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Datos principales
Desarrollo
Capital de una isla ocupada desde muy antiguo por un pueblo indígena, el guanche, de este pasado aun se conservan diversos vestigios, que hablan de un asentamiento en las cuevas del Barranco de Santos. En 1.494 Alonso Fernández de Lugo conquistó este territorio, por el lugar donde se dice que plantó una cruz que aun se conserva en la iglesia de la Concepción. De esta cruz y del nombre indígena Tenerife (Montaña Blanca) se deriva el nombre de la población que allí fue fundada. Entre los primeros edificios surgieron una ermita y una iglesia, en 1638 llamada de La Concepción. Los años finales del siglo XV están marcados por hechos de conquista, con lo que continuamente arriban a la isla gentes peninsulares, en principio soldados y, más tarde, comerciantes y pobladores. Pacificada la isla, el siglo XVI es una centuria de desarrollo, con un gran crecimiento económico y demográfico. Santa Cruz se beneficia de su posición estratégica, todavía escala obligada para los galeones que deben cruzar el Atlántico. Tal valor impone la necesidad de dotarse de un fuerte sistema defensivo: en 1570 se construye el castillo de San Cristóbal y, en 1648, el de San Juan. Poco más tarde se edifica el de Paso Alto, labor constructiva que continúan con sendos fuertes en los siglos XVIII y XIX. El puerto es la principal fuente de riqueza de la ciudad, y por ello se dedican ingentes recursos a ampliarlo y mejorarlo, especialmente durante el Siglo de las Luces , en el que, como en tantas partes de España, las obras públicas reciben un fuerte impulso. Al abrigo de la actividad comercial la ciudad crece y aumenta en extensión: surgen nuevos edificios públicos y privados, civiles y religiosos; a Santa Cruz son llevados organismos de gobierno, como la Capitanía General canaria; la población es titulada Muy Noble, Leal e Invicta Villa de Santa Cruz de Santiago por Carlos IV , por real cédula de 1803, lo que significa de hecho y de derecho la independencia de La Laguna. Finalmente, el título de ciudad le llega por real decreto de 29 de mayo de 1859 y, algo después, la capitalidad del total del archipiélago.