Subsistencias y estructuras
Compartir
Datos principales
Rango
Paleolítico medio
Desarrollo
En los últimos años se han descubierto numerosos restos en los yacimientos que se vinculan con el acondicionamiento del entorno más próximo por los musterienses y la elaboración de elementos arquitectónicos sencillos, todo ello con el fin de servir de abrigo. Los vestigios de las estructuras de habitación y los suelos de ocupación, tal y como los conocemos hoy, oscilan entre estructuras complejas, como pueden ser fondos de cabaña, o parciales, las más frecuentes, entre las que destacan los hogares. Este tipo de restos suelen ser evidentes en el transcurso de la excavación, pero también pueden darse una serie de asociaciones de piezas y fauna significativas, cuyo análisis se realiza con frecuencia en laboratorio y que constituyen las estructuras latentes, según las definiciones de A. Leroi-Gourhan . En cualquier caso, al Paleolítico Medio se asocian algunas grandes estructuras, por lo general en yacimientos al aire libre, entre las que destacan las cabañas de las estepas rusas y centroeuropeas y, entre ellas, la del yacimiento de Molodova I. Los yacimientos de Molodova contienen una serie de círculos o parte de ellos, hechos con grandes huesos, principalmente de mamut, rodeados de concentraciones de piezas, fragmentos óseos y áreas de cenizas. La interpretación de estos círculos de huesos corresponde a la idea de que fueran pesos que mantenían pieles extendidas sobre supuestos postes de madera. Los más completos son los procedentes del nivel IV de Molodova I, que son grandes óvalos de 8 por 3 metros.
En otros casos, las estructuras y disposición del suelo de ocupación permiten otra serie de interpretaciones que se vinculan con otras actividades, no exclusivas del abrigo, como son los talleres, cuya espectacularidad es menor, o áreas de cazaderos. En cuevas y abrigos, la aparición de grandes estructuras es limitada, quizá debido a las propias características del abrigo natural, que excluye la fabricación de estructuras complejas, y a la propia evolución sedimentológica de estos yacimientos. En estos casos es frecuente la observación de estructuras latentes, dependiendo de la disposición de los objetos, como en Arcy-sur-Cure, y a la aparición de estructuras parciales, asociadas o no a las anteriores, como son agujeros de poste, alineamiento de bloques, muretes, empedrados o enlosados y hogares. En cuanto a las estructuras de habitación, realmente la más importante descubierta hasta el momento en una excavación moderna en la Península Ibérica es la que se corresponde con el nivel XVII de Cueva Morín, donde se observó la existencia de un recinto delimitado en el que se habían llevado a cabo actividades distintas a las realizadas fuera del mismo, según revelaron la composición, distribución y características de los restos encontrados en el nivel. El refinamiento de las técnicas de excavación y el progreso de métodos y ciencias próximas a la Prehistoria nos van acercando al conocimiento de los modos de vida y los diferentes subsistemas de los que se componía la cultura y la sociedad de los hombres del Paleolítico Medio.
Hoy en día, al menos la complejidad y la variabilidad cultural y biológica del mismo han sido reconocidas plenamente, partiendo de lo que se consideraba hace tan sólo dos décadas como unas tribus primitivas y oscuras, sin la capacidad de organización social, anímica y económica de los cazadores del Paleolítico Superior . Sin embargo, permanecen muchas incógnitas que tan sólo una activa investigación no sólo de este periodo, sino también del Paleolítico Inferior y del Superior podrán desvelar en parte. Dentro de la subsistencia nos encontramos con el problema de la caza. Los estudios taxonómicos que se han realizado y los análisis de fauna han inclinado a un sector de la investigación a pensar que la explotación del medio inmediato a los yacimientos llevaba a una caza oportunista, sin que hubiera una especialización determinada por alguna especie. En algunos casos incluso se ha propuesto que en realidad ha habido un carroñeo de animales muertos por otras razones, especialmente en relación con grandes herbívoros como los mamuts o los rinocerontes. En el caso de los rinocerontes, se basaban en la presencia generalizada de molares entre los restos de fauna sin presencia de elementos del esqueleto postcraneal, lo que implicaba una cierta selección. Si observamos, por ejemplo, la fauna que se asocia en yacimientos de la cornisa cantábrica, se deduce que la fauna mamífera en todos ellos se relaciona mayoritariamente con tres especies: Cervus elaphus, Equus caballus y grandes bóvidos, si bien se producen cambios en el predominio de algunas de ellas sobre las demás, que pueden vincularse tanto a la selección cinegética (estacional o en función de las mismas características del yacimiento como, por ejemplo, cazaderos especializados) o bien a cambios en el medio ambiente. El análisis del territorio también puede inferirse a partir de los tipos de materia prima utilizados en el conjunto de la industria lítica . En este sentido, la explotación de las fuentes suele determinar un uso más intensivo del medio más inmediato, de 5 a 10 kilómetros, mientras que las materias más exóticas, en radios que normalmente no superan los 100 kilómetros, se detectan en la fabricación de algunos útiles en especial y en el agotamiento casi total de sus restos.
