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Datos principales
Desarrollo
Del tercero rey que hobo en el Cuzco, llamado Lloque Yupanqui. Muerto de la manera que se ha contado Sinchi Roca, Lloque Yupanqui, su hijo, fue recebido por Señor, habiendo primero ayunado los días para ellos señalados; y como por sus adivinanzas y pensamientos se tuviese grande esperanza que en lo futuro la ciudad del Cuzco había de florescer, el nuevo rey comenzó a la ennoblecer con nuevos edificios que en ella fueron hechos. Y rogó, a lo que cuentan, a su suegro quisiese con todos sus aliados y confederados pasarse a vivir a su ciudad, a donde le sería guardado su honor y en ella ternía la parte que quisiese, Y el señor o capitán de Zañu haciéndolo así, se le dio y señaló para su vivienda la parte más occidental de la ciudad, la cual, por estar en laderas y collados, se llamó Anancuzco; y en lo llano y más bajo quedóse el rey con su casa y vecindad; y como ya todos eran orejones, ques tanto como decir nobles, y casi todos ellos hobiesen sido en fundar la nueva ciudad, tuviéronse siempre por ilustres las gentes que vivían en los dos lugares de la ciudad llamados Anancuzco y Orencuzco. Y aún algunos indios quisieron decir que el un Inca había de ser uno destos linajes y otro del otro; más no le tengo por cierto ni que es más de lo que los orejones cuentan, que es lo que ya está escripto. Por una parte y otra de la ciudad había grandes barrios en los collados, porque ella estaba atrazada en cerros y quebradas, como se contó en la Primera parte desta Crónica.
No dan relación que en estos tiempos hobiese guerra notable; antes afirman que los del Cuzco, poco a poco, con buenas mañas que para ello tenían allegaban a su amistad muchas gentes de las comarcas de su ciudad y acrescentaban el templo de Curicancha, así en edificios como en riqueza; que ya buscaban metales de plata y oro y dello venía mucho a la ciudad al tianquez o mercado que en ella se hacía; y metíanse en el templo mujeres para no salir dél, segund y como está dicho en otros lugares. Y reinando desta manera Lloque Yupanqui en el Cuzco, pasándosele lo más de su tiempo allegó a ser muy viejo sin haber hij9 en su mujer. Mostrando mucho pesar dello los vecinos de la ciudad hicieron grandes sacrificios y plegarlas a sus dioses, así en Guanacaure como en Curicancha y en Tamboquiro; y dicen que por uno de aquellos oráculos donde iban por respuestas vanas oyeron que el Inca engendraría hijo que le sucediese en el reino; de lo cual mostraron mucho contento y, alegres con la esperanza, ponían al viejo rey encima de su mujer la Coya; y con tales burlas, al cabo de algunos días, claramente se conoció estar preñada y a su tiempo parió un hijo. Lloque Yupanqui murió, mandando primero que la borla o corona del Imperio fuese puesta y depositada en el templo de Curicancha hasta que su hijo tuviese edad para reinar, al cual pusieron por nombre Mayta Capac ; y por gobernadores dicen que dejó a dos de sus hermanos, los nombres de los cuales no entendí.
Muerto el Inca Yupanqui , fue llorado por todos los criados de su casa y en muchas partes de la ciudad, conforme a la ceguedad que tenían, se mataron muchas mujeres y muchachos con pensar que le habían de ir a servir al cielo, donde ya tenían por cierto que su ánima estaba; y santificándole por sancto, mandaron los mayores de la ciudad que fuese hecho bulto para sacar a las fiestas que se hiciesen. Y cierto, grande es el preparamiento que se hacía para enterrar a uno de estos reyes y generalmente en todas las provincias le lloraban y en muchas dellas se tresquilaban las mujeres, ciñéndose sogas de esparto; y al cabo del año se hacían unas lamentaciones y sacrificios gentílicos, mucho más de lo que se puede pensar. Y esto, los que se hallaron en el Cuzco el año de mill quinientos y cincuenta verían lo que allí pasó sobre las honras de Paulo, cuando le hicieron su cabo de año; que fue tanto, que las más de las dueñas de la ciudad subieron a su casa a lo ver; y yo me hallé presente y, cierto, era para concebir admiración. Y háse de entender que era aquello nada en comparación de lo pasado. Y diré agora de Mayta Capac.
No dan relación que en estos tiempos hobiese guerra notable; antes afirman que los del Cuzco, poco a poco, con buenas mañas que para ello tenían allegaban a su amistad muchas gentes de las comarcas de su ciudad y acrescentaban el templo de Curicancha, así en edificios como en riqueza; que ya buscaban metales de plata y oro y dello venía mucho a la ciudad al tianquez o mercado que en ella se hacía; y metíanse en el templo mujeres para no salir dél, segund y como está dicho en otros lugares. Y reinando desta manera Lloque Yupanqui en el Cuzco, pasándosele lo más de su tiempo allegó a ser muy viejo sin haber hij9 en su mujer. Mostrando mucho pesar dello los vecinos de la ciudad hicieron grandes sacrificios y plegarlas a sus dioses, así en Guanacaure como en Curicancha y en Tamboquiro; y dicen que por uno de aquellos oráculos donde iban por respuestas vanas oyeron que el Inca engendraría hijo que le sucediese en el reino; de lo cual mostraron mucho contento y, alegres con la esperanza, ponían al viejo rey encima de su mujer la Coya; y con tales burlas, al cabo de algunos días, claramente se conoció estar preñada y a su tiempo parió un hijo. Lloque Yupanqui murió, mandando primero que la borla o corona del Imperio fuese puesta y depositada en el templo de Curicancha hasta que su hijo tuviese edad para reinar, al cual pusieron por nombre Mayta Capac ; y por gobernadores dicen que dejó a dos de sus hermanos, los nombres de los cuales no entendí.
Muerto el Inca Yupanqui , fue llorado por todos los criados de su casa y en muchas partes de la ciudad, conforme a la ceguedad que tenían, se mataron muchas mujeres y muchachos con pensar que le habían de ir a servir al cielo, donde ya tenían por cierto que su ánima estaba; y santificándole por sancto, mandaron los mayores de la ciudad que fuese hecho bulto para sacar a las fiestas que se hiciesen. Y cierto, grande es el preparamiento que se hacía para enterrar a uno de estos reyes y generalmente en todas las provincias le lloraban y en muchas dellas se tresquilaban las mujeres, ciñéndose sogas de esparto; y al cabo del año se hacían unas lamentaciones y sacrificios gentílicos, mucho más de lo que se puede pensar. Y esto, los que se hallaron en el Cuzco el año de mill quinientos y cincuenta verían lo que allí pasó sobre las honras de Paulo, cuando le hicieron su cabo de año; que fue tanto, que las más de las dueñas de la ciudad subieron a su casa a lo ver; y yo me hallé presente y, cierto, era para concebir admiración. Y háse de entender que era aquello nada en comparación de lo pasado. Y diré agora de Mayta Capac.