Reestructuración familiar
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Datos principales
Rango
Renacimiento agra
Desarrollo
Desestimada la visión atemporal de la familia y considerada en cambio como una forma social que se transforma con el cambio de su entorno, también en esta época la familia rural mudó sus esquemas comunales y reproductores, a la par que la ciudad requería asimismo de una nueva relación familiar originada por el nuevo ambiente de la diversidad laboral y el acomodo burgués. En principio no hay que olvidar que "la estructura de la población" presente todavía en estos siglos obedece a lo que los demógrafos califican como de tipo antiguo, caracterizado por una gran natalidad y también una gran mortalidad infantil, una elevada mortalidad puerperal en la mujer y una vida media del hombre aún reducida a los treinta y cinco años. Pero otros datos complementarios ilustran más sobre la cuestión, y, además, es obvio que las diferencias son acusadas si se trata de familias regias, nobles o campesinas. Cabe pensar que la disponibilidad y facilidad de acceso a la tierra favoreció el desgajamiento nuclear de nuevas familias con individuos que abandonaban las respectivas comunidades parentales de las que habían salido, facilitando además la formación de parejas estables a edades púberes todavía (en torno a los catorce años) y con una reproducción bienal según los intervalos intergenésicos naturales. Pero la dicotomía "familia amplia-familia corta" aún no esta volcada mayoritariamente hacia la forma nuclear. Por ejemplo, donde la investigación ha podido avanzar más, se advierte por un lado que el despojo progresivo de los parientes en las transacciones inmobiliarias es un hecho en el medio campesino, cuando no lo es tal en el nobiliar, y por otro lado se afianza el estrechamiento de los vínculos familiares; mientras que hacia finales del siglo XII aparece una oleada de individualismo muy acusado.
En definitiva, se puede sostener que, a lo largo de la plena Edad Media -desde antes del año mil, que es cuando en realidad se sitúa el inicio del crecimiento europeo en todos los órdenes-, se fue pasando "de una familia envarada en las reglas del Derecho -como escribe R. Fossier- y las obligaciones de la economía, a la vida de la pareja, en la que la voz del padre, la del hermano o la del marido no fueron las más persuasivas. Porque allí donde la Iglesia cedió o triunfó, su evolución estuvo orientada por la misma corriente que conducía a la economía y a la sociedad hacia la fragmentación en grupos autónomos que llevaban su propia vida. Aunque en esta fase de la historia de la familia -en la que el dogma cristiano, los resabios de la Antigüedad y la duda consuetudinaria se disputan el papel de guardianes de la ley- hay un gran ausente: el terreno público, el interés común y la perspectiva política". Es posible, como afirma G. Bois, que la parte central del crecimiento demográfico y familiar tuviera lugar antes del año mil, mientras que entre dicha fecha y 1300 la progresión tan sólo fuera del 50 por 100. Pero la discontinuidad en el poblamiento rural impide fijar una densidad de población modular y obliga a considerar una oscilación entre 20 y 40 habitantes por kilómetro cuadrado en zonas regularmente pobladas; impedimento que dificulta igualmente la posibilidad de fijar el número de familias de composición media. Y en cuanto a la regulación del crecimiento familiar, esta debe centrarse en el carácter social, pues dentro de la población rural el aposentamiento de los hijos y la transmisión de bienes eran cuestiones primordiales.
De forma que a lo largo del periodo de crecimiento demográfico se adaptó la nupcialidad a las variaciones de la mortalidad mediante restricciones al matrimonio: celibato, uniones retardadas, etc.; tratándose de reducir el tiempo de fecundidad. En resumen, para caracterizar la familia campesina de los siglos centrales de la Edad Media se utilizan los conceptos de "comunidad de la casa" y "grupo familiar de la casa". Así se define la familia campesina como una comunidad de producción y de consumo, como forma social de la casa extensa, en donde- según afirma W. Rossener- "el campesino y su mujer dirigen la comunidad de la casa, la organizan y establecen las líneas de conducta de los miembros para configurar la vida cotidiana de la familia". De forma que "no era el parentesco carnal, sino la economía y la vivienda en común lo que determinaba la pertenencia al grupo familiar de la casa, grupo en el que se integraban los criados". Aunque el esquema de comportamiento de Rössener pueda parecer rígido y valido especialmente para el campesino alemán, lo cierto es que en los siglos del crecimiento de los recursos y de la ampliación del horizonte agrícola, la salida en la familia de nuevas derivaciones independientes para instalarse en las tierras colonizadas y disponibles sirvió para reproducir el modelo hasta lo permitido por la realidad económica y social. No obstante, los llamados factores internos o microrregulares de la familia se practicaban en relación con un conjunto heterogéneo de intereses intrafamiliares, pero éstos, con todas sus variantes, obedecían principalmente a intereses suprafamiliares y derivaban del sistema de relaciones feudales ", según R.
