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Datos principales
Desarrollo
Capítulo XXXIII Cómo Huayna Capac conquistó las provincias de los Caranguis, y del peligro en que se vio Vuelto Huayna Capac a Tomebamba como está dicho, descansó allí algunos días, dándose a placeres y contentos con su gente. Para reparar la del Collao que se había perdido y muerto en la batalla de Pasto, los caciques y capitanes de los collas enviaron a la provincia del Collao por nueva gente, con que se rehicieron y reformaron cumplidamente para nuevas empresas. Entonces Huayna Capac hizo allí cacique a Apucari y le nombró por Capitán General de todo el ejército del Collao, que hasta entonces era solamente cabeza de la gente de Chucuito, lo cual hizo Huayna Capac por haberse mostrado en aquella jornada hombre de gran valor y ánimo y de mucha industria y prudencia, sobre todos los demás capitanes de la provincia del Collao. Habiéndose aumentado el ejército y aderezado de lo necesario de armas, vestidos y ojotas para el camino, acordó Huayna Capac con todos sus capitanes de ir a conquistar la provincia de los caranguis, donde hay una nación que tiene por nombre Cayambis, belicosa y brava gente de mucho ánimo e industria, y que se entendía dellos se defenderían con grandísimo ánimo y valor y así quiso el mismo Huayna Capac entrar a ellos personalmente. Y metió todo su ejército, conquistando al principio mucha diversidad de gentes y naciones llamadas mazas, y a los confines de los cañares y los quisnas y los de Anca Marcas y los de Puruay y Novitoa, y otras naciones que están allí cerca, y bajó hacia Tumbes.
Llegó a la frontera de los caranguis y cochisque, do mostró Huayna Capac bien el valor de su persona y gran ánimo y esfuerzo, porque ordinariamente en los peligros y trabajos era el primero de todos sus capitanes, queriendo con su ejemplo moverlos a dejar fama inmortal de sí en los siglos venideros, y así en las batallas y recuentos donde hallaba más resistencia en los enemigos, peleaba por su persona valientemente, y se metía en las mayores presas y riesgos, de suerte que todos se admiraban de su gran ánimo y atrevimiento, y era temido de sus enemigos donde quiera que oían su nombre, y de los suyos era respetado, y le llamaban por excelencia Unchi Capac Inga, que quiere decir valeroso y fuerte, señor poderoso. Llegó a la fortaleza de Cochisque y halló en ella puesto mucho recaudo y gran resistencia, por se haber allí recogido y amparado en ellos mucho número de gente, fortaleciéndose con gran cuidado de todo lo necesario por haber oído las nuevas de la braveza del Ynga y de su ejército. Y cercó la fortaleza de Cochisque y la empezó a combatir por diferentes Partes do halló grandísima defensa y dificultad y tuvo bravos rencuentros, donde perdió mucho número de gente de la más valerosa y valiente de su ejército, que como veían que estaban delante de su señor, todos procuraban de señalarse. Al fin vino a tomar la fortaleza por fuerza de armas, y mató en ella infinita gente, y parte de los que pudieron escaparse se fueron huyendo a la fortaleza de Carangui, donde se recogieron.
Tomada la fortaleza de Cochisque, hizo Huayna Capac derrocar los lugares fuertes que cerca della estaban y mandó descansar la gente por algún tiempo, y después entró en consejo de guerra, proponiendo en él la toma de la fortaleza de Carangui, y en él hubo diferentes pareceres de los capitanes, en el modo cómo se podía facilitar la empresa dello, y al fin acordaron los capitanes Collatopa y Mini y Auquitoma, con otros orejones, que el más acertado medio para el fin deseado era conquistar y destruir toda la tierra alrededor de la fortaleza, para que con esto no les pudiese entrar socorro de ninguna parte y ansí sería más fácil la conquista. Y acordado esto salió con todo su ejército Huayna Capac y entró por Ancas Mayo y Otavalo con temeraria furia, destruyendo y asolando toda aquella tierra con grandísimo espanto de los moradores y naturales della. Unos por un cabo y otros por otro, desamparando sus lugares y tierra, se iban retirando y huyendo hacia la fortaleza de Carangui, y allí se iban fortaleciendo con mucha diligencia, y Huayna Capac, habiendo destruido los contornos de la fortaleza, llegó a ella con todo su ejército y asentó su real alrededor en los lugares y sitios que le parecieron más cómodos, a él y a sus capitanes, para apretallos más e impedilles el socorro que les tentasen meter los alzados de los Caranguis. Y habiendo estado algunos días sobre la fortaleza y tentado por buenos medios rendirla por evitar muertes de los suyos, que sabía le habían de costar muchas, por ser casi inexpugnable la fortaleza y en lugar áspero y fuerte, al cabo trató de asaltarla con la mejor oden que supo, y con los más valientes y animosos soldados de su ejército, que embistieron con grande ánimo y determinación de vencer o morir; y con no menor les recibieron los cayambis, y habiéndose peleado con temeraria porfía y muerto mucha gente de la de Huayna Capac, queriendo mostrar su brío y esfuerzo, salieron de la fortaleza en su seguimiento, y fue tal la arremetida que mataron infinitos orejones y Huayna Capac, que con ellos estaba, cayó en el suelo y gran parte de los suyos le desampararon, teniéndole por muerto, y sin duda lo fuera si a esta sazón no llegara la gente de su guarda con los capitanes Tupi Tupa Yupanqui y Huaina Achache, que serían hasta mil indios y éstos le ayudaron a levantar de donde estaba caído, porque estos capitanes fueron muy valerosos y hermanos en armas de Huayna Capac.
