Capítulos onze a treze
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Datos principales
Desarrollo
Capítulo onze Que trata del agüero que tomavan cuando de noche vían estantiguas Cuando de noche alguno vía alguna estantigua, con saber que eran ilusiones de Tezcatlipuca, pero también tomavan mal agüero en pensar que aquello significava que el que lo vía havía de ser muerto en la guerra o captivo. Y cuando acontecía que algún soldado valiente y esforçado vía estas visiones, no temía, sino assía fuertemente de la estantigua y demandávala que le diesse espinas de maguey, que son señal de fortaleza y valentía, y que havía de captivar en la guerra tantos captivos cuantas espinas le diesse. Y cuando acontecía que un hombre simple y de poco saber vía las tales visiones, luego las escupía o apedreava con alguna suziedad. A este tal ningún bien le venía, mas antes le venía alguna desdicha o infortunio. Y si algún medroso y pusilánimo vía estas estantiguas, luego se cortava, luego se le quitavan las fuerças y luego se le secava la boca, que no podía hablar; y poco a poco se apartava de la estantigua para asconderse donde no la viesse. Y cuando iva por el camino pensava que iva tras él la estantigua para tomarle, y en llegando a su casa, abría de presto la puerta y entrava de presto, y cerrava la puerta de su casa, y passava a gatas por encima de los que estavan dormiendo, todo espantado y espavorido. Capítulo doze Que trata de unas fantasmas que aparecen de noche, que llaman tlacanexquimilli Cuando de noche vía alguno unas fantasmas que ni tienen pies ni cabeça, las cuales andan rodando por el suelo y dando gemidos como enfermo, las cuales sabían que eran ilusiones de Tezcatlipuca, no obstante esto, cuando las vían, y los que las vían tomavan mal agüero, concibían en su pecho opinión o certidumbre que havían de morir en la guerra o en breve de su enfermedad, o que algún infortunio les havía de venir en breve.
Y cuando estas fantasmas se aparecían a alguna gente baxa y medrosa, arrancavan a huir y perdían el espíritu de tal manera de aquel miedo, que morían en breve o les acontecía algún desastre. Y si estas fantasmas aparecían a algún hombre valiente y osado, como son soldados viejos, luego se apercebía y disponía, porque siempre andava con sobresalto de noche, entendiendo que havían de topar alguna cosa y aun las andavan a buscar por todos los caminos y calles, desseando de ver alguna cosa para alcançar de ella alguna ventura o alguna buena fortuna o algunas espinas de maguey, que son señal de esto. Y si acaso le aparecía alguna de estas fantasmas que andava a buscar, luego arremetía y se assía con ella fuertemente y dezíala: "¿Quién eres tú? Háblame. Mira que no dexas de hablar, que ya te tengo assida, y no te tengo de dexar". Esto repetía muchas vezes, andando el uno con el otro a la çacapella. Y después de haver mucho peleando, ya cerca de la mañana, hablava la fantasma y dezía: "Déxame, que me fatigas. Díme lo que quieres, y dártelo he". Luego respondía el soldado y dezía: "¿Qué me has de dar?" Respondía la fantasma: "Cata aquí una espina". Respondía el soldado: "No la quiero. ¿Para qué es una espina sola? No vale nada". Y aunque le dava dos o tres o cuatro espinas no la quería soltar hasta que le diesse tantas cuantas él quería. Y cuando ya le dava las que él quería, hablava la fantasma diziendo: "Doite toda la riqueza que desseas para que seas próspero en el mundo".
Entonce el soldado dexava a la fantasma porque ya havía alcançado lo que buscava y desseava. Capítulo treze En que se trata de otras fantasmas que aparecían de noche Havía otra manera de fantasma que de noche aparecía, ordinariamente en los lugares donde ivan a hazer sus necessidades de noche. Si allí les aparecía una muger pequeña, enana, que la llamavan cuitlapanton o por otro nombre centlapachton, cuando esta tal fantasma aparecía, luego tomavan agüero que havían de morir en breve, o que le havía de acontecer algún infortunio. Esta fantasma aparecía como una muger pequeña, enana, y que tenía los cabellos largos hasta la cinta, y su andar era como un ánade anda. Cualquiera que vía esta fantasma cobrava gran temor, y el que la vía, si la quería assir, no podía, porque luego desaparecía y tornava a parecer en otra parte, luego allí junto, y si otra vez provava a tomarla escabullíase, y todas las vezes que provava se quedava burlado, y ansí dexava de porfiar. Otra manera de fantasma aparecía de noche y era como una calaberna de muerto. Aparecía de noche, de repente, a alguno o a algunos; luego le saltava sobre la pantorrilla o detrás de él iva haziendo un ruido como calaberna que iva saltando. El que oía este ruido echava luego a huir de miedo; y si por ventura se parava aquél tras quien iva golpeando, también se parava la calaberna, y si este tal se esforçava a querer tomar la calaberna, ya que le iva a tomar, burlávale dando un salto a otra parte, y si allí la iva a tomar, otra vez hazía lo mismo hasta tanto que ya el que iva tras ella se cansava, y de cansado y de miedo la dexava y huía para su casa.
