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Desarrollo


La desaparición de la dinastía T'ang condujo a un periodo de descomposición que permitió que del 907 al 960 coexistieran en el territorio chino una docena de reinos. Las llamadas Cinco Dinastías y los diez reinos ocupan el periodo de cincuenta y tres años que separan los imperios T'ang y Sung. Es un periodo en que el abandono de las obras hidráulicas debió favorecer el desarrollo de los movimientos separatistas locales allí en donde hubo un jefe militar para ponerse al frente. En el Norte, una serie de breves dictaduras militares, las Cinco Dinastías, fueron incapaces de mantenerse frente a las incursiones nómadas. La más duradera de ellas gobernó diecisiete años. Aprovechando esta inestabilidad la tribu mongola de los kitán, asentada en Manchuria, atravesó la frontera del Noroeste y se establecieron en una extensa región de Hopei, en territorios cedidos por el primer soberano de la segunda dinastía Tsim (936-947), que llegaban desde las puertas de la Gran Muralla y lo que hoy es Pekín. En el año 947, los kitán dieron a su Estado el nombre sinizado de Liao, y por él penetrarían más tarde los mongoles que conquistaron China En el periodo de las Cinco Dinastías, la resistencia de los funcionarios a servir a los soberanos del Norte, que en gran parte eran aventureros de estirpe bárbara, les obligó a emigrar al Sur, elevando el nivel cultural y literario de aquellos territorios, en donde se difundió enormemente la cultura literaria; entre los años 932 y 935 se imprimieron las obras clásicas del confucianismo, y se utilizaron grabadores de madera para hacer las planchas de impresión.

En el año 960, un motín en general de las tropas destacadas en el Norte contra los kitán obligó a su comandante en jefe, Chao Kuangyin, a subir al trono con el nombre de T'ai-tsu (960-976), iniciando la dinasta Sung septentrional (960-1126), que tuvo su capital en Kaifeng. Una de las primeras acciones de la nueva dinastía fue obligar a las tribus turcas a marchar hacia el Sur, y comprar la amistad de los tártaros kitán a los que se debió pagar un oneroso tributo anual en plata y seda. El segundo emperador Sung, T'aitsung (976-997), intentó sin éxito recuperar el territorio ocupado por los kitán, iniciando una larga y agotadora guerra que la terminó el tercer emperador Sung, Chen-tsung (998-1022), a base de aceptar su presencia y pagarles nuevamente un tributo anual. La política exterior de los Sung, a diferencia de los Hang y los T'ang, nunca tuvo propósitos anexionistas. La norma a seguir fue el mantenimiento del statu quo y la contención de los pueblos nómadas, no la expansión. Aun cuando las invasiones extranjeras fueron una constante amenaza y la causa del derrumbamiento final del imperio Sung, la sujeción de los militares al control civil refleja la tendencia al pacifismo de la época. La administración y la cultura fueron los pilares de la dinastía Sung. A la primera se accedió por un sistema de exámenes que seleccionaban a los funcionarios organizados según el modelo de los T'ang. En la capital había centros de alta cultura patrocinados por el gobierno para preparar a los estudiantes para los exámenes de ingreso en la administración pública.

Mientras que en las provincias se concedían tierras para dotar becas para los estudiantes locales y sostener el amplio movimiento en pro de la educación popular. Durante los reinados de los emperadores Ying-tsung (1064-1067) y Shen-tsung (1068-1085) por causa de los conflictos políticos se formaron en el seno de la administración dos grandes bandos, los tradicionalistas y los innovadores, pero ninguno de ellos recurrió a la violencia en los enfrentamientos. La cabeza visible de los innovadores, el canciller Wang An-shih, fue uno de los grandes reformadores de la China clásica, introduciendo en sus "Nuevas Leyes" métodos financieros que tenían como meta principal la protección de los pequeños propietarios, sometidos a demasiadas presiones de todo tipo. Wamg An-shih afirmaba que el imperio descansaba sobre las espaldas de los campesinos, "nung", ya que la agricultura proporcionaba los medios necesarios tanto para la guerra como para la paz. Su gran labor fue la racionalización del gasto público, ahorrando hasta un 40 por 100 del presupuesto nacional. A pesar de los éxitos logrados el canciller fue obligado a dimitir y a retirarse a Nankín, si bien su política se mantuvo teóricamente hasta el año 1126, en que la invasión del Norte por los nómadas kin obligó a los Sung a buscar refugio en el Sur, en donde formaron la dinastía Sung meridional (1127-1279) que recupero en su nuevo territorio los niveles culturales que había alcanzado en el Norte antes de 1126.

