.
Si bien es cierto que a lo largo del V milenio podemos observar cómo los asentamientos del Neolítico Antiguo con cerámicas cardiales se distribuyen esencialmente a lo largo de la costa (como en el caso de Ponta de Sagres, yacimiento al aire libre, Gruta do Escoural, Junqueira, Forno do Cal y Várzea do Lirio, entre otros), no obstante, hasta recientemente se habían sobrevalorado excesivamente los puntos con cerámicas impresas con cardium: su número es siempre bajo y poco significativo, frente a otros conjuntos cerámicos. Por este motivo, recientes trabajos han aportado nuevos datos sobre el proceso de neolitización en la fachada atlántica peninsular, a los aspectos más destacados de la cual nos referimos a continuación. El sur de Portugal es la zona con mejor información sobre el Neolítico Antiguo, gracias a los hallazgos recientes de un conjunto de yacimientos al aire libre. A través de las series estratigráficas se documentan dos fases crono-culturales: el Neolítico Antiguo pleno (Vale Pincel I y Cabranosa de Sagres) y el Neolítico Evolucionado (Vale Vistoso, Salema y Montum de Baixo), que comprenderían, grosso modo, el transcurso del V milenio. Además, también se han localizado, en la fachada litoral, diversos yacimientos mesolíticos de facies geométrica: en la zona de Sines y en el asentamiento de Samouqueira, donde podemos analizar algunas pistas sobre la neolitización. Uno de los principales problemas para este registro es la falta de dataciones radiocarbónicas y la casi nula conservación de los restos faunísticos debido al tipo de suelos, con lo que se complica relativamente el análisis cronológico y económico de estas comunidades prehistóricas.
De todas formas, el estudio de otros parámetros, como los equipamientos cerámico y lítico y los patrones de asentamiento, nos permite aproximarnos a las características esenciales de una neolitización que, según los investigadores, responde a un fenómeno más bien autóctono: los grupos del Neolítico Antiguo se asientan sobre los mismos lugares donde se habían instalado las comunidades mesolíticas, o en zonas muy próximas, en los mismos contextos ecológicos (zonas abiertas, llanas, arenosas y próximas al litoral marino o a cursos fluviales), la sedentarización, como en el período anterior, es muy débil, y, finalmente, la industria lítica neolítica se remonta, en cuanto a tipos y morfologías, al Mesolítico geométrico. Así es: por un lado, conocemos la superposición de ocupaciones del Neolítico Antiguo y del Mesolítico en Moita do Sebastiao (Valle del Tage), Cabeco do Pez (Valle del Sado) y Samouqueira (litoral sur de Sines), o bien en puntos muy próximos (Vale Pincel I), y, por otro, el componente lítico no denota ninguna ruptura significativa respecto al tipo de industrias que aparecen en concheros como el de Moita do Sebastiao (dataciones de C14 que se centran sobre el VI milenio), al menos por lo que respecta a la fase inicial del Neolítico Antiguo. Con posterioridad, disminuye el índice laminar característico, aumenta el soporte de lascas y también desciende considerablemente el porcentaje de los geométricos. Aunque estos argumentos autoctonistas parecen plausibles, los mismos investigadores reconocen que no se pueden olvidar paralelismos y afinidades con el proceso de neolitización en Andalucía occidental: la rareza de las cerámicas cardiales, el predominio de las impresiones no cardiales (con punzón), la decoración de cordones, etc., hacen pensar en procesos de aculturación, bastante restringidos al ámbito local-vecinal. Para el resto del país se conocen pocos datos y aún menos estratigrafías, aunque yacimientos como el Abrigo de Bocas I (Río Maior) parecen corroborar este modelo específico de neolitización.