Levantado juntamente con un capitán suyo, llamado Capan, llegaron de nuevo los orejones avergonzados y corridos de haber dejado a su señor y con nuevo esfuerzo embistieron con los cayambis, y matando muchos dellos los hicieron retirar a la fortaleza de do habían salido. Libre Huayna Capac del aprieto en que se había visto, que fue el mayor que tuvo en su vida y donde perdió mucha gente de la más granada de su ejército, volvió a su real habiendo los enemigos encerrádose en su fortaleza, muy gozosos del buen suceso. Considerada después por Huayna Capac la dificultad de la empresa, y que sin duda le costaría mucho número de gente que deseaba conservar para otras conquistas, determinó con los de su consejo de tomar todos los caminos por donde les podía entrar socorro de gente y comidas para hambrear a los enemigos de la fortaleza y necesitarlos, con la falta de comida, a venir a su sujeción, aunque se alargase la guerra más de lo que él había entendido al principio, y hecho y ordenado esto y puestos buenas guardias y presidios, se volvió a Tomebamba a dar oden en las provincias conquistadas. Llegado a Tomebamba compuso a su modo las provincias de Paso, Macas y Quisna Anca Marca y Novitoa y Otavalo, dándoles leyes por donde viniesen. Las más destas naciones no tenían huacas ni idolatrías ningunas, salvo que los cayambis y cañares eran grandísimos hechiceros. A todos se dio por principal huaca el sol como lo era suya. Y de sus tierras hizo señores de los naturales de aquellas provincias, como lo tenía de costumbre y de su generación y linaje; puso gobernadores y puestos, se informó muy por extenso dellos, qué gente se podía sacar de aquellas provincias y de cada una dellas, y de las personas que en ellas había belicosas, y de quién se podía esperar o temer que harían, andando el tiempo, algunos movimientos de rebelión, para asegurando la tierra sacarlos dellas y traspantarlos a otras de sus temples y calidades, haciéndolos mitimas, como siempre había observado en todas las regiones que había conquistado, y los que podía meter en su triunfo cuando volviese al Cuzco, que era lo que más deseaba, y que fuese el más soberbio que ninguno de sus antecesores hubiese hecho, y conforme la relación que le dieron sus gobernadores, así lo dispuso todo y lo ordenó.
Llegó a la frontera de los caranguis y cochisque, do mostró Huayna Capac bien el valor de su persona y gran ánimo y esfuerzo, porque ordinariamente en los peligros y trabajos era el primero de todos sus capitanes, queriendo con su ejemplo moverlos a dejar fama inmortal de sí en los siglos venideros, y así en las batallas y recuentos donde hallaba más resistencia en los enemigos, peleaba por su persona valientemente, y se metía en las mayores presas y riesgos, de suerte que todos se admiraban de su gran ánimo y atrevimiento, y era temido de sus enemigos donde quiera que oían su nombre, y de los suyos era respetado, y le llamaban por excelencia Unchi Capac Inga, que quiere decir valeroso y fuerte, señor poderoso. Llegó a la fortaleza de Cochisque y halló en ella puesto mucho recaudo y gran resistencia, por se haber allí recogido y amparado en ellos mucho número de gente, fortaleciéndose con gran cuidado de todo lo necesario por haber oído las nuevas de la braveza del Ynga y de su ejército. Y cercó la fortaleza de Cochisque y la empezó a combatir por diferentes Partes do halló grandísima defensa y dificultad y tuvo bravos rencuentros, donde perdió mucho número de gente de la más valerosa y valiente de su ejército, que como veían que estaban delante de su señor, todos procuraban de señalarse. Al fin vino a tomar la fortaleza por fuerza de armas, y mató en ella infinita gente, y parte de los que pudieron escaparse se fueron huyendo a la fortaleza de Carangui, donde se recogieron.
