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Datos principales


Desarrollo


Que trata cómo Nezahualcoyotzin restituyó en sus señoríos a los señores pertenecientes al reino de los aculhuas y cómo repartió las tierras Fue por todos muy alabado lo que hizo Nezahualcoyotzin en la razón de la restitución de los señoríos, en que mostró su nobleza y gran valor y no tener memoria de hombre tirano, con que engrandeció la memoria de sus pasados y desde este tiempo los señores que andaban ausentes y fugitivos en las provincias de Tlaxcalan, Huexotzinco y Chalco, echaron de ver, de Nezahualcoyotzin que el perdón que les había hecho, no era fingido y que no los llamaba cogiéndolos, como pensaban, sobre seguro. El cual llegado que fue restituyó en el señorío de Huexutla a Tlazolyaotzin hijo de Itlacazatzin, el que se fue a Tlaxcalan huyendo por su rebelión y traiciones atrás referidas. En Coatlichan restituyó en el señorío al mismo Motoliniatzin, que solía ser, el cual lo fueron a traer de la provincia de Huexotzinco, que vivía en el pueblo de Tetzmolocan; a Tetzcapoctzin hizo señor del pueblo de Chimalhuacan. Los pueblos de Coatépec, Iztapalocan y otros que caían hacia aquella parte, los adjudicó para sí; y a Cocopintzin lo hizo señor del pueblo de Tepetlaóztoc y en Acolman a Motlatocacomatzin hijo de Teyolcocoatzin; a Tencoyotzin hizo señor de Tepechpan; a Techotlalatzin de Tezoyoacan; a Tezozomotzin de Chicuhnauhtla y en Chiauhtla dio allí a un hijo suyo llamado Quauhtlatzacuilotzin para que después de criado fuese señor de allí, que era pequeño.

En esta sazón con los pueblos de Xaltocan, Papalotlan y otros hizo lo que con Coatépec. A Quetzalmemalitzin dio el señorío de Teotihuacan que había sido de Huetzin su padre ya difunto y le dio el título de capitán general del reino de la gente ilustre y que en su pueblo se despachasen todos los pleitos y negocios que hubiese entre los caballeros y gente noble de los pueblos de las provincias de la campiña. En Otompan hizo señor a Quecholtecpantzin, dándole el mismo título, pero de la plebe, y que asimismo despachase los negocios y demandas que hubiese entre la gente común y plebeya de las provincias de la campiña. Andando el tiempo restituyó y confirmó en los señoríos a Tlalolintzin de Tolantzinco y a Nauhecatzin de Quauhchinanco y a Quetzalpaintzin de Xicotépec. Todas las demás ciudades, pueblos y lugares del reino y provincia que se dice de los aculhuas, lo repartió en ocho partes, poniendo en cada una de ellas un mayordomo y cobrador de sus tributos y rentas, en esta manera: en la ciudad de Tetzcuco con sus barrios y aldeas, puso por su mayordomo a Matlalaca, el cual, demás de estar a su cargo todas las rentas y tributos de ella, tenía obligación de sustentar la casa y corte del rey setenta días, dando cada día en grano veinticinco tlacopintlis de maíz, para tomarles, que era una medida que en aquel tiempo se usaba, y cada tlacopintli tenía tres almudes más de una fanega, que reducidos a fanegas montan treinta y una fanegas y tres almudes; otros tres tlacopintlis de fríjoles y tortillas hechas cuatrocientas mil, de cacao cuatro xiquipiles que montan treinta y dos mil cacaos, cien gallos, veinte panes de sal, veinte cestones de chile ancho y otros veinte de chile menudo, diez de tomates y diez de pepitas: era lo que este mayordomo tenía obligación de dar cada día.

