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China

Desarrollo


En el terreno artístico el bronce es el material más representativo de las tres dinastías. Si bien los descubrimientos arqueológicos del siglo XX y el estudio de las inscripciones de las piezas en bronce (jinwen) han permitido la posibilidad de una catalogación científica, realizada en las últimas décadas, el conocimiento del bronce, la valoración estética de las piezas, su simbología y su poder son conocidas desde la dinastía Han (siglo III a. C.- I d. C.). Las primeras referencias escritas sobre su estudio aparecen en el "Shuji" (Crónicas Históricas), en relación con un bronce perteneciente al emperador Wu Di (141-87). Durante la dinastía Song del Norte (960-1127) se editaron catálogos especializados que contenían ilustraciones, inscripciones, datos sobre pesos y medidas, así como las colecciones más importantes de la época, tradición que se continuó en las sucesivas dinastías, siendo su conocimiento sinónimo de distinción. Sin embargo, a pesar de una abundante documentación, no se conoce el origen del bronce en China, puesto que las primeras piezas aparecen ya con los problemas resueltos, tanto desde el punto de vista formal como técnico, lo que ha dado lugar a la hipótesis de un conocimiento procedente de los pueblos de las estepas. La mayor parte de los bronces chinos se componían de una aleación de cobre, estaño y plomo. Fueron realizados siguiendo el mismo procedimiento de moldes que se hizo con la cerámica y su ductibilidad se consiguió añadiendo plomo a una aleación de cobre y estaño.

Los efectos tridimensionales se lograban al utilizar diferentes moldes para las partes que componían la pieza, fundiéndolos más tarde. Primero se hacía el molde en arcilla, al que se adhería más pasta para conseguir los moldes exteriores. Estos se retocaban y en ellos se realizaba la decoración. La inscripción se grababa en el molde interior. En la superficie del modelo se pulía una capa de arcilla, dejando un hueco entre el molde interior y exterior igual al grosor de la pieza. Una vez cerrado el molde se hacían dos incisiones en la parte superior que permitían verter el metal. Sólo quedaba ya separar la arcilla del bronce para conseguir el objeto final. Esta técnica fue la utilizada con las dinastías Shang y Zhou, si bien, a partir de los Estados Combatientes, se impuso el método de la cera perdida. Las formas que adquieren y su decoración sí fueron propiamente autóctonas, procedentes en ambos casos de la cerámica neolítica. Es el primer caso que veremos de sustitución de un material por otro, tradición que se mantuvo en la búsqueda de nuevos materiales. Ya hemos visto cómo las culturas de Yangshao, Longshan, Dawenkou... presentaron una gran variedad de formas relacionadas exclusivamente con la conservación, cocción y almacenamiento de alimentos y bebidas. Cada forma estaba destinada a una función determinada, y así vemos cómo aquellas destinadas a la cocción de alimentos se llamaban: li, ding, fangding, liding, xian o yen entre las más comunes.

Todos estos recipientes eran en forma de trípode, en los que el fuego incidía en el centro del recipiente sin darle directamente, evitando que los alimentos se quemaran. El li, y su correspondiente forma cerámica, es una de las más antiguas, provenientes del carácter escrito li que significa filtrar. Se destinaron a la cocción de cereales y carne teniendo una boca muy ancha y sin cubierta. El ding es el recipiente más característico de los bronces; tiene un cuerpo semiesférico con dos asas verticales por donde se introducía un palo evitando así las quemaduras al retirarlo del fuego. Tanto las asas como las patas fueron evolucionando hacia formas más caprichosas y en la dinastía Zhou del Este (770-221 a. C.) se le incorporó una cubierta circular. Su denominación ding define exactamente su forma y función, siendo en alguna de sus acepciones sinónimo de hervir. El fanding y el liding son dos variantes del ding; el fanding, como lo define su nombre (fang = cuadrado), es un trípode con un cuerpo cuadrado; el liding, una forma híbrida entre el li y el ding, no esférica y con patas cilíndricas. El xian se utilizó para cocinar los alimentos al vapor, y se compone de dos partes: la inferior, semejante al li destinada al agua, y la superior en forma de gran cuenco que contiene una plancha fija o móvil; en esta parte superior se colocaba el arroz, cereales... Para servir y conservar alimentos se utilizaban el gui, dui, fu, xu, yu y dou, de formas circulares con asas y cubiertas sobre una gran base.

