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Datos principales
Desarrollo
Capítulo X Sucesos en un Katún 10 Ahau El nombre del año en que llegaron los Dzules: De mil quinientos y diez y nueve años, así: 1519. Este año era cuando llegaron los Dzules, aquí hasta la tierra de nosotros, los Itzaes; aquí a la tierra de Yucalpetén, Yucatán, que decían Mayá los Itzaes. Así lo dijo el primer Adelantado don Juan de Montejo, porque así le había sido dicho por don Lorenzo Chablé, quien, cuando la llegada de este conquistador a Tixkokob, recibió a los Dzules con toda la voluntad de su corazón. Y el origen de que le diera por nombre don Lorenzo Chablé, fue porque dio de comer carne asada a los Dzules y a todos los capitanes. Tuvo un hijo que se llamó don Martín Chablé. Ese era el año que caminaba cuando empezaron a prepararse los Dzules para conquistar aquí, a Yucalpetén. Lo supo el Sacerdote y Profeta nombrado Ah Xupán. Nos entró el cristianismo en 1519 años. Se fundó la Iglesia de Hoó (Mérida) en 1540 años. Se concluyó la Iglesia de Hoó en 1599 años. Hubo vómito de sangre y empezamos a morirnos en 1648 años. Hubo hambre los cinco años, de 1650, 1651, 1652, 1653 y 1654 años. Cuando se acabó el hambre, hubo una gran tempestad. En ella murió el Padre Agustín Gómez. En 1661 hubo grandes sequías. En 1669 "fuego santo" (viruela). En 1692 años, llegó el Diez Katún, empezó el Nicté Katún (el Katún de la Flor). * * * Hace tres meses que está presente, Padre. Es el retoño ruin del Yaxum. Después tendrá dura la pezuña; después tendrá nueve cerros, Padre, el ruin retoño del Yaxum.
No van a entender que fue creado en el Sol, en presencia de los dioses. En el duodécimo año se dirá su nombre. Míralo. De tigre es su cabeza, de un palmo son sus dientes, raquítico es su cuerpo, de perro es su cuerpo. Atravesado de dolor tiene el corazón; y bien come y bien bebe. Tal vez no habla ni oye. Será mentirosa su palabra. De ningún modo se descubre. La hermandad de los esclavos de la tierra desaparecerá de estos lugares. Va a ser envuelta en redes la hermandad de los esclavos de la tierra, y los hijos de sus hijos, muchachos impúberes, árboles de la tierra de mañana. Someteos, vosotros, hermanos, vosotros, hermanitos, y sufrid la carga del Katún, que viene. Si no la sufrís, se encogerán vuestras piernas y os cambiarán por otros. Si no la sufrís, roeréis los troncos de los árboles y las hierbas. Si no la sufrís, como hormigas entrarán los venados a vuestros pueblos y entrará el Enemigo, que regresará adentro de vuestros pueblos, adonde no es su lugar, y entrará a las casas la tiña y será el tiempo de la muerte repentina de los animales. Llegó a su estera; un pecado es su voz, un pecado su enseñanza: Es el Katún del pecado. Muy recortado es el pan del Nicté Katún que es el que llegó con infinitos dolores en su estera, cachorro chupador, lleno de pecado de adulterio. En él viene la Bula. En seis partes se dividió. Tres veces ha de pasar la Bula. Cuando vaya a llegar el Juez de la Bula, si "el del bastón de plata" va a ser el Juez tal vez va a cambiar velas de cera blanca.
Y por estas velas blancas, bajará la justicia venida del cielo, y subirán los hombres cristianos ante el rostro de la justicia, que hará temblar el cielo y la tierra. Dolorosamente va a acabar el Nicté Katún. Acaso nadie haya llegado a hablar siquiera, cuando sea colgado de la nuca en el palo de las horcas, que entonces habrán cubierto toda esta tierra. ¡Vendido acabará su historia el Nicté Katún! No es preciso que entregúeis vuestra cabeza al Arzobispo. Cuando vaya a bajar, id a esconderos en los montes. Si os entregáis, iréis "detras" de Jesucristo. Están ahora con los Cocomes. Cuando vaya a acabar su visita vendrán sus velas y sus flores rociadas. Por esto lo comprenderéis. Y entonces tronará en seco el cielo. Y entonces hablará lo que está escrito sobre las paredes. Y diréis que eso es Dios también. Y tendréis fe en que es Dios. Acaso el hombre sabio que esté delante de vuestros ojos entienda. Y entonces se irá al monte delante de los cristianos, que no entenderán. Y nada más. Al decimocuarto año de su gobierno, llegará el Hijo, don Antonio Martínez y Saúl. Éstos son sus nombres desde que salió del cielo. Se fue a Tzimentan. Allí está en Tzimentan. Le dijo a una Reina que se casara con él, y a los siete años la recibió en casamiento. Y se le abrió la puerta del oro. En la "casa de aprender el mal" se lo enseñaron. Y entonces inventó barcos. Trece veces cuatrocientos. Y levantó guerra en Habana, la tierra en donde está el que representa al Rey, Habana.
