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Datos principales
Desarrollo
De cómo Viracocha Inca pasó por las provincias de los Canches y Canas y anduvo hasta que entró en la comarca de los Collas y lo que sucedió entre Cari y Çapana. Determinado por el Inca de ir al Collao, salió de la ciudad del Cuzco con mucha gente de guerra y pasó por Moyna y por los pueblos de Urcos y Quiquixana. Como los Canches supieron la venida del Inca, acordaron de se juntar y salir con sus armas a le defender la pasada por su tierra; y por él entendido, les envió mensajeros que les dijesen que no tuviesen tal propósito, porque él no quería hacerles aquel enojo, antes leseaba de los tener por amigos; y que si para él se venían los principales y capitanes, que les daría a beber con su propio vaso. Los Canches respondieron a los mensajeros que no estaban por pasar por lo que decían, sino por defender su tierra de quien en ella entrase. Vueltos con la respuesta, encontraron con Viracocha Inca en Cangalla, y lleno de ira por lo poco en que los Canches tuvieron su embajada caminó con más priesa que hasta allí; y llegado a un pueblo que ha por nombre Combapata, junto a un río que por él pasa, halló a los Canches puestos en orden de guerra y allí se dio entre unos y otros la batalla, donde de ambas partes murieron muchos y fueron los Canches vencidos y huyeron los que pudieron y los vencedores tras ellos, prendiendo y matando. Y, habiendo pasado gran rato, volvieron con despojo trayendo muchos cautivos, así hombres, como mujeres.
Y como esto hobiese pasado, los Canches de toda la provincia enviaron mensajeros al Inca para que les perdonase y en su servicio recebiese; y, como el otra cosa no desease, lo otorgó con las condiciones que solía, que eran que rescibiesen por soberanos señores a los del Cuzco y se rigiesen por sus leyes y costumbres, tributando con lo que en sus pueblos hobiese, conforme como lo hacían los demás. Y habiendo estado algunos días entendiendo en estas cosas y en hacer entender a los Canches que los pueblos tuviesen juntos y concertados y que entre ellos no se diese guerra ni hobiese pasión y pasó adelante. Los Canas habíanse juntado número grande dellos en el pueblo que llaman Lurucachi, y como entendieron el daño que habían rescebido los Canches y como el Inca no hacía injuria a los que se daban por sus amigos ni consentía hacerles agravio, determinaron de tomar amistad con él. A esto, el rey Inca venía caminando, acercándose a Lurucachi, y entendió la voluntad que los Canas tenían, de que mostró holgarse mucho; y como estuviese en aquella comarca el templo de Ancocagua envió grandes presentes a los ídolos y sacerdotes. Llegados los embajadores de los Canas fueron bien recebidos por Inca Viracocha y les respondió que fuesen los principales y más viejos de los Canas allá cerca, donde se verían, y que como hobiese estado algunos días en el templo de Vilcanota se darla priesa a verse con ellos. Y dio a los mensajeros algunas joyas y ropas de lana fina, mandó a su gente de guerra que no fuesen osados de entrar en las casas de los Canas ni robar nada de lo que tuviesen ni hacellos daño ninguno; porque el buen corazón que tenían no se les turbase y tomasen otro pensamiento.
Los Canas, oída la respuesta, mandaron poner mucho mantenimiento por los caminos y abajaban de los pueblos a servir al Inca, que con mucha justicia entendió en que no fuesen agraviados en cosa alguna, y eran proveídos de ganado y de chicha, que es su vino; y como hobiere llegado al vano templo hicieron sacrificios conforme a su gentilidad, matando muchos corderos para el sacrificio. De allí caminaron para Ayavire, donde los Canas estaban con mucho proveimiento y el Inca les habló amorosamente y con ellos asentó su asiento de paz como solía con los demás. Y los Canas, teniendo por provechoso para ellos el ser gobernados por tan santas y justas leyes, no reusaron pagar tributo ni el ir al Cuzco con reconocimiento. Esto Pasado, Viracocha Inca determinó de se partir para el Collao, a donde ya se sabía todo lo que por él había sido hecho, así en los Canches como en los Canas, y estaban aguardándoles en Chucuito y lo mismo en Hatun Collao, a donde Çapana estaba ya entendiendo cómo Cari se había gratulado con Viracocha y que le estaba aguardando; y, porque no se hiciese más poderoso, acordó de le salir a buscar y dar batalla antes que el Inca se juntase con el; y Cari, que debía de ser animoso, salió con su gente a un pueblo que se llama Paucarcolla y junto a él se afrontaron los dos más poderosos tiranos de la comarca, con tanta gente que se afirma que se juntaron ciento y cincuenta guarangas de indios: y entre todos se dio la batalla a su usanza, la cual cuentan que fue muy reñida y a donde murieron más de treinta mill indios. Y, habiendo durado gran rato, Cari quedó por vencedor y Çapana y los suyos fueron vencidos con muerte de muchos y el mismo Çapana fue muerto en esta batalla.