De todos ellos es el dou el que muestra una mayor individualidad al tener un pie alargado sobre el que se inserta su cuerpo esférico. Para calentar las bebidas: el jue, jiao, jia y he, trípodes, con un cuerpo alargado con picos para beber; algunos de ellos como el he tenían también cubierta, pues en ellos se cocían las bebidas, mientras que en los otros se evaporaban los líquidos tras las libaciones rituales. Tras calentar las bebidas, éstas se servían en diferentes recipientes: gu, zun, fangyin, duan, you, guang, hu, lei y bu. Los gu tenían forma de cáliz, y se utilizaron exclusivamente con los Shang y a comienzos de la dinastía Zhou; los zun, presentan una gran variedad, de gran tamaño, con los bordes de la boca hacia el exterior adquiriendo el cuerpo forma de animal (elefantes, rinocerontes, carneros...). Destaca por su originalidad el guang, que no se corresponde con ninguna forma cerámica anterior y se asemeja a una gran salsera en cuya cubierta se representa la cabeza y la espalda de algún animal (tigre, búfalo). Los recipientes destinados al uso de bebidas alcohólicas disminuyeron notablemente con la dinastía Zhou por el abuso que de ellas se hizo tanto en las ceremonias como fuera de ellas. Los recipientes destinados al agua: pan, yi, jian se utilizaron para realizar las abluciones ceremoniales, de ahí su forma horizontal (pan) muy abierta y plana o las tinajas (jian) de gran tamaño llegando a tener un metro de diámetro. Todas estas formas comportan una variada decoración íntimamente relacionada con el uso ritual de las piezas, teniendo algunas de ellas sus antecedentes en los jades y cerámicas neolíticos.

Varían del diseño geométrico a la figuración y abstracción de formas y conceptos en consonancia con la evolución de la sociedad y su uso ritual al meramente decorativo o emblemático. La distribución de los motivos decorativos solía hacerse en franjas horizontales, adaptándose a la forma y cubriendo toda la superficie (patas, cuerpo, asas, labios, cubiertas, etc.). Los bronces Shang muestran una decoración muy elaborada, con un gusto por el "horror vacui", formas muy realistas procedentes del mundo animal enmarcadas en motivos geométricos. Entre estos últimos destacan los losenges, círculos, espirales, grecas y el leiwen (combinación de espirales y meandros), bien como único tema decorativo ya sea resaltando motivos zoomórficos para acentuar el relieve. Aunque existió una gran variedad de formas animales, de entre ellas destacaron dos: el dragón (gui) y la máscara (taotie). El gui, es definido en el "showen", como "un animal parecido al toro, pero sin cuernos y con un solo pie que brilla como el sol y la luna, ruge tan fuerte como el trueno, hace nacer el viento y la lluvia cuando sale o entra en el agua; sólo Huang-di lo puede capturar, arranca su piel para hacer un tambor golpeando la espalda del monstruo; los ruidos de este extraño instrumento pueden oírse a más de quinientos li". En su representación de perfil se pueden apreciar todos sus rasgos más característicos: el ojo, la lengua, la cola, una pata y su garra. La máscara taotie (glotón) se encuentra en un gran número de piezas.

Su forma es la de un glotón con una cabeza sin mandíbula inferior, sujetando entre sus garras a una figura humana que ha sido interpretada tanto como un signo de su ferocidad cuanto de protector ante los malos espíritus, dada la complaciente actitud que siempre presenta la figura humana. Es frecuente confundirlo con el gui o dragón, afirmando que el glotón procede de dos dragones enfrentados lo que viene a subrayar la idea de estar más relacionado con la fertilidad que con la destrucción. Como un motivo secundario acompañando al gui y al taotie, aparecen pájaros flanqueando el motivo central tratados de una manera esquemática y geométrica, resaltando el plumaje, el pico o un ojo. El pájaro se asocia al ritual para pedir cambios climatológicos (lluvia...), utilizándose como un vehículo de acceso al mundo supranatural. Esto se explica por la similitud de asociaciones en las escrituras oraculares entre el carácter feng, viento, y el que significa "clarear después de la lluvia", compuesto por el radical de pájaro y el morfema que significa cubrir. Los bronces Zhou en cuanto a decoración se caracterizan por un menor abigarramiento de ésta en las piezas, prefiriendo la representación del motivo decorativo principal sobre un fondo liso, así como por el gusto de nuevos elementos decorativos preferentemente de formas geométricas o zoomórficas. Muchos de estos motivos no eran propios de los Estados del Centro, sino que provenían de los contactos que se establecieron con otros pueblos.

