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Datos principales
Desarrollo
CAPÍTULO XIX De diversos géneros de verduras y legumbres, y de los que llaman pepinos, y piñas y frutilla de Chile, y ciruelas Ya que hemos comenzado por plantas menores; brevemente se podrá decir lo que toca a verduras y hortaliza, y lo que los latinos llaman arbusta, que todo esto no llega a ser árboles. Hay algunos géneros de estos arbustos o verduras en Indias, que son de muy buen gusto; a muchas de estas cosas de Indias, los primeros españoles les pusieron nombres de España, tomados de otras cosas a que tienen alguna semejanza, como piñas, y pepinos y ciruelas, siendo en la verdad frutas diversísimas, y que es mucho más sin comparación en lo que difieren de las que en Castilla se llaman por esos nombres. Las piñas son del tamaño y figura exterior de las piñas de Castilla; en lo de dentro, totalmente difieren, porque ni tienen piñones ni apartamientos de cáscaras, sino todo es carne de comer quitada la corteza de fuera; y es fruta de excelente olor y de mucho apetito para comer; el sabor tiene un agrillo dulce y jugoso; cómenlas haciendo tajadas de ellas y echándolas un rato en agua de sal. Algunos tienen opinión que engendran cólera, y dicen que no es comida muy sana; mas no he visto experiencia que las acredite mal. Nacen en una como caña o verga, que sale de entre muchas hojas al modo que el azucena o lirio, y en el tamaño, será poco mayor, aunque más grueso. El remate de cada caña de estas es la piña; dase en tierras cálidas y húmedas; las mejores son de las Islas de Barlovento.
En el Pirú no se dan; tráenlas de los Andes, pero no son buenas ni bien maduras. Al Emperador D. Carlos le presentaron una de estas piñas, que no debió costar poco cuidado traerla de Indias en su planta, que de otra suerte no podía venir; el olor alabó; el sabor no quiso ver qué tal era. De estas piñas en la Nueva España he visto conserva extremada. Tampoco los que llaman pepinos son árboles, sino hortaliza que en un año hace su curso. Pusiéronles este nombre porque algunos de ellos o los más, tienen el largo y el redondo semejante a pepino de España, mas en todo lo demás difieren, porque el color no es verde sino morado, o amarillo o blanco, y no son espinosos ni escabrosos, sino muy lisos, y el gusto tienen diferentísimo y de mucha ventaja, porque tienen también éstos un agrete dulce muy sabroso cuando son de buena sazón, aunque no tan agudo como la piña. Son muy jugosos y frescos, y fáciles de digestión; para refrescar en tiempo de calor son buenos; móndase la cáscara, que es blanda, y todo lo demás es carne; danse en tierras templadas y quieren regadío, y aunque por la figura los llaman pepinos, muchos de ellos hay redondos del todo, y otros de diferente hechura; de modo que ni aún la figura no tienen de pepinos. Esta planta no me acuerdo haberla visto en Nueva España ni en las Islas, sino sólo en los llanos del Pirú. La que llaman frutilla de Chile, tiene también apetitoso comer, que cuasi tira al sabor de guindas, mas en todo es muy diferente, porque no es árbol sino yerba que crece poco y se esparce por la tierra, y da aquella frutilla, que en el color y granillos tira a moras cuando están blancas por madurar, aunque es más ahusada, y mayor que moras.
Dicen que en Chile se halla naturalmente nacida esta frutilla en los campos. Donde yo la he visto, siémbrase de rama y críase como otra hortaliza. Las que llaman ciruelas, son verdaderamente fruta de árboles y tienen más semejanza con verdaderas ciruelas. Son en diversas maneras: unas llaman de Nicaragua, que son muy coloradas y pequeñas, y fuera del hollejo y hueso, apenas tienen carne que comer; pero eso poco que tienen es de escogido gusto, y un agrillo tan bueno o mejor que el de guinda; tiénenlas por muy sanas, y así las dan a enfermos y especialmente para provocar gana de comer. Otras hay grandes y de color escuro y de mucha carne, pero es comida gruesa y de poco gusto, que son como chavacanas. Estas tienen dos o tres osezuelos pequeños en cada una. Y por volver a las verduras y hortalizas, aunque las hay diversas y otras muchas demás de las dichas, pero yo no he hallado que los indios tuviesen huertos diversos de hortaliza, sino que cultivaban la tierra a pedazos para legumbres que ellos usan, como los que llaman frisoles y pallares, que les sirven como acá, garbanzos y habas y lentejas; y no he alcanzado que éstos ni otros géneros de legumbres de Europa, los hubiese antes de entrar los españoles, los cuales han llevado hortalizas y legumbres de España, y se dan allá extremadamente y aún en partes hay que excede mucho la fertilidad a la de acá, como si dijésemos de los melones, que se dan en el valle de Yca en el Pirú, de suerte que se hace cepa la raíz y dura años, y da cada uno melones, y la podan como si fuese árbol, cosa que no sé que en parte ninguna de España acaezca; pues las calabazas de Indias es otra monstruosidad de su grandeza y vicio con que se crían, especialmente las que son proprias de la tierra que allá llaman capallos, cuya carne sirve para comer, especialmente en Cuaresma, cocida o guisada. Hay de este género de calabazas mil diferencias y algunas son tan disformes de grandes, que dejándolas secar hacen de su corteza cortada por medio y limpia, como canastos, en que ponen todo el aderezo para la comida; de otros pequeños hacen vasos para comer o beber, y lábranlos graciosamente para diversos usos. Y esto dicho de las plantas menores, pasaremos a las mayores, con que se diga primero del axi, que es todavía de este distrito.
