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Desarrollo


Cómo el gobernador Diego Velázquez envió dos criados suyos en posta a la villa de la Trinidad con poderes y mandamientos para revocar a Cortés el poder de ser capitán y tomarle la armada; y lo que pasó diré adelante Quiero volver algo atrás de nuestra plática para decir que como salimos de Santiago de Cuba con todos los navíos de la manera que he dicho, dijeron a Diego Velázquez tales palabras contra Cortés, que le hicieron volver la hoja; porque le acusaban que ya iba alzado y que salió del puerto como a cencerros tapados, y que le habían oído decir que aunque pesase al Diego Velázquez había de ser capitán, y que por este efecto había embarcado todos sus soldados en los navíos de noche, para si le quitasen la capitanía por fuerza hacerse a la vela, y que le habían engañado al Velázquez su secretario Andrés de Duero y el contador Amador de Lares, y que por tratos que habla entre ellos y entre Cortés, que le habían hecho dar aquella capitanía. E quien más metió la mano en ello para convocar al Diego Velázquez que le revocase luego el poder eran sus parientes Velázquez, --y un viejo que se decía Juan Millán, que le llamaban "el astrólogo"; otros decían que tenía ramos de locura e que era atronado, y este viejo decía muchas veces al Diego Velázquez: "Mirad, señor, que Cortés se vengará ahora de vos de cuando le tuvistes preso, y como es mañoso, os ha de echar a perder si no lo remediáis presto." A estas palabras y otras muchas que le decían dio oídos a ellas, y con mucha brevedad envió dos mozos de espuelas, de quien se fiaba, con mandamientos y provisiones para el alcalde mayor de la Trinidad, que se decía Francisco Verdugo, el cual era cuñado del mismo gobernador; en las cuales provisiones mandaba que en todo caso le detuviesen el armada a Cortés, porque ya no era capitán, y le habían revocado poder y dado a Vasco Porcallo.

Y también traían cartas para Diego de Ordás y para Francisco de Morla y para todos los amigos y parientes del Diego Velázquez, para que en todo caso le quitasen la armada. Y como Cortés lo supo, habló secretamente al Ordás y a todos aquellos soldados y vecinos de la Trinidad que le pareció a Cortés que serían en favorecer las provisiones del gobernador Diego Velázquez, y tales palabras y ofertas les dijo, que los trajo a su servicio; y aun el mismo Diego de Ordás habló e convocó luego a Francisco Verdugo, que era alcalde mayor, que no hablasen en el negocio, sino que lo disimulasen; y púsole por delante que hasta allí no había visto ninguna novedad en Cortés, antes se mostraba muy servidor al gobernador; e ya que en algo se quisiesen poner por el Velázquez para quitarle la armada en aquel tiempo, que Cortés tenía muchos hidalgos por amigos, y enemigos de Diego Velázquez porque no les había dado buenos indios; y demás de los hidalgos sus amigos, tenía grande copia de soldados y estaba muy pujante, y que sería meter cizaña en la villa, e que por ventura los soldados le darían sacomano e le robarían e harían otro peor desconcierto; y así, se quedó sin hacer bullicio. Y el un mozo de espuelas de los que traían las cartas y recaudos se fue con nosotros, el cual se decía Pedro Laso, y con el otro mensajero escribió Cortés muy mansa y amorosamente al Diego Velázquez que se maravillaba de su merced de haber tomado aquel acuerdo, y que su deseo es servir a Dios y a su majestad, y a él en su real nombre; y que le suplicaba que no oyese más a aquellos señores sus deudos los Velázquez, ni por un viejo loco, como era Juan Millán, se mudase.

Y también escribió a todos sus amigos, en especial al Duero y al contador, sus compañeros; y después de haber escrito, mandó entender a todos los soldados en aderezar armas, y a los herreros que estaban en aquella villa, que siempre hiciesen casquillos, y a los ballesteros que desbastasen almacén para que tuviesen muchas saetas, y también atrajo y convocó a los herreros que se fuesen con nosotros, y así lo hicieron; y estuvimos en aquella villa doce días, donde lo dejaré, y diré cómo nos embarcamos para ir a la Habana. También quiero que vean los que esto leyeren la diferencia que hay de la relación de Francisco Gómara cuando dice que envió a mandar Diego Velázquez a Ordás que convidase a comer a Cortés en un navío y lo llevase preso a Santiago. Y pone otras cosas en su crónica, que por no me alargar lo dejo de decir: y al parecer de los curiosos lectores si lleva mejor camino lo que se vio por vista de ojos o lo que dice el Gómara, que no vio. Volvamos a nuestra materia.

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