Estos recipientes en bronce presentan, además de motivos decorativos, inscripciones relativas a su uso, destinatario, etc. de gran valor para su estudio. Aparecieron por primera vez en los bronces Shang (siglo XIII a. C.) aportando cada vez un mayor número de datos y variedad de léxico. A estos caracteres escritos se les denominan "Jinwen" (texto en metal) para diferenciarlas de las aparecidas anteriormente en huesos de animales y caparazones de tortuga "Jiaguwen". Pero el origen de todos ellos se encuentra en el "Jing" o "Libro de los Cambios", perdiéndose su creación en el mito y la leyenda de los tres emperadores míticos (Fu Xi, Huang Di y Sheng Nong) que tomaron las formas de representación a partir de la observación de la naturaleza. Los signos o gua que componen el "I Jing" son líneas quebradas o enteras, tal y como se configuraron tras el descubrimiento de instrumentos lineales. Antes de ello, eran cuerdas, unas con nudos y las enteras. Su interpretación es muy posterior a su invención, no encontrándose antes del Período de Primavera y Otoño (722-481 a. C.). A la combinación de líneas continuas y discontinuas, se denomina trigrama o hexagrama dependiendo del número de combinaciones (3 ó 6). En conjunto, se puede decir que son sesenta y cuatro los hexagramas o imágenes de los que proceden los Ocho Trigramas (Ba Gua) o módulo simplificado. A cada uno de ellos se le asignan valores que combinándose de acuerdo a una lógica, representan la realidad de las cosas.

Además, cada trigrama no comporta un solo significado, sino que mantiene un sentido polivalente: por ejemplo, el trigrama jien, es cielo, frío, luz, padre, caballo, metal y noroeste, mientras que gun es tierra, calor, oscuro, madre, yegua y sudoeste. Dependiendo pues de su combinación se consigue explicar la realidad, ya que ésta es como los trigramas: mutable y polivalente. El "I Jing" no es un libro de adivinación, en sentido de dar respuestas concretas a preguntas precisas, sino que se utilizó y aún se utiliza para conocer de acuerdo a todos los componentes de la realidad pasada, el presente o el futuro más inmediato. El "I Jing" y los principios complementarios Yin y Yang están íntimamente relacionados; a la línea continua asociamos el Yang (principio creador: luz, día, frío, hombre...), y a la discontinua el Yin (principio receptivo, noche, valor, mujer...), teniendo en cuenta que nada es absolutamente Yang ni absolutamente Yin, necesitándose ambos para explicar su existencia. A este primer sistema de representar las imágenes de la realidad le sucedió un método, asociado igualmente a los ritos de adivinación, realizados sobre huesos de animales y caparazones de tortuga: "Jiaguwen" o escritura antigua. Constituye el origen de la escritura china, correspondiendo cronológicamente a la dinastía Shang. Se han recopilado más de 2.500 a 3.000 grafías, que muestran la evolución alcanzada en este período. La técnica de preparación de los huesos y caparazones consistía en calentarlos para conseguir la formación de grietas sobre la superficie.

Los hoyos que aparecían en la superficie del reverso tuvieron una finalidad muy concreta. La respuesta consistía en un par de grietas que se asemejaban al carácter pu (adivinar), una línea vertical unida hacia su mitad por la derecha por otro trazo más o menos perpendicular. Según el ángulo formado se garantizaban las respuestas: 70-100 era afirmativa; en caso contrario, negativa. Los tipos de caracteres Jiaguwen se pueden dividir según dos principios: 1. Pictográficos: el más común en un principio y que representa objetos concretos. 2. Ideográficos: en el que un carácter está formado por dos componentes (imagen y significado). Más tarde se añadirá, por necesidades de ampliación del lenguaje, un tercer principio fonético, aplicado ya a ideogramas más complejos compuesto de un pictograma y un elemento fonético, utilizando una palabra de un sonido similar para expresar una idea complementaria. A comienzos de la dinastía Shang (1766-1123 a. C.) y como un desarrollo de los caracteres comentados, comienzan a aparecer inscripciones en objetos de bronce, llamados "Jinwen". Inicialmente fueron muy breves, incluso de un solo carácter, situadas ya sea en el interior del recipiente, en la base, asas, cuello... Al estar ligadas estas piezas a los ritos funerarios, sus inscripciones más frecuentes fueron de dedicación a miembros de la familia, incluyendo datos sobre su fabricante, cronología, así como el nombre del recipiente. Existió también otro tipo de inscripciones consideradas como marcas, que si bien se han encontrado más de ochocientos tipos diferentes, hubo algunas más frecuentes como la llamada "xizusun", correspondiente a un grupo social con diferentes rangos, o las "duozizu", ligadas al estamento militar.

