La Revolución en Viena y Berlín
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EuropaRevolucionaria
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Las noticias de París llegan a Alemania a finales de febrero de 1848, cuando ya se llevaba más de un año con tensiones sociales en las que se apuntaban exigencias de reformas políticas. Los trabajadores artesanos de las ciudades formaban el núcleo de los sectores descontentos, a los que había que sumar los campesinos que se encontraban en dificultades para liberarse de las viejas cargas feudales. Al fracaso de las cosechas de patata en 1845 y 1846 vino a sumarse una sequía que arruinó la cosecha de cereal. Las malas cosechas llevaron a la elevación de precios agrícolas y a la contracción de la demanda de productos industriales, que se tradujo en el cierre de factorías y el aumento de desempleados en ciudades que eran ya focos de protesta social.En ese clima de inquietud se recibieron tímidas ofertas de reforma política. Federico Guillermo IV de Prusia había convocado, en febrero de 1847, una Dieta Unitaria, con representantes de las ocho provincias, que fue disuelta cuatro meses más tarde, ante la negativa del monarca a aceptar una Constitución escrita. Los liberales de Baden se habían reunido en Offenburg, en septiembre de 1847, y habían reclamado inútilmente libertades políticas y la elección de un Parlamento panalemán. Los liberales moderados del sur y del oeste de Alemania se reunieron días más tarde (10 de octubre) en Heppenheim y se inclinaron por llegar a la unificación política a partir de la Unión Aduanera. También solicitaron la adopción de unas medidas de reforma de carácter liberal y la adopción de medidas para mejorar la condición de las clases pobres.
Los liberales de Baden son los primeros que reaccionan ante las noticias que llegan de París, y establecen la pauta del resto de los movimientos revolucionarios alemanes. En una manifestación realizada en Mannheim (27 de febrero) se reclama la libertad de prensa, la formación de una milicia cívica, el juicio por jurado, gobierno políticamente responsable y la convocatoria de un Parlamento alemán. El movimiento se propaga hacia el norte sin necesidad de recurrir a la violencia porque los príncipes, atemorizados, hacen concesiones en Hannover, Würtemberg, Hesse-Darmstadt, Nassau, Bonn y Sajonia. No hubo otro príncipe derrocado que Luis I de Baviera , que abdicó en su hijo, Maximiliano II , como consecuencia de los escándalos provocados por el ennoblecimiento de la bailarina Lola Montes .Los revolucionarios incorporaron pronto el elemento nacionalista a sus reivindicaciones. Aunque la Dieta de la Confederación Germánica había aceptado a primeros de marzo la bandera negra, roja y oro, como símbolo, y había permitido la constitución de una comisión presidida por F. Dahlmann, para preparar una nueva Constitución, la mayoría de los liberales pensaban que la Dieta no era el órgano adecuado para sentar las bases de un nuevo Estado alemán unificado. El día 5 de marzo se reunió en Heidelberg un grupo de liberales del sur y del oeste, que decidieron constituir una comisión para preparar la convocatoria de una asamblea nacional alemana.
Mientras tanto, en Viena, la capital del Imperio de los Habsburgo , se generalizaba un clima de agitación avivado por las noticias llegadas de Francia y las primeras reivindicaciones de los nacionalistas húngaros, dirigidos por L. Kossuth. También desde Praga se reclamaban reformas constitucionales el día 11 de marzo.La reunión de la Dieta de la Baja Austria, el 13 de marzo, dio la ocasión para una manifestación de estudiantes y obreros, que asaltaron el lugar de la asamblea e iniciaron una marcha sobre el palacio imperial, exigiendo la adopción de medidas liberales y la dimisión de Metternich . Ésta se produjo al día siguiente, y el emperador prometió el día 15 la formación de un gobierno liberal, la organización de la Guardia Nacional y la libertad de prensa. Ese mismo día estallaba la revolución en Hungría bajo la dirección de A. Petöfi y Kossuth. La caída de Metternich, con toda su carga simbólica, fue un bombazo en las restantes cancillerías europeas y una llamada de advertencia sobre el desbordamiento revolucionario. Federico Guillermo IV de Prusia promete, el 17 de marzo, la convocatoria de un Landtag (parlamento) único pero la manifestación, ese mismo día, de obreros y estudiantes deriva en un enfrentamiento con las tropas que se salda con 230 manifestantes muertos. El rey se ve obligado a rendir homenaje a los caídos, a la vez que promete (19 de marzo) libertades políticas y la reforma constitucional. Alentado por sus consejeros a tomar la iniciativa del impulso reformista, el rey asume también los objetivos nacionalistas y declara que "Prusia está fundida en Alemania". En realidad, el gobierno liberal que se forma a finales de marzo, presidido por el renano L. Camphausen, representa también la alianza entre la Monarquía y la burguesía asustada por las exigencias de socialistas y demócratas radicales. Los desórdenes sociales de esa primavera no hicieron sino fortalecer esa alianza.
