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Datos principales


Desarrollo


De los signos genetliacos Para presagiar del día del natalicio las fortunas de los que venían a este mundo, habían establecido veinte signos y a cada uno de ellos le asignaban trece días participantes de su naturaleza. Como al número de días, que sólo eran doscientos sesenta, comprendidos bajo estos signos no podían en manera alguna corresponder los trescientos sesenta y cinco días del año, acabados aquéllos volvían al principio del primer signo y así por los varios signos de cualesquiera de los días, deducían la predicción del natalicio de cada uno. Como a los otros días presidiesen otros signos privados, que a veces eran felices y a veces adversos, ablandaban o exacerbaban por la felicidad o infelicidad del signo privado la naturaleza fausta o infausta del signo dominante. De lo que dependía que, cuando el día del bautismo caía en un signo infeliz, se difería para un día afortunado. Por estos signos también se indagaba el orden de las fiestas movibles. Pero cuándo empezó esa cuenta, o qué día del año responda a estos signos, se confiese que nadie en este tiempo, o lo tiene investigado o lo puede enseñar. Por lo que acontece que de esta trapacería de presagio incierto o fortuito, no se puede derivar ni método, ni razón firme, ni provecho alguno. Aun cuando el último mes, como todos los demás, constara de veinte días, era la costumbre añadirle cinco, y también a cada cuarto año añadirle un día para que respondieran al movimiento del sol, trescientos sesenta y cinco días y seis horas.

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