Otra manera de fantasma aparecía de noche, que era como un defuncto que estava amortajado, y estava quexando y gemiendo. A los que aparecía esta fantasma, si eran valientes y esforçados, arremetían para assir de ella, y lo que tomavan era un cesped o terrón. Todas estas ilusiones atribuían a Tezcatlipuca. También tenían por mal agüero a las bozes del pito cuando le oían bozear en las montañas, que luego concebían sospecha que les havía de venir algún mal. Assimesmo dezían que Tezcatlipuca muchas vezes se trasformava en un animal que llaman cóyutl, que es como lobo, y ansí trasformado poníase delante de los caminantes, como atajándolos el camino para que no passasen adelante. Y en éste entendía el caminante que algún peligro havía adelante de ladrones o robadores, o que alguna otra desgracia le havía de acontecer yendo el camino adelante. Fin del libro de los agüeros
Y cuando estas fantasmas se aparecían a alguna gente baxa y medrosa, arrancavan a huir y perdían el espíritu de tal manera de aquel miedo, que morían en breve o les acontecía algún desastre. Y si estas fantasmas aparecían a algún hombre valiente y osado, como son soldados viejos, luego se apercebía y disponía, porque siempre andava con sobresalto de noche, entendiendo que havían de topar alguna cosa y aun las andavan a buscar por todos los caminos y calles, desseando de ver alguna cosa para alcançar de ella alguna ventura o alguna buena fortuna o algunas espinas de maguey, que son señal de esto. Y si acaso le aparecía alguna de estas fantasmas que andava a buscar, luego arremetía y se assía con ella fuertemente y dezíala: "¿Quién eres tú? Háblame. Mira que no dexas de hablar, que ya te tengo assida, y no te tengo de dexar". Esto repetía muchas vezes, andando el uno con el otro a la çacapella. Y después de haver mucho peleando, ya cerca de la mañana, hablava la fantasma y dezía: "Déxame, que me fatigas. Díme lo que quieres, y dártelo he". Luego respondía el soldado y dezía: "¿Qué me has de dar?" Respondía la fantasma: "Cata aquí una espina". Respondía el soldado: "No la quiero. ¿Para qué es una espina sola? No vale nada". Y aunque le dava dos o tres o cuatro espinas no la quería soltar hasta que le diesse tantas cuantas él quería. Y cuando ya le dava las que él quería, hablava la fantasma diziendo: "Doite toda la riqueza que desseas para que seas próspero en el mundo".
Entonce el soldado dexava a la fantasma porque ya havía alcançado lo que buscava y desseava. Capítulo treze En que se trata de otras fantasmas que aparecían de noche Havía otra manera de fantasma que de noche aparecía, ordinariamente en los lugares donde ivan a hazer sus necessidades de noche. Si allí les aparecía una muger pequeña, enana, que la llamavan cuitlapanton o por otro nombre centlapachton, cuando esta tal fantasma aparecía, luego tomavan agüero que havían de morir en breve, o que le havía de acontecer algún infortunio. Esta fantasma aparecía como una muger pequeña, enana, y que tenía los cabellos largos hasta la cinta, y su andar era como un ánade anda. Cualquiera que vía esta fantasma cobrava gran temor, y el que la vía, si la quería assir, no podía, porque luego desaparecía y tornava a parecer en otra parte, luego allí junto, y si otra vez provava a tomarla escabullíase, y todas las vezes que provava se quedava burlado, y ansí dexava de porfiar. Otra manera de fantasma aparecía de noche y era como una calaberna de muerto. Aparecía de noche, de repente, a alguno o a algunos; luego le saltava sobre la pantorrilla o detrás de él iva haziendo un ruido como calaberna que iva saltando. El que oía este ruido echava luego a huir de miedo; y si por ventura se parava aquél tras quien iva golpeando, también se parava la calaberna, y si este tal se esforçava a querer tomar la calaberna, ya que le iva a tomar, burlávale dando un salto a otra parte, y si allí la iva a tomar, otra vez hazía lo mismo hasta tanto que ya el que iva tras ella se cansava, y de cansado y de miedo la dexava y huía para su casa.
Otra manera de fantasma aparecía de noche, que era como un defuncto que estava amortajado, y estava quexando y gemiendo. A los que aparecía esta fantasma, si eran valientes y esforçados, arremetían para assir de ella, y lo que tomavan era un cesped o terrón. Todas estas ilusiones atribuían a Tezcatlipuca. También tenían por mal agüero a las bozes del pito cuando le oían bozear en las montañas, que luego concebían sospecha que les havía de venir algún mal. Assimesmo dezían que Tezcatlipuca muchas vezes se trasformava en un animal que llaman cóyutl, que es como lobo, y ansí trasformado poníase delante de los caminantes, como atajándolos el camino para que no passasen adelante. Y en éste entendía el caminante que algún peligro havía adelante de ladrones o robadores, o que alguna otra desgracia le havía de acontecer yendo el camino adelante. Fin del libro de los agüeros