Formación histórica de los pueblos del área indoeuropea
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Datos principales
Rango
Periodo prerromano
Desarrollo
En la formación histórica de los pueblos de la denominada área indoeuropea aparecen como elemento esencial las denominadas tradicionalmente invasiones indoeuropeas y que, en la actualidad, parece más correcto designar como "infiltraciones indoeuropeas". Pero, como hemos visto para el área ibera , no son únicamente las influencias externas (de las cuales las infiltraciones indoeuropeas con ser las más importantes no son las únicas) el único factor que influye en el desarrollo histórico anterior de estos territorios antes de la llegada de los romanos. De todos modos, en algunas áreas, como la Meseta Norte, el hecho de que no estuviera muy densamente poblada produjo que el impacto de las oleadas indoeuropeas fuera importante con claras repercusiones en la historia posterior. En los primeros tiempos del primer milenio a. C. se produce un cambio de panorama en la cultura material de las grandes áreas peninsulares, especialmente en la mitad Norte: aparecen nuevos tipos de poblados y necrópolis, así como elementos metálicos y cerámicos nuevos, que hay que poner en relación con la llegada de distintos grupos de gentes a través del Pirineo. Pero estos movimientos de pueblos no tuvieron como único punto de inflexión la Península Ibérica, a partir de los pasos de los Pirineos, sino que se trata de un movimiento más general en gran parte de Europa e incluso en territorio extraeuropeo (del centro hacia el sur de Europa y hacia el territorio de Asia Menor).
Son los denominados genéricamente pueblos indoeuropeos, con una comunidad de lengua, aunque luego no cristalizará de la misma forma en todos los territorios, y con elementos comunes de cultura material. Durante la 1? Edad del Hierro (1000 a 500 a. C. aproximadamente) se produce a través de los Pirineos la llegada de pueblos indoeuropeos a la Península Ibérica, aunque desconocemos con exactitud el mecanismo preciso de llegada. Sí conocemos, sin embargo, las consecuencias de estos aportes externos, especialmente desde el punto de vista lingüístico . Partiendo de las teorías difusionistas se ha venido y se sigue hablando de invasiones/oleadas que penetran en nuestra Península desde Europa del Este y Central. En la actualidad la teoría difusionista no se considera tan real y absoluta como se cree, rechazándose el término de invasiones/oleadas, ya que no se produjo un movimiento continuo de pueblos indoeuropeos para poder hablar de invasiones y se ha producido un abandono de la tendencia a "ensalzar" exageradamente las cuestiones transpirenaicas (penetraciones indoeuropeas) como causa única de toda una serie de innovaciones culturales, pues, además, se había hablado de penetraciones de elementos indoeuropeos hasta los más recónditos lugares de la Península Ibérica. Sí es clara, no obstante, la importancia de las infiltraciones de estos pueblos en algunas zonas de la Península, sobre todo por los cambios acelerados o producidos desde el punto de vista de la cultura material y lingüística.
Pero no se deben olvidar otras influencias externas y la propia evolución interna de las poblaciones indígenas con su tradición cultural anterior (Edad del Bronce ). Hoy se tiende a valorar en sus justos términos la presencia de las infiltraciones indoeuropeas, tal y como los resultados de los trabajos de arqueología y lingüística nos permiten conocer. Hagamos un poco de historia sucinta de los principales hitos de la investigación. Bosch Gimpera fue el primero en plantear el tema de los celtas en la arqueología española. Buscó elementos comparables a los del Rhin y Suiza y los halló en primer lugar en Cataluña con extensión por Aragón e incluso hasta el Sudeste de España y atribuyó los topónimos en -dunum de la zona subpirenaica a los componentes de la primera oleada de indoeuropeos. Hoy sabemos que son testimonios de influencia gálica muy posterior. Bosch Gimpera, en definitiva, lo que hizo fue construir una teoría de invasiones mediante conexiones de nombres de grupos de población en Hispania y en otras zonas, teoría que debe ser comprendida dentro del momento en que vive, época de sobrevaloración del "panceltismo". Desde la objetividad de la distancia y en el estado actual de conocimientos se descubren una serie de puntos débiles, apareciendo como una síntesis prematura con bases arqueológicas insuficientes. Posteriormente del lado lingüístico se habían ido buscando explicaciones a étnicos y topónimos del Occidente de Europa y, junto a las explicaciones por el céltico, se propuso una explicación "ligur".
Schule con su obra sobre la Meseta (valles del Duero y Tajo) (1969) aparece como el más claro representante de una nueva época en el estudio del tema, combinando en su análisis los datos de la arqueología, la lingüística y la tradición histórica más remota. Desecha en principio que la aparición de una serie de rasgos culturales suponga necesariamente una invasión. Cree que el cambio en ciertos territorios de los rasgos culturales de los campos de urnas y la aparición de los caracteres de la cultura de Hallstatt puede ser simplemente la aceptación de las novedades hallstáticas por la población anterior. La invasión deja de ser el único factor de cambio y se señala en más de una ocasión la persistencia de culturas que conservan un remoto pasado al lado de zonas donde el cambio repentino ha de explicarse por la llegada de gentes nuevas. Actualmente se cree que el proceso parece haber sido más complejo y es difícil poder reducirlo a un esquema seguro y simple en el que se concede demasiada importancia en el desarrollo prerromano de esta zona a cuestiones de índole transpirenaica. Es preciso afirmar, una vez más, que, junto a factores que podríamos considerar externos, no deben dejarse de lado los propios elementos indígenas en su evolución durante las etapas anteriores. Como el aspecto lingüístico va a ser objeto de un capítulo aparte más adelante , interesa en este momento analizar el panorama desde el punto de vista arqueológico. Desde siempre hay tres elementos de cultura material que siempre se han asociado al fenómeno de las "invasiones indoeuropeas": las cerámicas excisas , el empleo del hierro y el rito de la incineración . Vamos a analizarlos uno por uno.
