La época de expansión bizantina
Compartir
Datos principales
Rango
Expansión bizantina
Desarrollo
Parece aceptado que el arte bizantino no tuvo la irradiación que podía esperarse de su gran y continuado prestigio, de su innegable superioridad durante siglos y de su vigorosa personalidad. Sobre Occidente, con excepción de algunas provincias italianas, ejerció cierta influencia gracias a las artes suntuarias, cuyos productos eran de fácil transporte; pero la arquitectura y la pintura mural resultaron poco accesibles a los países hispanos , francos o germánicos . La arquitectura bizantina se afianzó en Italia en dos baluartes, cada uno con carácter distinto. En Venecia y sus cercanías, está representada por un pequeño número de iglesias y palacios. De traza monumental y lujosa realización, aparecen ligados por una parte al arte de Constantinopla y de algunos centros importantes de Grecia y, por otra, a los estilos del románico europeo. En el sur de Italia y Sicilia se han conservado un número relativamente grande de iglesias, pero significan poco en el panorama de la arquitectura bizantina de los siglos XI y XII. Su ejecución es pobre y su decoración, salvo el caso de la Martorana de Palermo, de calidad irregular. Aunque Santa Fosca de Torcello constituye, por sí misma, un bello ejemplo del modo de construir bizantino, la iglesia metropolitana de San Marcos es el monumento más relevante. Su aspecto actual es el fruto de distintas etapas y gustos arquitectónicos, dado que fue consagrada en 1073 pero se trabajó en ella hasta el siglo XVII.
Los revestimientos interiores datan de fines del siglo XI y comienzos del XII, los nichos del XIII, que es probablemente cuando se dio el perfil acampanado exterior a las cúpulas, acercándolas así al gusto islámico; los gabletes góticos de la fachada son del XV. De fecha posterior son los grandes mosaicos de la parte alta. Si pudiéramos despojarla de todos estos añadidos, descubriríamos una iglesia cruciforme que tomó como modelo la de los Santos Apóstoles de Constantinopla: ambas tenían pilares cuatripartitos, ambas tenían galerías apoyadas sobre columnas y ambas debían ser del mismo tamaño. También había diferencias: en la de los Santos Apóstoles había dos filas superpuestas de columnas y en San Marcos solamente una. Pero se mostró bastante similar a su modelo. Llama la atención que se imitase una iglesia que tenía entonces quinientos años de antigüedad. Así lo hicieron porque querían albergar las reliquias de San Marcos, utilizando el modelo de un edificio tan prestigioso como el Apostoleion de Constantinopla que contenía los huesos de San Andrés, de San Lucas y quizá, también, los de San Mateo. Por esta razón Venecia se convertiría en un núcleo de renacimiento del arte de la época de Justiniano . Baste mencionar el ejemplo de los capiteles. Un gran número de los de las columnatas del interior y otras partes han sido tan cuidadosamente hechos que sólo la mayor dureza del acabado los distingue de los capiteles de los siglos V y VI.
En cuanto a los famosos mosaicos de la nave, hay que precisar que son de gusto bizantino pero de ejecución local -al igual que ocurre en Murano o Trieste- por lo que, en puridad, no cabe considerarlos como una obra propiamente bizantina -Grabar-. Una excepción puede estar representada por los mosaicos del nártex norte, inspirados en miniaturas del siglo VI y que desarrollan un arte descriptivo que remite a artistas griegos y serbios contemporáneos. Una segunda excepción remite a la basílica de Torcello. La célebre imagen de la Virgen -del siglo XII- parece planear en una atmósfera dorada por encima de los apóstoles. Ningún otro arte habría utilizado el vacío como medio de expresión estética con tanta maestría; para ello fue necesario suprimir las figuras de ángeles o santos y conferir a la esbelta Theotokos una silueta muy por encima de las exigencias ópticas de la superficie curva en donde está representada. Frente a esta evocación del cielo, sobre el muro oeste se halla representado un inmenso Juicio Final. La composición ha sido equilibrada con cuidado y la postura y expresión de cada figura ha sido tratada de manera individualizada, a tono con el gusto de la época que exigía una humanidad más realista. Las construcciones bizantinas del sur de Italia, están relacionadas en planta no con Constantinopla sino con las provincias más atrasadas de la cuenca del Egeo. De factura tosca, llaman la atención por el atractivo de su arquitectura popular o su adecuación al paisaje, como el caso de la Católica de Stilo -siglo XI (?)- en Calabria; pero su importancia reside, fundamentalmente, en la prueba que proporcionan de los vínculos existentes entre una provincia distante y otras situadas en las rutas marítimas del Imperio -Krautheimer-. Este es el caso de la iglesia citada que presenta una serie de rasgos -cinco cimborrios sobre los tejados, anchas bandas de ajedrezado, frisos de dientes y esquinillas...- que remiten a las iglesias de las pequeñas ciudades portuarias de la península griega. La Koimesis de Togea o la Pantanassa de Monemvasia, pueden servir de referencia.
