Pérdida cultural y económica
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CristianyMusulm
Desarrollo
El Islam sacudido por la inestabilidad y fragmentación política no fue ya el hogar creador o modelador de una cultura original, como en su época clásica. Se iniciaba una larga época de estancamiento y repetición de modelos establecidos aunque en aquellos siglos, como en los siguientes, hubo momentos de mayor brillantez e individualidades destacadas. Bajo influencia turca e irania se alcanzó entonces la perfección de la miniatura y el relieve en cobre, y se construyeron mezquitas, como la de Ispahan, minaretes y otros edificios notables por su originalidad estética y perfección técnica, al igual que ocurrió en el occidente almohade. Entre las figuras intelectuales más notables hay que destacar a dos geógrafos, en ambos extremos del mundo islámico: Idrisi , que vivió en la Sicilia normanda de Roger II , y al-Biruni, que, merced a las conquistas de Mahmud de Gazna , pudo describir extensamente la India por primera vez. Y una de las cumbres de la historiografía islámica, el "Kamil" o "Sunna" de Ibn al-Atir. Los marcos de la vida económica cambiaron poco pero su eficacia disminuyó, generalmente, en función de las circunstancias políticas. Las cesiones de tierra en iqta, características de Siria, se extendieron a Egipto desde finales del siglo XII, y a algunas zonas de Anatolia: a veces tuvo efectos positivos pues se trataba ya de cesiones hereditarias que fijaban la aristocracia guerrera a la sierra y la impulsaban a no alterar o empeorar la situación de los campesinos cultivadores, pues de ellos dependía su renta.
Las actividades manufactureras y mercantiles tuvieron desarrollos muy desiguales según regiones. La Anatolia turca permaneció en situación atrasada hasta la puesta a punto de caravanserrallos y caminos terrestres en el siglo XIII. Siria mantuvo sus manufacturas de seda en Damasco y algodón en Alepo, pero dependió de los intermediarios europeos que dominaban los puertos -Tiro, Trípoli, Antioquia- o, en el caso de las repúblicas mercantiles de Italia, las rutas marítimas, y con ello el tráfico de textiles, cerámica, orfebrería y otros productos. Pero el centro de interés principal de los europeos era Alejandría, ya en la segunda mitad del siglo XII, bisagra entre el Mediterráneo y el Mar Rojo y el Indico; en aquella ciudad adquirían especias, perfumes, tapices, piedras preciosas y alumbre; a cambio, proveían a Egipto, aunque legalmente estuviera prohibido, de materiales estratégicos, hierro y madera sobre todo. Los tratados mercantiles conocidos más antiguos son los establecidos por los pisanos en 1154 y 1173, pero Amalfi, Sicilia, Genova y Venecia tambien los firmaron y, a lo que parece, los venecianos eran los que mayor interés y beneficio tenían en aquellas relaciones, tan alejadas del espíritu religioso y guerrero de los cruzados. En 1215, según un testimonio aislado, es cierto, habían arribado a Alejandría y Damieta unos 3.000 mercaderes occidentales, y cuarenta años antes, en 1175, la aduana de Alejandría rentó la fabulosa suma de ocho mil marcos de plata. Aunque el dominio de la actividad mercantil derivaba hacia manos europeas, todavía generaba beneficios importantes y no hipotecaba la economía del Egipto ayyubí .
Las actividades manufactureras y mercantiles tuvieron desarrollos muy desiguales según regiones. La Anatolia turca permaneció en situación atrasada hasta la puesta a punto de caravanserrallos y caminos terrestres en el siglo XIII. Siria mantuvo sus manufacturas de seda en Damasco y algodón en Alepo, pero dependió de los intermediarios europeos que dominaban los puertos -Tiro, Trípoli, Antioquia- o, en el caso de las repúblicas mercantiles de Italia, las rutas marítimas, y con ello el tráfico de textiles, cerámica, orfebrería y otros productos. Pero el centro de interés principal de los europeos era Alejandría, ya en la segunda mitad del siglo XII, bisagra entre el Mediterráneo y el Mar Rojo y el Indico; en aquella ciudad adquirían especias, perfumes, tapices, piedras preciosas y alumbre; a cambio, proveían a Egipto, aunque legalmente estuviera prohibido, de materiales estratégicos, hierro y madera sobre todo. Los tratados mercantiles conocidos más antiguos son los establecidos por los pisanos en 1154 y 1173, pero Amalfi, Sicilia, Genova y Venecia tambien los firmaron y, a lo que parece, los venecianos eran los que mayor interés y beneficio tenían en aquellas relaciones, tan alejadas del espíritu religioso y guerrero de los cruzados. En 1215, según un testimonio aislado, es cierto, habían arribado a Alejandría y Damieta unos 3.000 mercaderes occidentales, y cuarenta años antes, en 1175, la aduana de Alejandría rentó la fabulosa suma de ocho mil marcos de plata. Aunque el dominio de la actividad mercantil derivaba hacia manos europeas, todavía generaba beneficios importantes y no hipotecaba la economía del Egipto ayyubí .