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Hispania visigoda

Desarrollo


Hemos comentado anteriormente las dificultades que ofrecen las fuentes de la época, o referidas a ella, para su correcto análisis, si bien son absolutamente imprescindibles para acercarse al conocimiento de la misma. No pretendemos aquí hacer un estudio detallado, sino exclusivamente mencionar con qué tipo de fuentes contamos y cuáles son las más relevantes. Cabe hacer una distinción dentro de ellas: - Fuentes literarias: Nos referimos a ellas en sentido amplio y no con el concepto estricto que hoy podamos tener de literatura. En este punto merece la pena hacer dos distinciones, la primera, respecto de los escritores u obras procedentes de Hispania y aquellos de otros lugares del antiguo Imperio; la segunda, respecto de las obras propiamente históricas, frente a las de otros contenidos, teniendo en cuenta que no siempre una obra de contenido histórico se corresponde con el género literario de la historia, la crónica o la biografía, aunque sea lo más frecuente. Disponemos de diversas fuentes, algunas de las cuales iremos citando a lo largo de este volumen. Además de autores antiguos que hablan puntualmente de los pueblos bárbaros, como puede ser Tácito, por mencionar alguno, hay una serie de escritores bien significativos, aunque sus obras abarcan las primeras épocas de migraciones de los pueblos bárbaros y llegan, en todo caso, hasta la época de asentamiento de los visigodos en Aquitania. Entre éstos, están, sin duda, Ammiano Marcelino, el mayor historiador de época bajoimperial, Sidonio Apolinar, tanto con sus cartas como con sus poemas; Claudiano, que escribió, entre otras, De bello Getico, un poema en hexámetros, de tono épico, además de Laudes Stiliconis o un Panegírico sobre el tercer consulado de Honorio, y Jordanes con su Getica.

Más directamente relacionadas con la historia de los siglos V al VII son obras históricas de la envergadura de la Historia Francorum de Gregorio de Tours o la Chronica del pseudo Fredegario. De otra parte, es imprescindible contar con todas las referencias a Hispania que existen en la correspondencia y en la obra del papa Gregorio Magno, así como de otros papas como Vigilio y, en general, autores como Venancio Fortunato por ejemplo, o corresponsales más o menos ocasionales, de entre los que destacan los pertenecientes a estamentos eclesiásticos. Entre los autores hispanos se cultivó el género literario de la historia, en diversas variantes y estilos. En el siglo VI destaca tanto Orosio con Historiae adversus paganos, que en sus capítulos finales trata de las cuestiopnes relativas a las migraciones bárbaras, hasta los primeros reyes visigodos asentados en la Gallia; como Hidacio, con su escueta Chronica, cuya probable muerte le hizo interrumpir hacia el 468 y que tiene la particularidad de narrar acontecimientos por él vividos en torno al asentamiento de los suevos en la Gallaecia. Igualmente las Historiae visigothorum, sueborum, vandolorum de Isidoro de Sevilla, su Chronica, así como el De viris ilustribus, de género biográfico. La Crónica isidoriana sería continuada por la Crónica mozárabe y otras ya escritas en época medieval, a las que ahora no nos referiremos.

En cuanto a De viris illustribus, sería continuada por escritores como Ildefonso de Toledo. La Historia Wambae regis es una obra centrada en un asunto concreto como la rebelión del dux Paulo en la Narbonense contra el rey Wamba, escrita por Julián de Toledo, con un estilo literario cuajado de elementos retóricos y evocaciones e influjos de autores clásicos. Un género literario surgido del de la historia, o mejor aún, de la biografía, bajo el signo del cristianismo, es la hagiografía. Evidentemente con una consideración de los hechos históricos desde la perspectiva de la intervención divina y, en muchos casos, con fines propagandísticos, es, en cambio, una fuente importante de documentación. En el siglo VII se escribe la anónima Vitas sanctorum patrum Emeretensium, la Vita sancti Aemiliani de Braulio de Zaragoza y la Vita Desiderii del rey Sisebuto, piezas realmente imprescindibles, sobre todo la primera, para un acercamiento a los siglos VI y VII. Además de las obras mencionadas, las diferentes producciones escritas -obras dogmáticas, exegéticas, pastorales, poesía, homilías, sermones, etc.- en la Hispania de la Antigüedad tardía ofrecen un cúmulo de informaciones sobre la época, vida, sociedad, la Iglesia, la educación y otros muy diversos aspectos de notabilísimo interés. Tendremos ocasión de mencionar algunas de ellas al hablar del ambiente cultural más adelante.

- Fuentes legislativas: Básicamente las leyes y las actas conciliares. La información que ofrecen es, como puede suponerse, inestimable para múltiples aspectos de la vida pública y privada, así como de la organización del Estado e, incluso, son el reflejo de muchas circunstancias históricas concretas que han dejado huella en las leyes. No referiremos a ellas explícitamente al analizar el aparato legislativo, dentro del capítulo de los instrumentos para el poder. - Fuentes epigráficas y numismáticas: Las inscripciones, en los diversos materiales y soportes, son las otras fuentes escritas con que contamos. Muchas de ellas son funerarias y, con independencia de su valor intrínseco, en ocasiones no ofrecen más que datos sobre personas en cuyo epitafio sólo figura cuándo murieron o qué edad tenían y cuál era su nombre. Pero en otras las informaciones son más precisas y valiosas, tanto a nivel prosopográfico, como histórico. Además de las funerarias, las edilicias contribuyen a un conocimiento mucho mayor sobre los espacios para la población, sobre el desarrollo y la evolución de la propia sociedad. Dentro de las inscripciones cabe hablar de dos grupos bien distintos pero significativos e importantes. El primero, los llamados Tituli metrici, una serie de poemas de métrica cuantitativa o rítmica, generalmente epitafios, escritos en piedra, o a modo de inscripciones funerarias; es decir, en ocasiones se conservan dichas inscripciones, pero en otras sólo se han transmitido literariamente, algunos de los cuales nunca han llegado a ser grabados y sólo se han escrito como obra poética.

En muchos de estos tituli encontramos una importante documentación sobre personajes, circunstancias y hechos de la época que nos ocupa. El segundo, son las llamadas pizarras visigodas; una serie de textos escritos sobre soporte de pizarra, como material a mano y barato, frente al pergamino, y cómodo, frente a éste o a las tablillas de cera, que, concentradas básicamente en zonas de Ávila, Salamanca y norte de Cáceres, con algunas excepciones, dan información sobre diversas actividades privadas de carácter económico de la sociedad, fundamentalmente rural, además de la constatación de la aplicación del derecho o del nivel cultural y la educación de los siglos VI y VII, como se podrá ver a lo largo de algunos puntos de la exposición. Evidentemente, la numismática ofrece también unas posibilidades de estudio considerables en cuanto a la circulación monetaria y su valor y, paralelamente, a la época de los reyes y distintos momentos de la acuñación. Las fuentes escritas, como ya se ha dicho antes, junto con las fuentes arqueológicas, son la base y el punto de partida para nuestra -para cualquier- aproximación al estudio de la Antigüedad tardía en Hispania.

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