Y fue dicho al oído del Rey por su representante. Tenía (Martínez) un espía detrás de él, desde que fue allí. Y oyó también que iba a ser prendido. Y entonces salió de allí y se fue a Tzimentan. Allí fue alcanzado. A los tres meses de haber salido llegó el aprehendedor, a Tzimentan. Y allí entonces lo prendió. Y allí él le cortó el habla al aprehendedor, cuando llegó a Tzimentan, diciéndole; "¡Quita de allí, hombre! Hace tres meses que llegué." Y dice: "Hoy hace tres meses que saliste. Tres meses tardaste en llegar. Ya que llegaste, serás encerrado en el calabozo, mientras yo vengo. Yo te sacaré del calabozo. Aunque tú seas Capitán, dos tendré a mis espaldas." Y dice: ¡"Acércate, desdichado viejo con ese fusil cargado!" ¡Va a arder el mar. Voy a alzar velas!" Y tenía fuego en su mirada. - "Vas a zarpar con "espuma en el agua", va a oscurecerse el sol con la lluvia". Y se le cayó la lengua. Y entonces se decía el Capitán: - "Va a ser estrellado contra la tierra también por la tempestad. ¡Entonces puedo sentarme en mi banquillo mientras vienen los mil doscientos barcos! Y se estará diciendo a sí mismo también el Rey: "¡Prepárate, señor, ya vienen los franceses!" - "Bueno -me dijo- vamos a morirnos porque somos hombres. ¿Por qué se te caen las fuerzas por un hombre como tú? ¡Defiéndete! ¡Voy a darte el justo precio de los barcos! Con eso se levantó mi lengua. - "Ardió, ardió el mar; diré que se volcó el firmamento; pero cuando bajé dos barcos estaban a la vista.
" - ¿Cómo te llamas? -me dijo: -- Yo soy hereje. Vas a purificarme. Me vas a bautizar. Voy a cambiar mi nombre, el Martínez. "Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo" es mi nombre. Y saqué el Libro de las Siete Generaciones para leerlo. Cuando terminé, pasaban ya tres meses. Los Alcaldes, entonces, dijeron que entregara el impuesto de mi vecindad, "un medio hombre". - "De donde se paga tu vecindad, mi vecindad, la de todos, de allí has de pagar mi vecindad". "Yo soy recién llegado." Esto digo. Que bajó la Justicia para que subieran los cristianos a la bienaventuranza. Y se acabará por pedir que le prueben al Rey si no saben que salen de dentro de la tierra piedras y de dentro de la tierra árboles y se vuelven hombres para fundar pueblos. No hay tigrillos que muerdan; eso era en el Nueve Ahau Katún. Cinco años faltan. Detrás de ellos estoy hablando. Llegará el tiempo en que baja el tributo. Cuando lo hayan pagado levantará a sus guerreros el Gran Padre. No creais que desperdiciaréis la guerra. Con ella viene la redención del pueblo por Jesucristo, el Guardián de nuestras almas. Así como en la tierra, así recibirá también vuestras almas en su santo cielo, hijos míos, el verdaderos Dios. Amén.
No van a entender que fue creado en el Sol, en presencia de los dioses. En el duodécimo año se dirá su nombre. Míralo. De tigre es su cabeza, de un palmo son sus dientes, raquítico es su cuerpo, de perro es su cuerpo. Atravesado de dolor tiene el corazón; y bien come y bien bebe. Tal vez no habla ni oye. Será mentirosa su palabra. De ningún modo se descubre. La hermandad de los esclavos de la tierra desaparecerá de estos lugares. Va a ser envuelta en redes la hermandad de los esclavos de la tierra, y los hijos de sus hijos, muchachos impúberes, árboles de la tierra de mañana. Someteos, vosotros, hermanos, vosotros, hermanitos, y sufrid la carga del Katún, que viene. Si no la sufrís, se encogerán vuestras piernas y os cambiarán por otros. Si no la sufrís, roeréis los troncos de los árboles y las hierbas. Si no la sufrís, como hormigas entrarán los venados a vuestros pueblos y entrará el Enemigo, que regresará adentro de vuestros pueblos, adonde no es su lugar, y entrará a las casas la tiña y será el tiempo de la muerte repentina de los animales. Llegó a su estera; un pecado es su voz, un pecado su enseñanza: Es el Katún del pecado. Muy recortado es el pan del Nicté Katún que es el que llegó con infinitos dolores en su estera, cachorro chupador, lleno de pecado de adulterio. En él viene la Bula. En seis partes se dividió. Tres veces ha de pasar la Bula. Cuando vaya a llegar el Juez de la Bula, si "el del bastón de plata" va a ser el Juez tal vez va a cambiar velas de cera blanca.
