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EuropaRevolucionaria

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La revolución de julio de 1830 había supuesto en Francia la definitiva sustitución de los monárquicos, de carácter aristocrático, por una nueva clase política en la que dominaban los hombres de negocios, los abogados y las personas ilustradas. Habían sido los protagonistas del enfrentamiento parlamentario contra Carlos X (grupo de los 221) y los inductores de las jornadas que habían conducido a la deposición del monarca. El orleanismo que se había consolidado como resultado de las jornadas de julio significaba la aceptación del principio monárquico, como garantía del orden y la estabilidad, junto con la implantación de un principio censitario que asegurara el control político por parte de los más adinerados y capaces. Entre los nuevos cuadros dirigentes se encontraban elementos de la gran burguesía de negocios (J. Laffitte, C. Périer), de la industria, pero también abogados (Barrot), profesores universitarios (Guizot) y periodistas (Thiers). De las clases privilegiadas de los regímenes anteriores recibió el apoyo de algunos miembros de la antigua nobleza imperial (conde Molé), así como de antiguos generales napoleónicos (Soult). Incluso algunos miembros de la nobleza más tradicional (Broglie, Lafayette) se incorporaron también al nuevo régimen.Muchos se conformaron con el simple cambio de dinastía, que consideraban garantía suficiente para las libertades políticas que deseaban consolidar.

De ahí que pasaran a engrosar lo que se denominó el partido de la Resistencia, que controlaría la situación política durante la mayor parte de los años siguientes. Se podía considerar el partido de la alta burguesía, empeñada en evitar el desorden tanto político como social. El más destacado de sus líderes sería, en los años finales del régimen, François Guizot. Junto a él Périer, el duque de Broglie y Thiers tomaron la dirección del partido en diversos momentos.Los que entendieron la revolución de julio de 1830 como un punto de partida, y no un simple punto de llegada, fueron los componentes del llamado partido del Movimiento, que gobernaron en los primeros meses del nuevo régimen, a través del banquero Laffitte. Su actuación se tradujo en la eliminación de aspectos aristocratizantes del régimen, a través de la ampliación del número de votantes y la representatividad de la oficialidad de la Guardia Nacional. Se consideraban fieles a los orígenes revolucionarios, que les llevaban a concebir la figura del Rey como la de un simple magistrado republicano, e insistían en la necesidad de profundizar en las reformas democráticas y sociales. Sus jefes fueron Laffitte y, hasta abril de 1831, Thiers. Más adelante serían dirigidos por Odilon Barror (Izquierda dinástica) y Armand Cairel.

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