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Datos principales
Rango
Aragón Baja Edad Media
Desarrollo
Muchas veces se ha pretendido identificar la historia de los pueblos con la historia de sus dirigentes, que, sin duda es importante, pero no es toda la historia, ni es suficientemente explicativa. ¿Cómo hacer de la historia de la Corona de Aragón una historia que no sea una ilación de biografías políticas? Tentación fácil, siendo como fue la Corona de Aragón una construcción de fuerte contenido político. Quizá la mejor solución sería establecer secuencias temporales, jalonadas por tendencias económicas, y, dentro de ellas, narrar y explicar el movimiento histórico con datos de diferente origen e intentando descubrir las causas de los procesos. La dificultad consiste en la falta de estudios realizados con tal perspectiva globalizante, y en el hecho de que los efectuados con esta pretensión generalmente resultan confusos por acumulación de datos diversos, y son escasamente explicativos. Escollo añadido es el hecho de que la Corona, que funcionó de algún modo como una Confederación, estuvo formada por pueblos que han conservado una fuerte personalidad histórica y, con ella, han impulsado escuelas historiográficas que han contemplado más su historia que la del vecino. La síntesis es, por tanto, difícil, y este capítulo habrá de resentirse de ello. Pero el problema no es únicamente historiográfico sino también histórico: los pueblos de la Corona no evolucionaron de igual manera en el período estudiado sino que experimentaron ritmos distintos, a veces casi opuestos.
¿Cómo hacer por tanto de este cúmulo de historias una historia unitaria sin artificiosidad? A la medida de nuestras posibilidades intentaremos conseguir un compromiso entre lo ideal y lo posible y, puesto que nos vamos a mover en un espacio limitado y nos interesa sobremanera la comprensión de los fenómenos, vamos a escoger el camino de una descomposición de la materia histórica en temas o factores sustantivos del proceso histórico. En primer lugar el peso de los hombres , después sus bases materiales , a continuación la estructura social , en cuarto lugar el poder y las luchas por el poder y, por último, la expresión escrita de las ideas, sueños e inquietudes de aquellos hombres. Va a ser dentro de cada uno de estos componentes del sistema social donde intentaremos establecer secuencias temporales y evoluciones, y donde nos esforzaremos por sintetizar los datos que nos parecen más relevantes de cada reino o país de la Corona de Aragón. La historia que nos disponemos a explicar es la de unos pueblos hispánicos que a principios del siglo XIV alcanzaron los límites de su expansión peninsular, pero que ya desde principios del siglo XIII iniciaron una formidable expansión mediterránea que iba a afectar a la vida de otros pueblos de este mar e iba a transformarlos a ellos mismos. Nos moveremos, por tanto, en varios frentes a la vez: en los viejos reinos de la Corona, el Mediterráneo occidental, el Norte de Africa y el Mediterráneo oriental.
Pero ello no es todo. La Corona nunca vivió de espaldas a la Península, y aunque la historiografía tradicional, cuando habla de los pueblos hispánicos en la Edad Media y de su experiencia de la vida en común, casi no recuerda más que desacuerdos y guerras, nosotros intentaremos recordar algo más: las relaciones comerciales, las negociaciones diplomáticas, las alianzas, las ayudas y, naturalmente también, las rivalidades y luchas, aunque aquí sería menester distinguir entre los pueblos y sus dirigentes. Aunque toda síntesis sea provisional y personal, pensamos que en la parte relativa a historia de la población, la economía y la sociedad el equilibrio entre los datos relativos a Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia, con matices, será relativamente fácil de mantener. En política exterior, obviamente, no debe haber problemas de dosis. Las dificultades mayores surgirán en la historia de la política interior, donde pensamos que puede mantenerse un equilibrio informativo hasta la entronización de los Trastámaras . Después, los episodios dramáticos que se vivieron en Cataluña, y que culminaron en la guerra civil de 1462-72, nos parece que reclaman una atención especial, aun cuando posiblemente en estas fechas Cataluña ya había dejado de ser el motor de la Corona.
¿Cómo hacer por tanto de este cúmulo de historias una historia unitaria sin artificiosidad? A la medida de nuestras posibilidades intentaremos conseguir un compromiso entre lo ideal y lo posible y, puesto que nos vamos a mover en un espacio limitado y nos interesa sobremanera la comprensión de los fenómenos, vamos a escoger el camino de una descomposición de la materia histórica en temas o factores sustantivos del proceso histórico. En primer lugar el peso de los hombres , después sus bases materiales , a continuación la estructura social , en cuarto lugar el poder y las luchas por el poder y, por último, la expresión escrita de las ideas, sueños e inquietudes de aquellos hombres. Va a ser dentro de cada uno de estos componentes del sistema social donde intentaremos establecer secuencias temporales y evoluciones, y donde nos esforzaremos por sintetizar los datos que nos parecen más relevantes de cada reino o país de la Corona de Aragón. La historia que nos disponemos a explicar es la de unos pueblos hispánicos que a principios del siglo XIV alcanzaron los límites de su expansión peninsular, pero que ya desde principios del siglo XIII iniciaron una formidable expansión mediterránea que iba a afectar a la vida de otros pueblos de este mar e iba a transformarlos a ellos mismos. Nos moveremos, por tanto, en varios frentes a la vez: en los viejos reinos de la Corona, el Mediterráneo occidental, el Norte de Africa y el Mediterráneo oriental.
Pero ello no es todo. La Corona nunca vivió de espaldas a la Península, y aunque la historiografía tradicional, cuando habla de los pueblos hispánicos en la Edad Media y de su experiencia de la vida en común, casi no recuerda más que desacuerdos y guerras, nosotros intentaremos recordar algo más: las relaciones comerciales, las negociaciones diplomáticas, las alianzas, las ayudas y, naturalmente también, las rivalidades y luchas, aunque aquí sería menester distinguir entre los pueblos y sus dirigentes. Aunque toda síntesis sea provisional y personal, pensamos que en la parte relativa a historia de la población, la economía y la sociedad el equilibrio entre los datos relativos a Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia, con matices, será relativamente fácil de mantener. En política exterior, obviamente, no debe haber problemas de dosis. Las dificultades mayores surgirán en la historia de la política interior, donde pensamos que puede mantenerse un equilibrio informativo hasta la entronización de los Trastámaras . Después, los episodios dramáticos que se vivieron en Cataluña, y que culminaron en la guerra civil de 1462-72, nos parece que reclaman una atención especial, aun cuando posiblemente en estas fechas Cataluña ya había dejado de ser el motor de la Corona.