De Paracas a Tiahuanaco
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Datos principales
Rango
ParacasTiahuanaco
Desarrollo
Al declive de Chavín sucederá en el área peruana un proceso de regionalización cultural que se reflejará en el período denominado de Culturas Regionales o Intermedio Temprano, y que, a rasgos generales, puede situarse entre el 100 y 800 d. C. La agricultura y, en regiones muy concretas, la ganadería se han convertido ya en el recurso económico fundamental. Los procesos de tecnificación alcanzan la categoría de verdaderas obras de ingeniería, apareciendo, por ejemplo, acueductos en la zona norte y sistemas peculiares como el de las galerías filtrantes en el sur. Se trata de redes subterráneas de conductos de agua que se cruzan y entrelazan en distintas direcciones y que reciben las filtraciones de las corrientes de agua que bajan a lo largo del subsuelo de la región andina. El aumento demográfico de la población es constante así como su concentración en grandes poblados y en relación con centros ceremoniales. La pugna por el control de los recursos de agua y de las zonas fértiles llevará a un aumento de la belicosidad, siendo la guerra una constante en el período. La complejidad social se acrecienta, encontrándonos ante verdaderos Estados o por lo menos Estados incipientes. El desarrollo de las artes será espectacular. El proceso de especialización se acentúa, apareciendo grupos de artistas dedicados en exclusiva a la elaboración de cerámica, tejidos, orfebrería... Por otra parte, la existencia de una clase dirigente aumentará la demanda de ciertos tipos para su uso exclusivo como distintivo de rango.
Una de las características más llamativas del período es el marcado énfasis en lo funerario. Las tumbas y necrópolis, de diferentes formas y con ajuares espectaculares, se extienden sobre todo por la región costera, habiéndose convertido en el modus vivendi de una pléyade de huaqueros o saqueadores, que han hecho de la venta de antigüedades su negocio desde hace muchísimos años. Son, por supuesto, los integrantes de las clases dirigentes los enterrados de forma espectacular, a veces acompañados de servidores sacrificados. Dentro de la organización social que se ha denominado de jefaturas o Estados incipientes, la estructura de la sociedad se basa en linajes familiares, predominando unos sobre otros por su mayor proximidad al antepasado común del grupo, antepasado de carácter divino. A su muerte, el individuo de clase elevada no desaparece, sino que se aproxima más a ese ancestro divino e incluso se diviniza él mismo, por lo que su familia mantiene su culto y su memoria, ya que ese difunto noble y divinizado es además un elemento legitimador para la misma. Se comprende así la enorme inversión de energía, de tiempo y a veces de materiales preciosos en la elaboración de unas artes refinadas que en muchos casos se hicieron con el único fin de ser enterradas acompañando a un personaje de importancia.
Una de las características más llamativas del período es el marcado énfasis en lo funerario. Las tumbas y necrópolis, de diferentes formas y con ajuares espectaculares, se extienden sobre todo por la región costera, habiéndose convertido en el modus vivendi de una pléyade de huaqueros o saqueadores, que han hecho de la venta de antigüedades su negocio desde hace muchísimos años. Son, por supuesto, los integrantes de las clases dirigentes los enterrados de forma espectacular, a veces acompañados de servidores sacrificados. Dentro de la organización social que se ha denominado de jefaturas o Estados incipientes, la estructura de la sociedad se basa en linajes familiares, predominando unos sobre otros por su mayor proximidad al antepasado común del grupo, antepasado de carácter divino. A su muerte, el individuo de clase elevada no desaparece, sino que se aproxima más a ese ancestro divino e incluso se diviniza él mismo, por lo que su familia mantiene su culto y su memoria, ya que ese difunto noble y divinizado es además un elemento legitimador para la misma. Se comprende así la enorme inversión de energía, de tiempo y a veces de materiales preciosos en la elaboración de unas artes refinadas que en muchos casos se hicieron con el único fin de ser enterradas acompañando a un personaje de importancia.