Tomada la fortaleza de Cochisque, hizo Huayna Capac derrocar los lugares fuertes que cerca della estaban y mandó descansar la gente por algún tiempo, y después entró en consejo de guerra, proponiendo en él la toma de la fortaleza de Carangui, y en él hubo diferentes pareceres de los capitanes, en el modo cómo se podía facilitar la empresa dello, y al fin acordaron los capitanes Collatopa y Mini y Auquitoma, con otros orejones, que el más acertado medio para el fin deseado era conquistar y destruir toda la tierra alrededor de la fortaleza, para que con esto no les pudiese entrar socorro de ninguna parte y ansí sería más fácil la conquista. Y acordado esto salió con todo su ejército Huayna Capac y entró por Ancas Mayo y Otavalo con temeraria furia, destruyendo y asolando toda aquella tierra con grandísimo espanto de los moradores y naturales della. Unos por un cabo y otros por otro, desamparando sus lugares y tierra, se iban retirando y huyendo hacia la fortaleza de Carangui, y allí se iban fortaleciendo con mucha diligencia, y Huayna Capac, habiendo destruido los contornos de la fortaleza, llegó a ella con todo su ejército y asentó su real alrededor en los lugares y sitios que le parecieron más cómodos, a él y a sus capitanes, para apretallos más e impedilles el socorro que les tentasen meter los alzados de los Caranguis. Y habiendo estado algunos días sobre la fortaleza y tentado por buenos medios rendirla por evitar muertes de los suyos, que sabía le habían de costar muchas, por ser casi inexpugnable la fortaleza y en lugar áspero y fuerte, al cabo trató de asaltarla con la mejor oden que supo, y con los más valientes y animosos soldados de su ejército, que embistieron con grande ánimo y determinación de vencer o morir; y con no menor les recibieron los cayambis, y habiéndose peleado con temeraria porfía y muerto mucha gente de la de Huayna Capac, queriendo mostrar su brío y esfuerzo, salieron de la fortaleza en su seguimiento, y fue tal la arremetida que mataron infinitos orejones y Huayna Capac, que con ellos estaba, cayó en el suelo y gran parte de los suyos le desampararon, teniéndole por muerto, y sin duda lo fuera si a esta sazón no llegara la gente de su guarda con los capitanes Tupi Tupa Yupanqui y Huaina Achache, que serían hasta mil indios y éstos le ayudaron a levantar de donde estaba caído, porque estos capitanes fueron muy valerosos y hermanos en armas de Huayna Capac.
Levantado juntamente con un capitán suyo, llamado Capan, llegaron de nuevo los orejones avergonzados y corridos de haber dejado a su señor y con nuevo esfuerzo embistieron con los cayambis, y matando muchos dellos los hicieron retirar a la fortaleza de do habían salido. Libre Huayna Capac del aprieto en que se había visto, que fue el mayor que tuvo en su vida y donde perdió mucha gente de la más granada de su ejército, volvió a su real habiendo los enemigos encerrádose en su fortaleza, muy gozosos del buen suceso. Considerada después por Huayna Capac la dificultad de la empresa, y que sin duda le costaría mucho número de gente que deseaba conservar para otras conquistas, determinó con los de su consejo de tomar todos los caminos por donde les podía entrar socorro de gente y comidas para hambrear a los enemigos de la fortaleza y necesitarlos, con la falta de comida, a venir a su sujeción, aunque se alargase la guerra más de lo que él había entendido al principio, y hecho y ordenado esto y puestos buenas guardias y presidios, se volvió a Tomebamba a dar oden en las provincias conquistadas. Llegado a Tomebamba compuso a su modo las provincias de Paso, Macas y Quisna Anca Marca y Novitoa y Otavalo, dándoles leyes por donde viniesen. Las más destas naciones no tenían huacas ni idolatrías ningunas, salvo que los cayambis y cañares eran grandísimos hechiceros. A todos se dio por principal huaca el sol como lo era suya. Y de sus tierras hizo señores de los naturales de aquellas provincias, como lo tenía de costumbre y de su generación y linaje; puso gobernadores y puestos, se informó muy por extenso dellos, qué gente se podía sacar de aquellas provincias y de cada una dellas, y de las personas que en ellas había belicosas, y de quién se podía esperar o temer que harían, andando el tiempo, algunos movimientos de rebelión, para asegurando la tierra sacarlos dellas y traspantarlos a otras de sus temples y calidades, haciéndolos mitimas, como siempre había observado en todas las regiones que había conquistado, y los que podía meter en su triunfo cuando volviese al Cuzco, que era lo que más deseaba, y que fuese el más soberbio que ninguno de sus antecesores hubiese hecho, y conforme la relación que le dieron sus gobernadores, así lo dispuso todo y lo ordenó.