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Datos principales
Rango
Paleolítico-Arcaico
Desarrollo
Este dilatado periodo de 6.000 años que acabamos de reconstruir resulta de vital importancia para la evolución de las sociedades americanas, por cuanto a lo largo de él se acelera una serie de experimentaciones que culminarán en la domesticación de las plantas y animales y en el desarrollo de la agricultura. En este sentido, podemos afirmar que existen dos focos nucleares de experimentación -Mesoamérica y el Área Andina - y un foco secundario, el amazónico-caribeño , todos los cuales, junto con otros de naturaleza más marginal, incorporan al registro universal de plantas cultivadas más de cien especies. En estos complicados procesos ocurridos en el continente americano, el énfasis preferente se orienta hacia la agricultura, ya que los animales domesticados son escasos. Varios milenios de experimentación, cuidado y selección de los productos vegetales documentan este lento proceso, definido por multitud de alternativas, caracterizado por la acumulación de conocimientos y acompañado por innovaciones técnicas adaptadas a él. El caleidoscopio ambiental resultante del cambio al Holoceno produjo una rica variedad cultural. En Mesoamérica, la experimentación se orientó con preferencia hacia el maíz, el frijol y la calabaza. En algunas de sus regiones mejor investigadas -Tamaulipas, Tehuacan, el Centro de México y el valle de Oaxaca-, se ha constatado que esta evolución no fue homogénea. El maíz (Zea mays), la planta más importante del Nuevo Continente, que procede de un antepasado silvestre y del teosinte (Zea mexicana), pudo ser utilizado en Guilá Naquitz (Oaxaca) desde el 7.
500 a.C., pero no se usa en Tehuacan hasta el 5.000 a.C., y en Tamaulipas hasta el 3.000 a.C. Las distintas variedades de calabaza (Cucurbita pepo, mixta y moschata) aparecen también con una temporalidad diferente. La primera se conoce en Oaxaca hacia el 8.000 a.C. y llega a Tamaulipas hacia el 7.000 a.C. y a Tehuacan en el 4.000 a.C. Lo mismo podríamos alegar con respecto a las otras dos variedades. En cuanto al frijol (Phaseolus coccineus), se ha aislado entre el 8.700 y el 6.700 a.C. para Oaxaca, pero no llega hasta el 5.000-2.500 a.C. a Tamaulipas y para los inicios de nuestra era a Tehuacan. Junto a estos tres alimentos básicos se utilizó pimiento (Capsicum annum), aguacate (Persea americana), amaranto (Amarantos spp.), mezquite, nopal, maguey, frutos de árboles, bellotas, nueces y un largo etcétera. En el capítulo de animales domesticados, sólo podemos apuntar perro, pavo y pato. En el Area Andina se desarrollaron otras plantas autóctonas que resultaron de la misma importancia para la evolución cultural de las sociedades complejas. En especial la papa o patata (Solanum tuberosum), que se cultivó en zonas de la sierra peruana hacia el 3.500 a.C., mientras que otras regiones no la adquirieron hasta el 1.000 a.C., e incluso no llegó a Bolivia hasta el 400 a. C.. La quinoa (Chenopodium quinoa) aparece en Ayacucho (Perú) hacia el 4.500 a.C. y no se explota en Argentina hasta inicios de nuestra era. Y lo mismo sucede con la cañihua (Chenopodium pallidicaule) y la calabaza (Cucurbita ficifolia y moschata).
En los Andes orientales y su confluencia con la Amazonía se experimentó con batata (Ipomoea batatas) y cacahuete (Arachis hipogaea). La domesticación de animales tuvo más importancia en el Area Andina que en Mesoamérica, llegando a desarrollarse una verdadera ganadería en torno a la llama (Lama glama) tal vez desde los inicios del 3.000 a.C. También de gran valor económico fue la domesticación de un roedor, el cuy (Cavia porcelus). El último foco importante de domesticación fue la cuenca Orinoco-amazónica, donde además de batata y cacahuete, se experimentó con la mandioca (Manihot esculenta y utilissima), en sus dos variedades ?amarga y dulce? en las sabanas de Venezuela y Colombia desde el 2.500 a.C., las cuales resultaron ser de enorme importancia económica para los grupos del bosque tropical.
500 a.C., pero no se usa en Tehuacan hasta el 5.000 a.C., y en Tamaulipas hasta el 3.000 a.C. Las distintas variedades de calabaza (Cucurbita pepo, mixta y moschata) aparecen también con una temporalidad diferente. La primera se conoce en Oaxaca hacia el 8.000 a.C. y llega a Tamaulipas hacia el 7.000 a.C. y a Tehuacan en el 4.000 a.C. Lo mismo podríamos alegar con respecto a las otras dos variedades. En cuanto al frijol (Phaseolus coccineus), se ha aislado entre el 8.700 y el 6.700 a.C. para Oaxaca, pero no llega hasta el 5.000-2.500 a.C. a Tamaulipas y para los inicios de nuestra era a Tehuacan. Junto a estos tres alimentos básicos se utilizó pimiento (Capsicum annum), aguacate (Persea americana), amaranto (Amarantos spp.), mezquite, nopal, maguey, frutos de árboles, bellotas, nueces y un largo etcétera. En el capítulo de animales domesticados, sólo podemos apuntar perro, pavo y pato. En el Area Andina se desarrollaron otras plantas autóctonas que resultaron de la misma importancia para la evolución cultural de las sociedades complejas. En especial la papa o patata (Solanum tuberosum), que se cultivó en zonas de la sierra peruana hacia el 3.500 a.C., mientras que otras regiones no la adquirieron hasta el 1.000 a.C., e incluso no llegó a Bolivia hasta el 400 a. C.. La quinoa (Chenopodium quinoa) aparece en Ayacucho (Perú) hacia el 4.500 a.C. y no se explota en Argentina hasta inicios de nuestra era. Y lo mismo sucede con la cañihua (Chenopodium pallidicaule) y la calabaza (Cucurbita ficifolia y moschata).
En los Andes orientales y su confluencia con la Amazonía se experimentó con batata (Ipomoea batatas) y cacahuete (Arachis hipogaea). La domesticación de animales tuvo más importancia en el Area Andina que en Mesoamérica, llegando a desarrollarse una verdadera ganadería en torno a la llama (Lama glama) tal vez desde los inicios del 3.000 a.C. También de gran valor económico fue la domesticación de un roedor, el cuy (Cavia porcelus). El último foco importante de domesticación fue la cuenca Orinoco-amazónica, donde además de batata y cacahuete, se experimentó con la mandioca (Manihot esculenta y utilissima), en sus dos variedades ?amarga y dulce? en las sabanas de Venezuela y Colombia desde el 2.500 a.C., las cuales resultaron ser de enorme importancia económica para los grupos del bosque tropical.