El segundo mayordomo que se llamaba Atochtli, tenia a su cargo todas las rentas que pertenecían a Atenco (que era la parte de la ciudad que caía hacia la laguna con todos sus pueblos y aldeas, que eran por todos once) y demás de la obligación de cobrar los tributos, tenía asimismo la de sustentar y dar de comer con la misma cantidad a la casa del rey otros setenta días. Otro mayordomo que era el tercero y se llamaba Cóxcoch tenía a su cargo las rentas y tributos de Tepepolco con todos sus pueblos y lugares a él sujetos, que eran por todos trece y asimismo tenía obligación de sustentar en cada un día la casa del rey, otros setenta. El cuarto mayordomo se decía Tiemati y era a su cargo cobrar las rentas y tributos de Axapochco con todos sus lugares y aldeas, que eran otros trece y sustentar la casa del rey cuarenta y cinco días. El quinto se decía Ixotl, eran a su cargo los tributos y rentas de Quauhtlatzinco, que tenía veintisiete aldeas y lugares y tenía obligación de dar el dicho sustento sesenta y cinco días. El sexto se decía Quauhtecólotl que era mayordomo de Ahuatépec, con otras ocho aldeas y lugares que a él estaban sujetos; demás de la obligación de cobrar los tributos, tenía la misma de sustentar la casa del rey cuarenta y cinco días. El séptimo se decía Papálotl y era a su cargo cobrar los tributos de Tetitlan en que entran los pueblos de Coatépec, Iztapalocan, Tlapechhuacan y sus aldeas. El octavo se llamaba Quateconhua y era a su cargo cobrar los tributos de Tecpilpan, con otras ocho aldeas y lugares que se le juntaban.

Esto era lo que pertenecía a Nezahualcoyotzin, que era lo realengo, sin más de ciento sesenta aldeas y lugares que repartió a sus hijos, deudos y personas beneméritas. Las tierras de cada pueblo o ciudad estaban repartidas en este modo: había unas suertes grandes en lo mejor de las demás de las tales ciudades y pueblos, que contenían cuatrocientas medidas de largo y de ancho ni más ni menos, que se llamaba por una parte Tlatocatlali o Tlatocamili, que quiere decir tierras o sementeras del señor y por otra Itónal Intlácatl, que significa las tierras que acuden conforme a la dicha o ventura de los reyes o señores; había otras suertes de tierras que llamaban Tecpantlali que significa tierras pertenecientes a los palacios y recámara de los reyes o señores y a los naturales que en ellas estaban poblados, llamaban Tecpanpouhque, que quiere decir gente que pertenece a la recámara y palacio de los tales reyes y señores. Otras suertes de tierras que se decían Calpollali o Altepetlali, que es lo mismo que decir, tierras pertenecientes a los barrios, al pueblo; en estas tierras estaba poblada toda la gente común en parte de ellas y las demás la labraban y cultivaban para la paga de sus tributos y sustento. Esto era lo más principal, que a solos los herederos de los reinos y señoríos pertenecía y no a otros, que esto era lo principal y la mayor parte de los pueblos y ciudades y no podían los mazehuales (que así se decían los que las tenían pobladas) darlas a otros, sino que sus hijos y deudos las heredaban con las calidades que ellos las habían tenido y gozado y si servían a otros pueblos, quedaban libres para poderlas dar a otros que las tuviesen con las mismas condiciones.

Estos tres géneros de tierras y poblaciones sólo a los reyes y señores pertenecían y no a otros ningunos. Otras suertes había que se decían Pillali, que eran y pertenecían a los caballeros y descendientes de los reyes y señores referidos. Otras suertes se llamaban Tecpillali, que casi eran como las que se decían Pillali; éstas eran de unos caballeros, que se decían de los señores antiguos y asimismo eran las que poseían los beneméritos. De esta manera estaban sorteados los pueblos y ciudades con estos géneros de suerte de tierras; aunque en las de los señores conquistados y sujetos había otras suertes de tierras que llamaban Yaotlali, las cuales eran ganadas por guerras y de éstas lo más principal pertenecía a las tres cabezas del imperio y lo demás que restaba se daba y repartía a los señores y naturales que habían ayudado con sus personas y vasallos en la conquista de los tales pueblos ganados por guerra y esto las más veces venía a ser el tercio de los pueblos o provincias conquistados.

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