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Capítulo XL De las crueldades que Huascar Ynga hizo en el Cuzco con sus hermanos y los que venían con el cuerpo de su padre Cuántos traidores vemos puestos en lo más alto de la rueda de la fortuna, que por sus traiciones a que ellos dieron principio y motivo, merecían estar en lo más bajo della y ser echados de entre los hombres, cuántos inocentes que por haber seguido el camino de la verdad y llaneza han sido castigados y, lo peor, enumerados entre los malos. Todo esto causa la lisonja, máscara de infinidad de vicios, con que se encubren y disimulan, que principalmente tiene asiento y trono en los asientos y tronos de los grandes monarcas del mundo. Y porque en todo él tiene mando y señorío, no quiso dejar de tener sus embajadores que representasen su persona en la corte de Huascar Ynga, Rey y señor de tantas provincias como agora veremos. Sabiendo Huascar Ynga que ya se iba acercando el cuerpo de su padre con el ejército, despachó mensajeros a su madre Rahua Ocllo Coya, que venía con él haciéndole compañía, diciendo se adelantase de la gente para que viniese a dar gracias al Hacedor y al Sol su padre, por haber alcanzado el señorío y reinos y hacer sus sacrificios con él. Sabiendo que Rahua Ocllo venía ya cerca, Cononuno y otros hermanos suyos, de padre, le pidieron licencia a Huascar Ynga diciendo que querían ir a recibir a su señora y madre Rahua Ocllo y venirse con ella, acompañándola hasta el Cuzco, y Huascar Ynga, con mucha voluntad, se la concedió, y así salieron del Cuzco con gran, acompañamiento, y llegados a Vicos Calla pararon allí a descansar y beber según su uso, y estando bebiendo Chusqui Huamán movió una plática, no se sabe si fue con ánimo verdadero de ejecutar lo que allí trató, o de sacar a la luz los ánimos y voluntades de los demás hermanos, por saber si estaban firmes en el servicio y obediencia a Huascar Ynga.

Pero cualquiera cosa que en su pecho hubiese, fue trato y hecho de corazón, traidor y alevoso. Fue la plática, que sería bien matar a Huascar Ynga, su hermano y señor, y coronar por Rey a Cusi Atauchi, pues era su hermano y era más llano y afable con ellos y más bien acondicionado, y los demás hermanos oyendo esto, aunque al principio se turbaron y escandalizaron con tales palabras, el traidor las rodeó de tal manera y persuadió con tal semblante, que como gente fácil vinieron a dar crédito a su falsa intención y conceder en todo cuanto él quiso, acordando que luego que topasen a la madre de Huascar Ynga Rahua Ocllo, a quien iban a recibir, la matasen, y con la mayor presteza posible diesen la vuelta al Cuzco e hiciesen lo mismo de Huascar Ynga, alzando por Rey a Cusi Atauchi como Chusqui Huamán lo había propuesto. Concluido este acuerdo y consejo traidor, prosiguieron su camino ordenando el medio cómo se ejecutaría. Desque el traidor y falso de Chusqui Huamán, que tenía ya enlazados a los hermanos y metidos en la red, que con doblez y disimulación había tendido para prenderlos mediante la plática que movió antes de llegar a Ciella Pampa, se volvió con cierto fingimiento, diciendo que luego volvería al Cuzco. Llegado a él se fue a Tito Atauchi, su hermano, que era la segunda persona de Huascar Ynga, y muy en secreto, haciendo dél fiel y mostrando sentimiento de la traición, contó todo lo que se había tratado y movido entre todos los hermanos y lo que llevaban concertado de hacer, matando a Rahua Ocllo, y de vuelta en el Cuzco, rogándole fuesen luego a revelar esta traición a su hermano Huascar, antes que ellos diesen la vuelta a efectuar lo tratado.