.. A fines de la dinastía Shang, con los Zhou del Oeste las inscripciones tuvieron un menor carácter funerario y una mayor connotación de poder o categoría social, al incluir más datos tanto sobre la pieza como sobre el donante y futuro propietario. Veamos un ejemplo: "Precioso vaso ritual hecho para Je Qi. Que sus hijos y nietos, durante diez mil años, puedan hacer de él eterno uso". Se han encontrado otras inscripciones que hacen referencia a expediciones militares, caza, ceremonias oficiales... En el Período de Primavera y Otoño (722-481 a. C) los caracteres "jinwen" iniciaron un proceso de normalización, en cuanto a tamaño, distancia entre ellos, continuando la diferencia de estilos en cada Estado hasta la unificación realizada en el siglo III a. C. El conocimiento de la escritura estuvo reservado a los sacerdotes escribanos (shih) que con los chamanes oficiaban las ceremonias. En éstas, se partía de cultos animistas en donde se invocaba a las divinidades de los ríos, montañas, tierra y cielo con el fin de conseguir buenas cosechas necesarias para la estabilidad del trono. En las invocaciones se sacrificaban animales y personas, ejecutándolas, quemándolas o simplemente enterrándoles vivos. La búsqueda de la comunicación con estas fuerzas supranaturales se realizaba a través de los motivos decorativos utilizados como vehículos totémicos, así como por medio de danzas y el uso de bebidas alcohólicas que facilitaba el estado de trance exigido para la comunicación entre el cielo y la tierra.

Junto a estas ceremonias, se practicó el culto a los antepasados y sus correspondientes ritos funerarios. A partir de los Reinos Combatientes (475-221 a. C.), debido a la fragmentación de los reinos, el bronce adquiere otro significado reflejándose en la forma, decoración y uso. Se diversifica la producción al crearse talleres locales que dieran satisfacción a los nuevos dignatarios y secularizando paulatinamente su uso. Es entonces cuando empezaron a considerarse como objetos artísticos y emblemas de poder social, multiplicándose sus formas. Este cambio sustancial en el bronce, coincide con la aparición del hierro, reflejo de nuevas estructuras sociales. A las armas y empuñaduras de bronce, se añaden fíbulas, espejos, instrumentos musicales, monedas... Las fíbulas y los espejos constituyeron las formas más representativas del cambio cualitativo de fines de la Edad del Bronce. Las fíbulas fueron objetos de uso común cuya función era la de cerrar un cinturón a modo de hebilla; adquieren diferentes formas de animales, muy ligadas al arte de las estepas, variando su tamaño entre los cuatro y veinte centímetros. Los espejos, en forma circular, han mantenido su tipología hasta el siglo XIX, variando su ornamentación. Diseños geométricos y escenas procedentes de la vida aristocrática fueron los más usuales en este período. Aunque el bronce como material va a perder con la dinastía Han su valor de vehículo hacia el mundo sobrenatural, a lo largo de la historia china ha mantenido un carácter ligado al poder, procedente del mito de los "Nueve Trípodes", que ha legitimado dinastía tras dinastía. Según la leyenda, los "Nueve Trípodes" proceden de tiempos de la dinastía Xia; esta dinastía, conocida por su virtud, era homenajeada por las regiones más apartadas por su wu distintivo y los nueve pastores mandaban metal de sus provincias. Los trípodes Ding se fundían con las representaciones de los wu siguiendo unas normas para hacer comprender a la gente las diferencias entre los buenos y malos espíritus y así asegurar la armonía entre el cielo y la tierra. Su función debía ser transmitida de una dinastía a otra para legitimar él cambio de poder, tal y como se hizo incluso en los primeros años de la República China a comienzos del siglo XX.

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