Y como esto hobiese pasado, los Canches de toda la provincia enviaron mensajeros al Inca para que les perdonase y en su servicio recebiese; y, como el otra cosa no desease, lo otorgó con las condiciones que solía, que eran que rescibiesen por soberanos señores a los del Cuzco y se rigiesen por sus leyes y costumbres, tributando con lo que en sus pueblos hobiese, conforme como lo hacían los demás. Y habiendo estado algunos días entendiendo en estas cosas y en hacer entender a los Canches que los pueblos tuviesen juntos y concertados y que entre ellos no se diese guerra ni hobiese pasión y pasó adelante. Los Canas habíanse juntado número grande dellos en el pueblo que llaman Lurucachi, y como entendieron el daño que habían rescebido los Canches y como el Inca no hacía injuria a los que se daban por sus amigos ni consentía hacerles agravio, determinaron de tomar amistad con él. A esto, el rey Inca venía caminando, acercándose a Lurucachi, y entendió la voluntad que los Canas tenían, de que mostró holgarse mucho; y como estuviese en aquella comarca el templo de Ancocagua envió grandes presentes a los ídolos y sacerdotes. Llegados los embajadores de los Canas fueron bien recebidos por Inca Viracocha y les respondió que fuesen los principales y más viejos de los Canas allá cerca, donde se verían, y que como hobiese estado algunos días en el templo de Vilcanota se darla priesa a verse con ellos. Y dio a los mensajeros algunas joyas y ropas de lana fina, mandó a su gente de guerra que no fuesen osados de entrar en las casas de los Canas ni robar nada de lo que tuviesen ni hacellos daño ninguno; porque el buen corazón que tenían no se les turbase y tomasen otro pensamiento.
Los Canas, oída la respuesta, mandaron poner mucho mantenimiento por los caminos y abajaban de los pueblos a servir al Inca, que con mucha justicia entendió en que no fuesen agraviados en cosa alguna, y eran proveídos de ganado y de chicha, que es su vino; y como hobiere llegado al vano templo hicieron sacrificios conforme a su gentilidad, matando muchos corderos para el sacrificio. De allí caminaron para Ayavire, donde los Canas estaban con mucho proveimiento y el Inca les habló amorosamente y con ellos asentó su asiento de paz como solía con los demás. Y los Canas, teniendo por provechoso para ellos el ser gobernados por tan santas y justas leyes, no reusaron pagar tributo ni el ir al Cuzco con reconocimiento. Esto Pasado, Viracocha Inca determinó de se partir para el Collao, a donde ya se sabía todo lo que por él había sido hecho, así en los Canches como en los Canas, y estaban aguardándoles en Chucuito y lo mismo en Hatun Collao, a donde Çapana estaba ya entendiendo cómo Cari se había gratulado con Viracocha y que le estaba aguardando; y, porque no se hiciese más poderoso, acordó de le salir a buscar y dar batalla antes que el Inca se juntase con el; y Cari, que debía de ser animoso, salió con su gente a un pueblo que se llama Paucarcolla y junto a él se afrontaron los dos más poderosos tiranos de la comarca, con tanta gente que se afirma que se juntaron ciento y cincuenta guarangas de indios: y entre todos se dio la batalla a su usanza, la cual cuentan que fue muy reñida y a donde murieron más de treinta mill indios. Y, habiendo durado gran rato, Cari quedó por vencedor y Çapana y los suyos fueron vencidos con muerte de muchos y el mismo Çapana fue muerto en esta batalla.