LIBRO SEGUNDO. CapÍtulo Primero
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Datos principales
Desarrollo
Qué conocimiento tenían del cielo y de los astros, y qué presagios acostumbraban tomar de los fenómenos meteorológicos Es fama que habían descubierto la multiplicidad de los cielos, pero del sol, de la luna, de la estrella de Orión, ¿Sirio? de Venus, de las Osas, y de los otros astros en los que creían que habitaba un numen, no sabían casi nada, excepto algunas observaciones vulgares y algunos cuentos más que de viejas y, por consiguiente, ignorantes de las causas de las cosas, solían reverenciar miserablemente y temer sin medida los eclipses y meteoros y cualquiera otra cosa semejante. Pero tomaban presagios de los meteoros y de los fenómenos generados en lo más alto del aire, como los relámpagos, cometas, exhalaciones, vigas ígneas, remolinos ardientes, antorchas celestes, columnas de fuego, la nieve, las nubes, la escarcha, los torbellinos y cosas parecidas; y así creían que las nubes blancas en las cumbres de los cerros presagiaban el granizo y las nubes densas la lluvia. La escarcha cayendo como rocío, la fecundidad de ese año. El arco iris, tiempo tranquilo sereno y el término y fin de las lluvias. Y las estrellas fugaces, las visicitudes de los reyes y de los reinos.