El problema de la escritura tartésica
Compartir
Datos principales
Rango
Periodo prerromano
Desarrollo
En opinión de De Hoz, la más antigua escritura hispánica surge en la zona del Suroeste con una relación directa con la escritura fenicia, por el contacto que desde el siglo VII a.C. mantienen los fenicios con los habitantes indígenas de las costas de la Península. Según él esta escritura, la única autóctona utilizada durante dos siglos en la Península, se extendió por todo el Sur hasta alcanzar las costas mediterráneas en el Este, donde el contacto con los griegos va a dar lugar a la escritura semisilábica ibera . También se extiende hacia el Occidente en el Algarve portugués. Según Correa, los testimonios más antiguos de escritura en la Península Ibérica son los conjuntos de grafitos aparecidos en Huelva y Medellín (siglos VII y VI a.C.), siendo de época posterior (siglo IV ó III) el hallado en Córdoba. La epigrafía del Suroeste la forman un grupo homogéneo de estelas de las que conocemos 71, buena parte fragmentadas y 12 perdidas. Todos estos epígrafes realizados en piedra son posiblemente estelas funerarias y han sido halladas en territorio portugués, excepto 5 en España (Alcalá del Río, Puente Genil, 2 en Extremadura, etc.). Su cronología oscila entre el siglo VII y el V/IV a.C. La lengua en que están escritas aún no ha sido descifrada, aunque Correa, siguiendo a Tovar, piensa que el signario del Suroeste es la escritura tartesia propiamente dicha. El signario conocido hasta el presente comprende 51 signos, pero sin que haya seguridad de que todos ellos tengan valor fonético y no otra función. González Wagner, por su parte, piensa que la escritura tartésica sirve de soporte a una lengua local que, aunque recibió préstamos de los fenicios, no fue desplazada por la lengua de éstos, sino que se perpetuó conectando con la llamada época ibero-turdetana.