En otros casos, las estructuras y disposición del suelo de ocupación permiten otra serie de interpretaciones que se vinculan con otras actividades, no exclusivas del abrigo, como son los talleres, cuya espectacularidad es menor, o áreas de cazaderos. En cuevas y abrigos, la aparición de grandes estructuras es limitada, quizá debido a las propias características del abrigo natural, que excluye la fabricación de estructuras complejas, y a la propia evolución sedimentológica de estos yacimientos. En estos casos es frecuente la observación de estructuras latentes, dependiendo de la disposición de los objetos, como en Arcy-sur-Cure, y a la aparición de estructuras parciales, asociadas o no a las anteriores, como son agujeros de poste, alineamiento de bloques, muretes, empedrados o enlosados y hogares. En cuanto a las estructuras de habitación, realmente la más importante descubierta hasta el momento en una excavación moderna en la Península Ibérica es la que se corresponde con el nivel XVII de Cueva Morín, donde se observó la existencia de un recinto delimitado en el que se habían llevado a cabo actividades distintas a las realizadas fuera del mismo, según revelaron la composición, distribución y características de los restos encontrados en el nivel. El refinamiento de las técnicas de excavación y el progreso de métodos y ciencias próximas a la Prehistoria nos van acercando al conocimiento de los modos de vida y los diferentes subsistemas de los que se componía la cultura y la sociedad de los hombres del Paleolítico Medio.
Hoy en día, al menos la complejidad y la variabilidad cultural y biológica del mismo han sido reconocidas plenamente, partiendo de lo que se consideraba hace tan sólo dos décadas como unas tribus primitivas y oscuras, sin la capacidad de organización social, anímica y económica de los cazadores del Paleolítico Superior . Sin embargo, permanecen muchas incógnitas que tan sólo una activa investigación no sólo de este periodo, sino también del Paleolítico Inferior y del Superior podrán desvelar en parte. Dentro de la subsistencia nos encontramos con el problema de la caza. Los estudios taxonómicos que se han realizado y los análisis de fauna han inclinado a un sector de la investigación a pensar que la explotación del medio inmediato a los yacimientos llevaba a una caza oportunista, sin que hubiera una especialización determinada por alguna especie. En algunos casos incluso se ha propuesto que en realidad ha habido un carroñeo de animales muertos por otras razones, especialmente en relación con grandes herbívoros como los mamuts o los rinocerontes. En el caso de los rinocerontes, se basaban en la presencia generalizada de molares entre los restos de fauna sin presencia de elementos del esqueleto postcraneal, lo que implicaba una cierta selección. Si observamos, por ejemplo, la fauna que se asocia en yacimientos de la cornisa cantábrica, se deduce que la fauna mamífera en todos ellos se relaciona mayoritariamente con tres especies: Cervus elaphus, Equus caballus y grandes bóvidos, si bien se producen cambios en el predominio de algunas de ellas sobre las demás, que pueden vincularse tanto a la selección cinegética (estacional o en función de las mismas características del yacimiento como, por ejemplo, cazaderos especializados) o bien a cambios en el medio ambiente. El análisis del territorio también puede inferirse a partir de los tipos de materia prima utilizados en el conjunto de la industria lítica . En este sentido, la explotación de las fuentes suele determinar un uso más intensivo del medio más inmediato, de 5 a 10 kilómetros, mientras que las materias más exóticas, en radios que normalmente no superan los 100 kilómetros, se detectan en la fabricación de algunos útiles en especial y en el agotamiento casi total de sus restos.