Los liberales de Baden son los primeros que reaccionan ante las noticias que llegan de París, y establecen la pauta del resto de los movimientos revolucionarios alemanes. En una manifestación realizada en Mannheim (27 de febrero) se reclama la libertad de prensa, la formación de una milicia cívica, el juicio por jurado, gobierno políticamente responsable y la convocatoria de un Parlamento alemán. El movimiento se propaga hacia el norte sin necesidad de recurrir a la violencia porque los príncipes, atemorizados, hacen concesiones en Hannover, Würtemberg, Hesse-Darmstadt, Nassau, Bonn y Sajonia. No hubo otro príncipe derrocado que Luis I de Baviera , que abdicó en su hijo, Maximiliano II , como consecuencia de los escándalos provocados por el ennoblecimiento de la bailarina Lola Montes .Los revolucionarios incorporaron pronto el elemento nacionalista a sus reivindicaciones. Aunque la Dieta de la Confederación Germánica había aceptado a primeros de marzo la bandera negra, roja y oro, como símbolo, y había permitido la constitución de una comisión presidida por F. Dahlmann, para preparar una nueva Constitución, la mayoría de los liberales pensaban que la Dieta no era el órgano adecuado para sentar las bases de un nuevo Estado alemán unificado. El día 5 de marzo se reunió en Heidelberg un grupo de liberales del sur y del oeste, que decidieron constituir una comisión para preparar la convocatoria de una asamblea nacional alemana.
Mientras tanto, en Viena, la capital del Imperio de los Habsburgo , se generalizaba un clima de agitación avivado por las noticias llegadas de Francia y las primeras reivindicaciones de los nacionalistas húngaros, dirigidos por L. Kossuth. También desde Praga se reclamaban reformas constitucionales el día 11 de marzo.La reunión de la Dieta de la Baja Austria, el 13 de marzo, dio la ocasión para una manifestación de estudiantes y obreros, que asaltaron el lugar de la asamblea e iniciaron una marcha sobre el palacio imperial, exigiendo la adopción de medidas liberales y la dimisión de Metternich . Ésta se produjo al día siguiente, y el emperador prometió el día 15 la formación de un gobierno liberal, la organización de la Guardia Nacional y la libertad de prensa. Ese mismo día estallaba la revolución en Hungría bajo la dirección de A. Petöfi y Kossuth. La caída de Metternich, con toda su carga simbólica, fue un bombazo en las restantes cancillerías europeas y una llamada de advertencia sobre el desbordamiento revolucionario. Federico Guillermo IV de Prusia promete, el 17 de marzo, la convocatoria de un Landtag (parlamento) único pero la manifestación, ese mismo día, de obreros y estudiantes deriva en un enfrentamiento con las tropas que se salda con 230 manifestantes muertos. El rey se ve obligado a rendir homenaje a los caídos, a la vez que promete (19 de marzo) libertades políticas y la reforma constitucional. Alentado por sus consejeros a tomar la iniciativa del impulso reformista, el rey asume también los objetivos nacionalistas y declara que "Prusia está fundida en Alemania". En realidad, el gobierno liberal que se forma a finales de marzo, presidido por el renano L. Camphausen, representa también la alianza entre la Monarquía y la burguesía asustada por las exigencias de socialistas y demócratas radicales. Los desórdenes sociales de esa primavera no hicieron sino fortalecer esa alianza.