Pastor. Los comportamientos del campesinado -diferentes a los de los nobles- venían impuestos por las relaciones de dependencia generadas por el sistema feudal, y para comprender a la familia campesina se debe hacer no de manera aislada, sino relacionada con la organización de la producción propia de la época de la expansión y el crecimiento económico, las estructuras de clase y las del poder. De ahí que los llamados por R. Pastor controles preventivos estuviesen programados, por los señores y las propias familias protagonistas, de diversas maneras, a tenor de las condiciones de la dependencia del campesino. Nada más lejos, por tanto, de lo que sucedió en el ámbito aristocrático y señorial o en el marco urbano-burgués de las ciudades más prósperas de Flandes, Francia o Italia.
En definitiva, se puede sostener que, a lo largo de la plena Edad Media -desde antes del año mil, que es cuando en realidad se sitúa el inicio del crecimiento europeo en todos los órdenes-, se fue pasando "de una familia envarada en las reglas del Derecho -como escribe R. Fossier- y las obligaciones de la economía, a la vida de la pareja, en la que la voz del padre, la del hermano o la del marido no fueron las más persuasivas. Porque allí donde la Iglesia cedió o triunfó, su evolución estuvo orientada por la misma corriente que conducía a la economía y a la sociedad hacia la fragmentación en grupos autónomos que llevaban su propia vida. Aunque en esta fase de la historia de la familia -en la que el dogma cristiano, los resabios de la Antigüedad y la duda consuetudinaria se disputan el papel de guardianes de la ley- hay un gran ausente: el terreno público, el interés común y la perspectiva política". Es posible, como afirma G. Bois, que la parte central del crecimiento demográfico y familiar tuviera lugar antes del año mil, mientras que entre dicha fecha y 1300 la progresión tan sólo fuera del 50 por 100. Pero la discontinuidad en el poblamiento rural impide fijar una densidad de población modular y obliga a considerar una oscilación entre 20 y 40 habitantes por kilómetro cuadrado en zonas regularmente pobladas; impedimento que dificulta igualmente la posibilidad de fijar el número de familias de composición media. Y en cuanto a la regulación del crecimiento familiar, esta debe centrarse en el carácter social, pues dentro de la población rural el aposentamiento de los hijos y la transmisión de bienes eran cuestiones primordiales.
De forma que a lo largo del periodo de crecimiento demográfico se adaptó la nupcialidad a las variaciones de la mortalidad mediante restricciones al matrimonio: celibato, uniones retardadas, etc.; tratándose de reducir el tiempo de fecundidad. En resumen, para caracterizar la familia campesina de los siglos centrales de la Edad Media se utilizan los conceptos de "comunidad de la casa" y "grupo familiar de la casa". Así se define la familia campesina como una comunidad de producción y de consumo, como forma social de la casa extensa, en donde- según afirma W. Rossener- "el campesino y su mujer dirigen la comunidad de la casa, la organizan y establecen las líneas de conducta de los miembros para configurar la vida cotidiana de la familia". De forma que "no era el parentesco carnal, sino la economía y la vivienda en común lo que determinaba la pertenencia al grupo familiar de la casa, grupo en el que se integraban los criados". Aunque el esquema de comportamiento de Rössener pueda parecer rígido y valido especialmente para el campesino alemán, lo cierto es que en los siglos del crecimiento de los recursos y de la ampliación del horizonte agrícola, la salida en la familia de nuevas derivaciones independientes para instalarse en las tierras colonizadas y disponibles sirvió para reproducir el modelo hasta lo permitido por la realidad económica y social. No obstante, los llamados factores internos o microrregulares de la familia se practicaban en relación con un conjunto heterogéneo de intereses intrafamiliares, pero éstos, con todas sus variantes, obedecían principalmente a intereses suprafamiliares y derivaban del sistema de relaciones feudales ", según R.
Pastor. Los comportamientos del campesinado -diferentes a los de los nobles- venían impuestos por las relaciones de dependencia generadas por el sistema feudal, y para comprender a la familia campesina se debe hacer no de manera aislada, sino relacionada con la organización de la producción propia de la época de la expansión y el crecimiento económico, las estructuras de clase y las del poder. De ahí que los llamados por R. Pastor controles preventivos estuviesen programados, por los señores y las propias familias protagonistas, de diversas maneras, a tenor de las condiciones de la dependencia del campesino. Nada más lejos, por tanto, de lo que sucedió en el ámbito aristocrático y señorial o en el marco urbano-burgués de las ciudades más prósperas de Flandes, Francia o Italia.