Son los denominados genéricamente pueblos indoeuropeos, con una comunidad de lengua, aunque luego no cristalizará de la misma forma en todos los territorios, y con elementos comunes de cultura material. Durante la 1? Edad del Hierro (1000 a 500 a. C. aproximadamente) se produce a través de los Pirineos la llegada de pueblos indoeuropeos a la Península Ibérica, aunque desconocemos con exactitud el mecanismo preciso de llegada. Sí conocemos, sin embargo, las consecuencias de estos aportes externos, especialmente desde el punto de vista lingüístico . Partiendo de las teorías difusionistas se ha venido y se sigue hablando de invasiones/oleadas que penetran en nuestra Península desde Europa del Este y Central. En la actualidad la teoría difusionista no se considera tan real y absoluta como se cree, rechazándose el término de invasiones/oleadas, ya que no se produjo un movimiento continuo de pueblos indoeuropeos para poder hablar de invasiones y se ha producido un abandono de la tendencia a "ensalzar" exageradamente las cuestiones transpirenaicas (penetraciones indoeuropeas) como causa única de toda una serie de innovaciones culturales, pues, además, se había hablado de penetraciones de elementos indoeuropeos hasta los más recónditos lugares de la Península Ibérica. Sí es clara, no obstante, la importancia de las infiltraciones de estos pueblos en algunas zonas de la Península, sobre todo por los cambios acelerados o producidos desde el punto de vista de la cultura material y lingüística.
Pero no se deben olvidar otras influencias externas y la propia evolución interna de las poblaciones indígenas con su tradición cultural anterior (Edad del Bronce ). Hoy se tiende a valorar en sus justos términos la presencia de las infiltraciones indoeuropeas, tal y como los resultados de los trabajos de arqueología y lingüística nos permiten conocer. Hagamos un poco de historia sucinta de los principales hitos de la investigación. Bosch Gimpera fue el primero en plantear el tema de los celtas en la arqueología española. Buscó elementos comparables a los del Rhin y Suiza y los halló en primer lugar en Cataluña con extensión por Aragón e incluso hasta el Sudeste de España y atribuyó los topónimos en -dunum de la zona subpirenaica a los componentes de la primera oleada de indoeuropeos. Hoy sabemos que son testimonios de influencia gálica muy posterior. Bosch Gimpera, en definitiva, lo que hizo fue construir una teoría de invasiones mediante conexiones de nombres de grupos de población en Hispania y en otras zonas, teoría que debe ser comprendida dentro del momento en que vive, época de sobrevaloración del "panceltismo". Desde la objetividad de la distancia y en el estado actual de conocimientos se descubren una serie de puntos débiles, apareciendo como una síntesis prematura con bases arqueológicas insuficientes. Posteriormente del lado lingüístico se habían ido buscando explicaciones a étnicos y topónimos del Occidente de Europa y, junto a las explicaciones por el céltico, se propuso una explicación "ligur".
Schule con su obra sobre la Meseta (valles del Duero y Tajo) (1969) aparece como el más claro representante de una nueva época en el estudio del tema, combinando en su análisis los datos de la arqueología, la lingüística y la tradición histórica más remota. Desecha en principio que la aparición de una serie de rasgos culturales suponga necesariamente una invasión. Cree que el cambio en ciertos territorios de los rasgos culturales de los campos de urnas y la aparición de los caracteres de la cultura de Hallstatt puede ser simplemente la aceptación de las novedades hallstáticas por la población anterior. La invasión deja de ser el único factor de cambio y se señala en más de una ocasión la persistencia de culturas que conservan un remoto pasado al lado de zonas donde el cambio repentino ha de explicarse por la llegada de gentes nuevas. Actualmente se cree que el proceso parece haber sido más complejo y es difícil poder reducirlo a un esquema seguro y simple en el que se concede demasiada importancia en el desarrollo prerromano de esta zona a cuestiones de índole transpirenaica. Es preciso afirmar, una vez más, que, junto a factores que podríamos considerar externos, no deben dejarse de lado los propios elementos indígenas en su evolución durante las etapas anteriores. Como el aspecto lingüístico va a ser objeto de un capítulo aparte más adelante , interesa en este momento analizar el panorama desde el punto de vista arqueológico. Desde siempre hay tres elementos de cultura material que siempre se han asociado al fenómeno de las "invasiones indoeuropeas": las cerámicas excisas , el empleo del hierro y el rito de la incineración . Vamos a analizarlos uno por uno.