Y por estas velas blancas, bajará la justicia venida del cielo, y subirán los hombres cristianos ante el rostro de la justicia, que hará temblar el cielo y la tierra. Dolorosamente va a acabar el Nicté Katún. Acaso nadie haya llegado a hablar siquiera, cuando sea colgado de la nuca en el palo de las horcas, que entonces habrán cubierto toda esta tierra. ¡Vendido acabará su historia el Nicté Katún! No es preciso que entregúeis vuestra cabeza al Arzobispo. Cuando vaya a bajar, id a esconderos en los montes. Si os entregáis, iréis "detras" de Jesucristo. Están ahora con los Cocomes. Cuando vaya a acabar su visita vendrán sus velas y sus flores rociadas. Por esto lo comprenderéis. Y entonces tronará en seco el cielo. Y entonces hablará lo que está escrito sobre las paredes. Y diréis que eso es Dios también. Y tendréis fe en que es Dios. Acaso el hombre sabio que esté delante de vuestros ojos entienda. Y entonces se irá al monte delante de los cristianos, que no entenderán. Y nada más. Al decimocuarto año de su gobierno, llegará el Hijo, don Antonio Martínez y Saúl. Éstos son sus nombres desde que salió del cielo. Se fue a Tzimentan. Allí está en Tzimentan. Le dijo a una Reina que se casara con él, y a los siete años la recibió en casamiento. Y se le abrió la puerta del oro. En la "casa de aprender el mal" se lo enseñaron. Y entonces inventó barcos. Trece veces cuatrocientos. Y levantó guerra en Habana, la tierra en donde está el que representa al Rey, Habana.
Y fue dicho al oído del Rey por su representante. Tenía (Martínez) un espía detrás de él, desde que fue allí. Y oyó también que iba a ser prendido. Y entonces salió de allí y se fue a Tzimentan. Allí fue alcanzado. A los tres meses de haber salido llegó el aprehendedor, a Tzimentan. Y allí entonces lo prendió. Y allí él le cortó el habla al aprehendedor, cuando llegó a Tzimentan, diciéndole; "¡Quita de allí, hombre! Hace tres meses que llegué." Y dice: "Hoy hace tres meses que saliste. Tres meses tardaste en llegar. Ya que llegaste, serás encerrado en el calabozo, mientras yo vengo. Yo te sacaré del calabozo. Aunque tú seas Capitán, dos tendré a mis espaldas." Y dice: ¡"Acércate, desdichado viejo con ese fusil cargado!" ¡Va a arder el mar. Voy a alzar velas!" Y tenía fuego en su mirada. - "Vas a zarpar con "espuma en el agua", va a oscurecerse el sol con la lluvia". Y se le cayó la lengua. Y entonces se decía el Capitán: - "Va a ser estrellado contra la tierra también por la tempestad. ¡Entonces puedo sentarme en mi banquillo mientras vienen los mil doscientos barcos! Y se estará diciendo a sí mismo también el Rey: "¡Prepárate, señor, ya vienen los franceses!" - "Bueno -me dijo- vamos a morirnos porque somos hombres. ¿Por qué se te caen las fuerzas por un hombre como tú? ¡Defiéndete! ¡Voy a darte el justo precio de los barcos! Con eso se levantó mi lengua. - "Ardió, ardió el mar; diré que se volcó el firmamento; pero cuando bajé dos barcos estaban a la vista.
" - ¿Cómo te llamas? -me dijo: -- Yo soy hereje. Vas a purificarme. Me vas a bautizar. Voy a cambiar mi nombre, el Martínez. "Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo" es mi nombre. Y saqué el Libro de las Siete Generaciones para leerlo. Cuando terminé, pasaban ya tres meses. Los Alcaldes, entonces, dijeron que entregara el impuesto de mi vecindad, "un medio hombre". - "De donde se paga tu vecindad, mi vecindad, la de todos, de allí has de pagar mi vecindad". "Yo soy recién llegado." Esto digo. Que bajó la Justicia para que subieran los cristianos a la bienaventuranza. Y se acabará por pedir que le prueben al Rey si no saben que salen de dentro de la tierra piedras y de dentro de la tierra árboles y se vuelven hombres para fundar pueblos. No hay tigrillos que muerdan; eso era en el Nueve Ahau Katún. Cinco años faltan. Detrás de ellos estoy hablando. Llegará el tiempo en que baja el tributo. Cuando lo hayan pagado levantará a sus guerreros el Gran Padre. No creais que desperdiciaréis la guerra. Con ella viene la redención del pueblo por Jesucristo, el Guardián de nuestras almas. Así como en la tierra, así recibirá también vuestras almas en su santo cielo, hijos míos, el verdaderos Dios. Amén.