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Datos principales


Desarrollo


Rescate que obtuvo Juan de Grijalva Rescató Juan de Grijalva con los indios de Potonchan, de San Juan de Ulúa y de otros lugares de aquella costa tantas y tales cosas, que hubieran querido los de su compañía quedarse allí, y por tan poco precio, que se hubieran alegrado de feriar con ellos cuanto llevaban. Valía más la obra de muchas de ellas que el material. Consiguió, en fin, lo siguiente: Un idolillo de oro, hueco. Otro idolejo de lo mismo, con cuernos y cabellera, que tenía un sartal al cuello, un moscador en la mano, y una piedrecita por ombligo. Una especie de patena de oro delgada, y con algunas piedras engastadas. Un casquete de oro, con dos cuernos y cabellera negra. Veintidós arracadas de oro, cada una con tres colgantes de lo mismo. Otras tantas arracadas de oro, y más pequeñas. Cuatro ajorcas de oro muy anchas. Un escarcelón delgado de oro. Una sarta de cuentas de oro huecas, y con una rana de ello bien hecha. Otra sarta de lo mismo con un leoncito de oro. Un par de zarcillos de oro grandes. Dos aguilitas de oro bien vaciadas. Un salerillo de oro. Dos zarcillos de oro y turquesa, cada uno con ocho colgantes. Una gargantilla para mujer, de doce piezas, con veinticuatro colgantes de piedras. Un collar de oro, grande. Seis collaritos delgados de oro. Otros siete collares de oro con piedras. Cuatro zarcillos de hoja de oro. Veinte anzuelos de oro, con los que pescaban. Doce granos de oro, que pesaron cincuenta ducados. Una trenza de oro.

Planchuelas delgadas de oro. Una olla de oro. Un ídolo de oro, hueco y delgado. Algunas bronchas delgadas de oro. Nueve cuentas de oro huecas, con su extremo. Dos sartas de cuentas doradas. Otra sarta de palo dorado, con canutillos de oro. Una tacita de oro, con ocho piedras moradas y veintitrés de otros colores. Un espejo de dos caras, guarnecido de oro. Cuatro cascabeles de oro. Una salserita delgada de oro. Un botecito de oro. Algunos collarcillos de oro, que valían poco, y algunas arracadillas de oro pobres. Una especie de manzana hueca de oro. Cuarenta hachas de oro, con mezcla de cobre, que valían hasta dos mil quinientos ducados. Todas las piezas que son necesarias para armar un hombre, de oro delgado. Una armadura de palo, con hojas de oro y piedrecitas negras. Un penachuelo de cuero y oro. Cuatro armaduras de palo para las rodillas, cubiertas de hoja de oro. Dos escarcelones de madera, con hojas de oro. Dos rodelas, cubiertas de plumas de muchos y finos colores. Otras rodelas de oro y plumas. Un plumaje grande de colores, con una avecica en medio al natural. Un abanico de oro y plumas. Dos moscadores de plumas. Dos cantaritos de alabastro, llenos de diversas piedras algo finas, y entre ellas una que valió dos mil ducados. Algunas cuentas de estaño. Cinco sartas de cuentas de barro, redondas y cubiertas de hoja de oro muy delgada. Ciento treinta cuentas huecas de oro. Otros muchos sartales de palo y barro dorado. Otras muchas cuentas doradas.

Unas tijeras de palo dorado. Dos máscaras doradas. Una máscara de mosaico con oro. Cuatro máscaras de madera doradas, de las cuales una tenía dos varas derechas de mosaico con turquesillas, y otra las orejas de lo mismo, aunque con más oro. Otra era del mismo mosaico de la nariz arriba, y la otra de los ojos arriba. Cuatro platos de palo, cubiertos de hoja de oro. Una cabeza de perro, cubierta de piedrecitas. Otra cabeza de animal, de piedra guarnecida de oro, con su corona y cresta y dos colgantes, todo ello de oro más delgado. Cinco pares de zapatos como esparteñas. Tres cueros encarnados. Siete navajas de pedernal, para sacrificar. Dos escudillas de palo pintadas, y un jarro. Una ropilla con medias mangas de pluma de colores, muy graciosa. Una especie de peinador de algodón fino. Una manta grande y fina de plumas. Muchas mantas delgadas de algodón. Otras muchas mantas groseras de algodón. Dos tocas o almaizales de buen algodón. Muchos pinetes de suave olor. Mucho ají y otras frutas. Trajo, además de esto, una mujer que le dieron, y algunos hombres que cogió; por uno de los cuales le daban lo que pesase en oro, y no lo quiso dar. Trajo también noticias de que había amazonas en ciertas islas, y muchos lo creyeron espantados de las cosas que traía rescatadas por tan bajísimo precio, pues no le habían costado todas ellas más que: Seis camisas de lienzo basto. Cinco turbantes. Tres zaragüelles. Cinco servillas de mujer. Cinco cintas anchas de cuero, bordadas de hiladizo de colores, con sus bolsas y yesqueros. Muchas bolsitas de badana. Muchas agujetas de un herrete y de dos. Seis espejos doradillos. Cuatro medallas de vidrio. Dos mil cuentas verdes de vidrio, que tuvieron por finas. Cien sartas de cuentas de muchos colores. Veinte peines, que estimaron en mucho. Seis tijeras, que les agradaron. Quince cuchillos, grandes y pequeños. Mil agujas de coser y dos mil alfileres. Ocho alpargatas. Unas tenazas y martillo. Siete caperuzas de color. Tres sayos de colores, guarnecidos con jirones. Un sayo de frisa con su caperuza. Un sayo de terciopelo verde traído, con una gorra negra de terciopelo.

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