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Datos principales
Desarrollo
La obra Los Naufragios fueron compuestos por Cabeza de Vaca entre los años de 1537 y 1540, apenas llegó a España. Ahora bien, antes que este original, Alvar Núñez escribió otra relación, dirigida a la Real Audiencia del Consejo de Indias, y que Gonzalo Fernández de Oviedo utilizó para la redacción de su Historia General, y que posteriormente, cuando conoce personalmente a Cabeza de Vaca en Madrid en 1547 tiene interés en contrastar la relación que él tuvo en sus manos con la que cuenta el protagonista y de una nueva relación que había hecho imprimir este caballero e anda de molde. Es decir, muy anterior a la que se considera primera edición oficial, en la que aparecen unidos los Naufragios y los Comentarios en Valladolid (1555). Por Fernández de Oviedo sabemos que, entre las dos relaciones había notables diferencias, como ni quiero consentir al Cabeza de Vaca el nombre que en su impresión da a aquella isla, que llama de Malhado, pues la primera relación no le pusiera nombre, ni él se le puede dar; a la relación final que hace Cabeza de Vaca de la existencia de oro y metales en el norte de México y desierto de Arizona, Fernández de Oviedo reprocha: Yo quisiera esto más claro, e más larga claridad en ello; y añade puntualizando: En la relación primera que la Audiencia Real me dio, que es la que se contiene hasta el fin del capítulo precedente, dice que vino de Cuba, del puerto de la Habana, y en estotra, de que tracta en este capítulo, dice que tocó Cabeza de Vaca en la Habana, e que llegó a Lisboa.
Hay, pues, que tener en cuenta que, sin duda alguna, la primera relación oficial que escribió el Consejo de Indias debió servir de soporte a los Naufragios que hoy presentamos. Posiblemente, la primera sería mucho más concisa, mientras en la entregada al público Alvar Núñez daría paso a su fantasía e imaginación; y lo que algunos autores han denominado andalucismos. Así, ya sabemos que el nombre de la isla donde pasaron tantas desventuras los españoles, se lo dio Alvar Núñez muchos años después. Y en cuanto a los andalucismos, más bien creemos que debemos atribuirlos a las milagrosas curaciones en cadena que nos relata. Por lo demás, tiene garra literaria, y es conciso en las descripciones. Alvar Núñez ha sido incluido por la Real Academia de la Lengua entre sus autoridades, entre los clásicos de la lengua española, tanto por su narrativa como por su valiosísima aportación de americanismos y porque en los Naufragios, al igual que sucede en la mayoría de los escritos autobiográficos de nuestros exploradores y conquistadores, la lengua española alcanza su máxima pujanza expresiva.
Hay, pues, que tener en cuenta que, sin duda alguna, la primera relación oficial que escribió el Consejo de Indias debió servir de soporte a los Naufragios que hoy presentamos. Posiblemente, la primera sería mucho más concisa, mientras en la entregada al público Alvar Núñez daría paso a su fantasía e imaginación; y lo que algunos autores han denominado andalucismos. Así, ya sabemos que el nombre de la isla donde pasaron tantas desventuras los españoles, se lo dio Alvar Núñez muchos años después. Y en cuanto a los andalucismos, más bien creemos que debemos atribuirlos a las milagrosas curaciones en cadena que nos relata. Por lo demás, tiene garra literaria, y es conciso en las descripciones. Alvar Núñez ha sido incluido por la Real Academia de la Lengua entre sus autoridades, entre los clásicos de la lengua española, tanto por su narrativa como por su valiosísima aportación de americanismos y porque en los Naufragios, al igual que sucede en la mayoría de los escritos autobiográficos de nuestros exploradores y conquistadores, la lengua española alcanza su máxima pujanza expresiva.