Los revestimientos interiores datan de fines del siglo XI y comienzos del XII, los nichos del XIII, que es probablemente cuando se dio el perfil acampanado exterior a las cúpulas, acercándolas así al gusto islámico; los gabletes góticos de la fachada son del XV. De fecha posterior son los grandes mosaicos de la parte alta. Si pudiéramos despojarla de todos estos añadidos, descubriríamos una iglesia cruciforme que tomó como modelo la de los Santos Apóstoles de Constantinopla: ambas tenían pilares cuatripartitos, ambas tenían galerías apoyadas sobre columnas y ambas debían ser del mismo tamaño. También había diferencias: en la de los Santos Apóstoles había dos filas superpuestas de columnas y en San Marcos solamente una. Pero se mostró bastante similar a su modelo. Llama la atención que se imitase una iglesia que tenía entonces quinientos años de antigüedad. Así lo hicieron porque querían albergar las reliquias de San Marcos, utilizando el modelo de un edificio tan prestigioso como el Apostoleion de Constantinopla que contenía los huesos de San Andrés, de San Lucas y quizá, también, los de San Mateo. Por esta razón Venecia se convertiría en un núcleo de renacimiento del arte de la época de Justiniano . Baste mencionar el ejemplo de los capiteles. Un gran número de los de las columnatas del interior y otras partes han sido tan cuidadosamente hechos que sólo la mayor dureza del acabado los distingue de los capiteles de los siglos V y VI.
En cuanto a los famosos mosaicos de la nave, hay que precisar que son de gusto bizantino pero de ejecución local -al igual que ocurre en Murano o Trieste- por lo que, en puridad, no cabe considerarlos como una obra propiamente bizantina -Grabar-. Una excepción puede estar representada por los mosaicos del nártex norte, inspirados en miniaturas del siglo VI y que desarrollan un arte descriptivo que remite a artistas griegos y serbios contemporáneos. Una segunda excepción remite a la basílica de Torcello. La célebre imagen de la Virgen -del siglo XII- parece planear en una atmósfera dorada por encima de los apóstoles. Ningún otro arte habría utilizado el vacío como medio de expresión estética con tanta maestría; para ello fue necesario suprimir las figuras de ángeles o santos y conferir a la esbelta Theotokos una silueta muy por encima de las exigencias ópticas de la superficie curva en donde está representada. Frente a esta evocación del cielo, sobre el muro oeste se halla representado un inmenso Juicio Final. La composición ha sido equilibrada con cuidado y la postura y expresión de cada figura ha sido tratada de manera individualizada, a tono con el gusto de la época que exigía una humanidad más realista. Las construcciones bizantinas del sur de Italia, están relacionadas en planta no con Constantinopla sino con las provincias más atrasadas de la cuenca del Egeo. De factura tosca, llaman la atención por el atractivo de su arquitectura popular o su adecuación al paisaje, como el caso de la Católica de Stilo -siglo XI (?)- en Calabria; pero su importancia reside, fundamentalmente, en la prueba que proporcionan de los vínculos existentes entre una provincia distante y otras situadas en las rutas marítimas del Imperio -Krautheimer-. Este es el caso de la iglesia citada que presenta una serie de rasgos -cinco cimborrios sobre los tejados, anchas bandas de ajedrezado, frisos de dientes y esquinillas...- que remiten a las iglesias de las pequeñas ciudades portuarias de la península griega. La Koimesis de Togea o la Pantanassa de Monemvasia, pueden servir de referencia.