Hegemonía polaca y rusa
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Relac intern
Desarrollo
A comienzos del siglo XVI, la unión del Reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania abarcaba las desembocaduras de los ríos Vístula, Niemen y Dniéster en el Báltico, llegaba por el Sur hasta los Cárpatos y el Mar Negro, por el Este hasta Smolensk y por el Oeste hasta Silesia. La dinastía Jagellón reinaba en uno de los Estados más poderosos del momento, y además uno de sus miembros, Ladislao, ocupaba el trono de Bohemia y Hungría. Los polaco-lituanos habían hecho retroceder a la Orden Teutónica en el sureste del Báltico. Sin embargo, no fueron capaces de organizar un gran Imperio en el oriente europeo, y la debilidad interna provocada por la rivalidad entre polacos y lituanos y entre católicos y ortodoxos y por las excesivas prerrogativas de la nobleza, dejó expuesta a la Unión al fuerte impulso expansionista del principado moscovita y el imperio otomano , que crecieron a sus expensas. Aunque Polonia-Lituania constituían un Estado fundamentalmente continental, la necesidad de asegurar las exportaciones de sus granos al occidente europeo la implicó en la pugna por el control del Báltico. En su deseo de conseguir un lugar en el área báltica, buscó la alianza de Suecia , que se encontraba en la misma situación y también pretendía forzar el control que sobre el Sund mantenía Dinamarca . Una nueva potencia se abrirá paso en estas costas desde fines del siglo XV, cuando el Principado de Moscú inicie la expansión.
A comienzos del siglo XVI, Rusia no era para los europeos más que un territorio lejano, extraño, de bárbaros asiáticos. Los contactos con Occidente eran casi nulos, permaneciendo el principado de Moscú encerrado en el corazón del Continente, sin posibilidad de acceso al mar y con unas casi inexistentes comunicaciones terrestres. El lento avance hacia las orillas del Báltico y del Mar Negro será una constante de la política exterior rusa en este siglo y en los siglos siguientes, muestra del empeño del nuevo Estado de abrirse a Europa y ser considerado uno más de entre los miembros de la comunidad europea. Iván III el Grande será quien inicie este camino, imponiendo su soberanía sobre los Estados y principados independientes que rodean Moscovia: Yaroslav (1463), Novgorod (1478), Pskov y Tver (1485) y Viatka (1489). Por el Este y el Sur la expansión se producirá sobre los mogoles de la Horda de Oro, dividida en varios kanatos y ya en retroceso. En 1481 destruyó el kanato de Kriptchak y, en una expedición sobre el de Kazán, consiguió liberarse del tributo anual al kan. El avance hacia el Norte enfrentará a Iván III con las potencias dominantes en esta zona, Polonia, Lituania y Suecia especialmente, y, desde entonces, todos los avances para llegar a la costa supondrán la guerra con ellas. Así ocurrirá cuando en 1492 construya el fuerte de Ivangorod, en la margen derecha del río Narva, que será destruido en 1496 por los suecos. Si este fue un paso fallido, tendrá éxito en la conquista en 1503 de parte de Ucrania, la región de Chernigov junto a Kiev, tras una guerra victoriosa contra Lituania.
El considerable aumento territorial se vio coronado con el título de zar (contracción de césar), que Iván III se adjudicó por su matrimonio en 1472 con Sofía Paleólogo, sobrina del último emperador de Constantinopla, considerada en el oriente europeo la heredera legítima del destruido Imperio bizantino. El enlace lo introducía en Europa, y su voluntad al respecto se tradujo en relaciones diplomáticas con diversos Estados italianos, a quienes interesaba como posible aliado contra los turcos, y con Viena, a causa de la enemistad común con los Jagellones. Su hijo Basilio III (1505-1533) continuó la tarea de su padre y emprendió por dos veces la guerra contra Lituania, en 1507 y 1512. Salvo la obtención definitiva de Smolensk (1518), Basilio no pudo hacer ningún avance en su frontera occidental, ya que la invasión por el sur del kan de Kazán y del antes aliado kan de Crimea hicieron peligrar la supervivencia del propio Imperio. En 1521 consiguieron llegar a las puertas de Moscú, aunque el zar, auxiliado por el kanato de Astrakán, consiguió rechazar la ofensiva. Cuando más adelante, en 1531, se consideró fuerte, tomó Kazán.
A comienzos del siglo XVI, Rusia no era para los europeos más que un territorio lejano, extraño, de bárbaros asiáticos. Los contactos con Occidente eran casi nulos, permaneciendo el principado de Moscú encerrado en el corazón del Continente, sin posibilidad de acceso al mar y con unas casi inexistentes comunicaciones terrestres. El lento avance hacia las orillas del Báltico y del Mar Negro será una constante de la política exterior rusa en este siglo y en los siglos siguientes, muestra del empeño del nuevo Estado de abrirse a Europa y ser considerado uno más de entre los miembros de la comunidad europea. Iván III el Grande será quien inicie este camino, imponiendo su soberanía sobre los Estados y principados independientes que rodean Moscovia: Yaroslav (1463), Novgorod (1478), Pskov y Tver (1485) y Viatka (1489). Por el Este y el Sur la expansión se producirá sobre los mogoles de la Horda de Oro, dividida en varios kanatos y ya en retroceso. En 1481 destruyó el kanato de Kriptchak y, en una expedición sobre el de Kazán, consiguió liberarse del tributo anual al kan. El avance hacia el Norte enfrentará a Iván III con las potencias dominantes en esta zona, Polonia, Lituania y Suecia especialmente, y, desde entonces, todos los avances para llegar a la costa supondrán la guerra con ellas. Así ocurrirá cuando en 1492 construya el fuerte de Ivangorod, en la margen derecha del río Narva, que será destruido en 1496 por los suecos. Si este fue un paso fallido, tendrá éxito en la conquista en 1503 de parte de Ucrania, la región de Chernigov junto a Kiev, tras una guerra victoriosa contra Lituania.
El considerable aumento territorial se vio coronado con el título de zar (contracción de césar), que Iván III se adjudicó por su matrimonio en 1472 con Sofía Paleólogo, sobrina del último emperador de Constantinopla, considerada en el oriente europeo la heredera legítima del destruido Imperio bizantino. El enlace lo introducía en Europa, y su voluntad al respecto se tradujo en relaciones diplomáticas con diversos Estados italianos, a quienes interesaba como posible aliado contra los turcos, y con Viena, a causa de la enemistad común con los Jagellones. Su hijo Basilio III (1505-1533) continuó la tarea de su padre y emprendió por dos veces la guerra contra Lituania, en 1507 y 1512. Salvo la obtención definitiva de Smolensk (1518), Basilio no pudo hacer ningún avance en su frontera occidental, ya que la invasión por el sur del kan de Kazán y del antes aliado kan de Crimea hicieron peligrar la supervivencia del propio Imperio. En 1521 consiguieron llegar a las puertas de Moscú, aunque el zar, auxiliado por el kanato de Astrakán, consiguió rechazar la ofensiva. Cuando más adelante, en 1531, se consideró fuerte, tomó Kazán.