Prueba de ello fue el florecimiento que alcanzaron la pintura y la escultura, destacando especialmente en la primera Hsia Kuei (1180-1230), el más famoso pintor paisajista que obtuvo un gran éxito con sus maravillosos pergaminos panorámicos. El perfeccionamiento de las técnicas de impresión fomentó la erudición en todas las ramas del saber, aumentando considerablemente el círculo de personas instruidas, mientras proliferaban las círculos de eruditos y las academias privadas, al mismo tiempo que las hombres de Estado eran literatos o filósofos. La filosofía alcanzo un claro predominio sobre las demás ciencias, y sus principales directrices están representadas por el neoconfucianismo de la escuela Sung y por la tradición que une por vez primera las pensamientos confucianos y budistas. El representante principal de la filosofía Sung es el erudito e importante comentarista de las clásicos chinos Chu Hsi (1150-1200), si bien en contra de sus tendencias se sitúa, en un periodo posterior, la escuela filosófica de La Chiu Yüan (1139-1193), también de gran influencia y cuyas especulaciones se basan por completo en la intuición. Su primer postulado es: "El universo es mi espíritu y mi espíritu es el universo". Pero mientras se alcanzaban estas altas cotas intelectuales, en las estepas, otro pueblo nómada, los mongoles, se preparaban para su fulgurante carrera de conquistas y saqueos, ya que en 1206 Gengis Khan había alcanzado el poder, apoderándose primero del Imperio Kin en 1212 y más tarde del refinado Reino Hsia que fue totalmente exterminado.

En 1235, ocho años después de la muerte de Gengis Khan, los mongoles se fijaron en el imperio Sung, que tardaron casi cincuenta años en conquistar, primero por ser el terreno cultivado del Sur un grave inconveniente para las tácticas militares de la cabañería mongol, pero sobre todo por la avanzada tecnología militar china. El ejército imperial Sung utilizaba pólvora y con sus catapultas lanzaban bombas y granadas explosivas, a la vez que empleaban flechas propulsadas por cohetes y gases venenosos. Desde 1259 habían inventado una especie de pistola que disparaba perdigones por un tubo de bambú, y desde el primer tercio del siglo XII también un carro blindado de hierro para contener las cargas de la cabañería nómada, así como un tipo de navío fluvial impulsado por una rueda de paletas de tracción humana para bloquear los ríos y canales. Esta técnica militar se había ido perfeccionando en las constantes luchas con otros pueblos, especialmente los kin y causó verdaderos estragos entre los mongoles hasta que éstos la adoptaron también. El imperio Sung, aunque con un territorio menor al de los T'ang, estaba mucho más poblado llegando a superar los 100 millones de habitantes en 1125. Uno de los motores sociales de esta época fuero los shang, mercaderes, cuyo desarrollo y riqueza tuvo mucho que ver con la revolución en el uso del dinero y del crédito. El papel moneda, que apareció por vez primera en el año 311 y que fue generalmente aceptado desde 970, fue una solución parcial para la dificultad del manejo de grandes cantidades de dinero.

Para facilitar el comercio, los mercaderes empezaron a almacenar sus monedas de cobre en las casas de poderosas familias, aceptando a cambio recibos por las cantidades depositadas. Estas letras de cambio podían ser reconvertidas en dinero en otras ciudades, dondequiera que vivieran otros miembros de la familia que habían recibido el dinero o sus socios. Este sistema, conocido como dinero volante, fue aceptado por el gobierno imperial en el siglo XI. Esta revolución monetaria fomentó el desarrollo del mercado nacional. Las provincias Sung se habían convertido en interdependientes y su cohesión económica se basaba en las mejoras en la agricultura y las comunicaciones. Pero estos avances económicos no nos han de ocultar la realidad de la gran mayoría de la población campesina, como lo demuestra el hecho de la continua emigración de campesinos sin tierra a las ciudades durante la dinastía Sung meridional, y el que no se pudiera evitar que se formaran grandes latifundios; las familias ricas podían comprar tierras, con los arrendatarios incluidos, con lo que reapareció el régimen casi feudal del segundo Imperio Han. Por otro lado, la producción agrícola aumentó sin que los campesinos obtuvieran prácticamente ninguna ganancia, debido sobre todo a las mejoras técnicas, a los nuevos conocimientos de fertilizantes, a nuevas semillas y a un mejor control del agua consecuencia de la construcción de canales. En suma se desarrolló una agricultura sofisticada para mantener la superpoblación del imperio.

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