En el Pirú no se dan; tráenlas de los Andes, pero no son buenas ni bien maduras. Al Emperador D. Carlos le presentaron una de estas piñas, que no debió costar poco cuidado traerla de Indias en su planta, que de otra suerte no podía venir; el olor alabó; el sabor no quiso ver qué tal era. De estas piñas en la Nueva España he visto conserva extremada. Tampoco los que llaman pepinos son árboles, sino hortaliza que en un año hace su curso. Pusiéronles este nombre porque algunos de ellos o los más, tienen el largo y el redondo semejante a pepino de España, mas en todo lo demás difieren, porque el color no es verde sino morado, o amarillo o blanco, y no son espinosos ni escabrosos, sino muy lisos, y el gusto tienen diferentísimo y de mucha ventaja, porque tienen también éstos un agrete dulce muy sabroso cuando son de buena sazón, aunque no tan agudo como la piña. Son muy jugosos y frescos, y fáciles de digestión; para refrescar en tiempo de calor son buenos; móndase la cáscara, que es blanda, y todo lo demás es carne; danse en tierras templadas y quieren regadío, y aunque por la figura los llaman pepinos, muchos de ellos hay redondos del todo, y otros de diferente hechura; de modo que ni aún la figura no tienen de pepinos. Esta planta no me acuerdo haberla visto en Nueva España ni en las Islas, sino sólo en los llanos del Pirú. La que llaman frutilla de Chile, tiene también apetitoso comer, que cuasi tira al sabor de guindas, mas en todo es muy diferente, porque no es árbol sino yerba que crece poco y se esparce por la tierra, y da aquella frutilla, que en el color y granillos tira a moras cuando están blancas por madurar, aunque es más ahusada, y mayor que moras.
Dicen que en Chile se halla naturalmente nacida esta frutilla en los campos. Donde yo la he visto, siémbrase de rama y críase como otra hortaliza. Las que llaman ciruelas, son verdaderamente fruta de árboles y tienen más semejanza con verdaderas ciruelas. Son en diversas maneras: unas llaman de Nicaragua, que son muy coloradas y pequeñas, y fuera del hollejo y hueso, apenas tienen carne que comer; pero eso poco que tienen es de escogido gusto, y un agrillo tan bueno o mejor que el de guinda; tiénenlas por muy sanas, y así las dan a enfermos y especialmente para provocar gana de comer. Otras hay grandes y de color escuro y de mucha carne, pero es comida gruesa y de poco gusto, que son como chavacanas. Estas tienen dos o tres osezuelos pequeños en cada una. Y por volver a las verduras y hortalizas, aunque las hay diversas y otras muchas demás de las dichas, pero yo no he hallado que los indios tuviesen huertos diversos de hortaliza, sino que cultivaban la tierra a pedazos para legumbres que ellos usan, como los que llaman frisoles y pallares, que les sirven como acá, garbanzos y habas y lentejas; y no he alcanzado que éstos ni otros géneros de legumbres de Europa, los hubiese antes de entrar los españoles, los cuales han llevado hortalizas y legumbres de España, y se dan allá extremadamente y aún en partes hay que excede mucho la fertilidad a la de acá, como si dijésemos de los melones, que se dan en el valle de Yca en el Pirú, de suerte que se hace cepa la raíz y dura años, y da cada uno melones, y la podan como si fuese árbol, cosa que no sé que en parte ninguna de España acaezca; pues las calabazas de Indias es otra monstruosidad de su grandeza y vicio con que se crían, especialmente las que son proprias de la tierra que allá llaman capallos, cuya carne sirve para comer, especialmente en Cuaresma, cocida o guisada. Hay de este género de calabazas mil diferencias y algunas son tan disformes de grandes, que dejándolas secar hacen de su corteza cortada por medio y limpia, como canastos, en que ponen todo el aderezo para la comida; de otros pequeños hacen vasos para comer o beber, y lábranlos graciosamente para diversos usos. Y esto dicho de las plantas menores, pasaremos a las mayores, con que se diga primero del axi, que es todavía de este distrito.