Así Tito Atauchi con el traidor, salió de su casa y se fue a donde estaba Huascar, descuidado de tal suceso y le refirió todo lo que le había dicho el traidor y la intención con que iban sus hermanos. Oído esto por Huascar, con consejo de Tito Atauchi y del traidor, despachó al capitán de su guarda para que donde quiera que hallase a Cononuno y demás hermanos, como los fuesen alcanzando los degollasen. El capitán de la guarda salió con toda la velocidad posible, y alcanzándolos bien descuidados de que su trato fuese descubierto, ni sabida su intención aunque cuidadosos de la tardanza del traidor de Chusqui Huamán, los mató a todos antes que ellos entendiesen su venida. Habíase quedado en el Cuzco Cusi Atauchi, a quien los demás hermanos querían alzar por Rey, bien fuera del propósito y plática de los demás, que nunca tal había tratado ni pensado, y con descuido y sencillez iba, como solía, a ver a su hermano Huascar Ynga a su casa, y en llegando a ella, la guarda principal, que estaba a la puerta, le embistió y súbitamente lo mató porque había orden expresa de Huascar Ynga, que donde quiera que lo viesen lo matasen y muerto quedó, asegurado Huascar Ynga del recelo que había concebido de su hermano y el traidor de Chusqui Huaman, que abía urdido la traición muy en gracia suya, como los demás lisonjeros del mundo. Pero la venganza desta traición antes de muchos años la hicieron los chachapoyas, como veremos adelante. Al cabo de algunos días llegó nueva cómo ya estaban cerca todos los capitanes con el cuerpo de su padre y despojos y las demás riquezas que traían para el triunfo.

Sabido por Huascar que habían llegado a Punchau Puquio, que es junto a Cura Huaci, envió a mandar que el cuerpo de su padre no pasase de allí, sino que Colla Topa y Latunqui y Cua Cusi Hualpa se viniesen al Cuzco delante, no todos juntos, sino uno a uno, porque quería informarse en particular de cada uno, de la muerte de su padre y cómo había muerto y las cosas que en su testamento había dejado ordenadas, y la traza que había dado para que el triunfo se hiciese en el Cuzco y otras cosas de la jornada y ejército. Los capitanes dichos obedecieron el mandamiento de su señor, no recelándose de cosa que contra ellos hubiese, como estaban salvos de traición y levantamiento. Y viniendo hacia el Cuzco, sabido por Huascar Ynga, despachó gente para que dondequiera que los fuesen topando los matasen, antes que llegasen a su presencia, y primero les diesen tormento diciendo que por qué habían dejado sin su orden en Tomebamba a Atao Hualpa su hermano. Partido el capitán desta gente con este cruel mandato, topó en la cuesta de Vilcacunca, a la bajada de Lima Tambo, a Colla Topa, descuidado y libre de su desdicha, y prendiéndole le dieron crudos tormentos, y finalmente le mataron, y pasando adelante con suma diligencia prendieron a Hilatunqui e hicieron lo mismo que habían hecho con Colla Topa dél y luego a Cuacusi Hualpa, sin que los unos tuviesen aviso de lo que sucedía a los otros en el camino, y hecho esto se volvió al Cuzco. Sabidas estas tristes nuevas en el ejército y gente que atrás venía con los demás capitanes y principales, recibieron grandísimo escándalo y confusión, no pudiendo atinar la ocasión, porque tantas crueldades se hubiesen hecho por orden del Ynga en gente tan principal y que con tantas veras habían servido a su padre Huayna Capac en las guerras y conquistas que había hecho y que nunca habían intentado cosas en deservicio de Huascar Ynga.

Estuvieron en términos de rebelarse y volverse a Quito, no sabiendo si lo que había hecho de tan principales capitanes quería hacer del restante de su ejército, si algunos de los capitanes aficionados a Huascar Ynga no los apaciguaran, quitándoles con buenas palabras el recelo y miedo que habían concebido en sus pechos de las muertes dichas. Pero, con todo esto, mucho número de gente de diversas provincias aquella noche, estando todo el real quieto y sosegado, se huyeron dando la vuelta hacia Quito, adonde dieron las nuevas de lo sucedido a Atao Hualpa, que allí había quedado, donde los dejaremos por tratar de cómo entró el cuerpo de Huayna Capac en el Cuzco y de su triunfo famoso.

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