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Datos principales
Desarrollo
Capítulo séptimo De las cosas notables que acontecieron después que los españoles vinieron a esta tierra, hazia el año de 30 El año de mil y quinientos y dezinueve llegó el capitán don Hernando Cortés a esta tierra con muchos españoles y muchos navíos. Supo esto Motecuçuma por relación de las guarniciones que tenía a la orilla de la mar, que luego le embiaron mensajeros. En sabiendo Motecuçuma que eran venidos aquellos navíos y gente, luego embió personas muy principales para que los viessen y hablassen, y llevaron un presente de mucho valor, porque pensaron que venía Quetzalcóatl, al cual ellos estavan esperando muchos años havía. Porque fue señor de esta tierra, y fuesse diziendo que bolvería y nunca más pareció, y hasta hoy le esperan. Tomó don Hernando Cortés el presente que llevavan los mensajeros de Motecuçuma. Después de haver passado muchas cosas a la orilla de la mar, començaron los españoles a entrar la tierra adentro. Saliéronlos a recebir de guerra gran muchedumbre de gente de Tlaxcalla, a los cuales llamavan otomíes, por ser valientes en la guerra, que son como los tudescos que mueren y no huyen. Començaron a pelear con los españoles, y como no sabían el modo de pelear de los españoles, murieron casi todos, y algunos pocos huyeron. Espantáronse de este negocio mucho los de Tlaxcalla, y luego despacharon sus mensajeros, gente muy principal, con mucha comida y con todas las cosas necessarias para la recreación de los españoles.
Y fueron luego los españoles hazia Tlaxcalla, donde fueron recebidos de paz; y allí descansaron algunos días, y se informaron de las cosas de México y del señor de ella, Motecuçoma. Y de ahí se partieron los españoles para Cholulla; y llegados, hizieron gran matança en los de Cholulla. Como oyó estas cosas Motecuçuma y los mexicanos, hovieron gran temor. Y luego Motecuçoma embió sus mensajeros al capitán don Hernando Cotés; los que fueron fue gente muy principal, y llevaron un presente de oro. Encontráronse con ellos en el medio de la Sierra Nevada y del Vulcán, donde ellos llaman Itoalco. En este lugar dieron al capitán el presente que llevavan y le hablaron de parte de Motecuçuma, lo que él les mandó Vinieron los españoles camino derecho hasta México, por sus jornadas. Entraron en México todos aparejados a punto de guerra. Cuando llegaron cerca de las casas de México, salió Motecuçuma a recebir al capitán y a todos los españoles de paz. Juntáronse en un lugar que llaman Xoloco. un poco más acá, que es cerca de donde está agora el hospital de la Concepción, y fue a ocho de deziembre del dicho año. Después de haver recebido al capitán como ellos suelen, con flores y otros presentes, y después de haver hecho una plática el dicho Motecuçuma al capitán, luego se fueron todos juntos a las casas reales de México, donde se aposentaron todos los españoles y estuvieron muchos días muy servidos; y dende a pocos días que llegaron, echaron preso a Motecuçuma.
En este tiempo vino nueva cómo havían llegado otros españoles al puerto. Y el capitán don Hernando Cortés fuelos al encuentro con muchos españoles, dexando acá por capitán a don Pedro de Alvarado con los demás españoles; tenían las casas reales por fortaleza. Estando absente don Hernando Cortés, don Pedro de Alvarado en la ciudad de México con parte de los españoles, vino la fiesta de Uitzilopuchtli, y haziendo esta fiesta los indios con gran solemnidad, como siempre la solían hazer, determinó don Pedro de Alvarado y los españoles que con él estavan de dar en ellos en el mismo patio del cu de Uitzilopuchtli, donde estavan en gran areito, y salieron de guerra. Unos se pusieron a las puertas del patio, y otros entraron a cavallo y a pie, y mataron gran número de principales y de la otra gente. De aquí se començó la guerra entre los españoles y mexicanos. Desque bolvió el Marqués del puerto, haviendo vencido a Pánphilo de Narváyez, truxo consigo todos los españoles que con él venían, y vino a México, y halló que estavan todos puestos en guerra. En el año de mil y quinientos y veinte murió Motecuçuma en poder de los españoles, de una pedrada que le dieron sus mismos vasallos. En este mismo año, después de haver peleado muchos días los indios y los españoles, saliéronse los españoles de México huyendo de noche, donde mataron los más de ellos y a todos sus amigos indios y indias, y les tomaron todo el fardage. Escapóse el capitán con algunos españoles y fuéronse huyendo a Tlaxcalla. En el año de mil y quinientos y veinte y uno vinieron los españoles otra vez contra México, y aposentáronse en Tezcuco. Y començaron a dar guerra a los mexicanos por agua y por tierra, y venciéronlos en el mes de augosto de este dicho año, el día de Sanct Hipólito; de esto se trata a la larga en el Dozeno Libro. En el año de mil y quinientos y veinte y dos los mexicanos que se havían huido de la ciudad por amor de la guerra, tornáronse a la ciudad. El año de mil y quinientos y veinte y cuatro vinieron a esta ciudad de México doze frailes de Sanct Francisco, embiados para la conversión de los indios de esta Nueva España.
Y fueron luego los españoles hazia Tlaxcalla, donde fueron recebidos de paz; y allí descansaron algunos días, y se informaron de las cosas de México y del señor de ella, Motecuçoma. Y de ahí se partieron los españoles para Cholulla; y llegados, hizieron gran matança en los de Cholulla. Como oyó estas cosas Motecuçuma y los mexicanos, hovieron gran temor. Y luego Motecuçoma embió sus mensajeros al capitán don Hernando Cotés; los que fueron fue gente muy principal, y llevaron un presente de oro. Encontráronse con ellos en el medio de la Sierra Nevada y del Vulcán, donde ellos llaman Itoalco. En este lugar dieron al capitán el presente que llevavan y le hablaron de parte de Motecuçuma, lo que él les mandó Vinieron los españoles camino derecho hasta México, por sus jornadas. Entraron en México todos aparejados a punto de guerra. Cuando llegaron cerca de las casas de México, salió Motecuçuma a recebir al capitán y a todos los españoles de paz. Juntáronse en un lugar que llaman Xoloco. un poco más acá, que es cerca de donde está agora el hospital de la Concepción, y fue a ocho de deziembre del dicho año. Después de haver recebido al capitán como ellos suelen, con flores y otros presentes, y después de haver hecho una plática el dicho Motecuçuma al capitán, luego se fueron todos juntos a las casas reales de México, donde se aposentaron todos los españoles y estuvieron muchos días muy servidos; y dende a pocos días que llegaron, echaron preso a Motecuçuma.
En este tiempo vino nueva cómo havían llegado otros españoles al puerto. Y el capitán don Hernando Cortés fuelos al encuentro con muchos españoles, dexando acá por capitán a don Pedro de Alvarado con los demás españoles; tenían las casas reales por fortaleza. Estando absente don Hernando Cortés, don Pedro de Alvarado en la ciudad de México con parte de los españoles, vino la fiesta de Uitzilopuchtli, y haziendo esta fiesta los indios con gran solemnidad, como siempre la solían hazer, determinó don Pedro de Alvarado y los españoles que con él estavan de dar en ellos en el mismo patio del cu de Uitzilopuchtli, donde estavan en gran areito, y salieron de guerra. Unos se pusieron a las puertas del patio, y otros entraron a cavallo y a pie, y mataron gran número de principales y de la otra gente. De aquí se començó la guerra entre los españoles y mexicanos. Desque bolvió el Marqués del puerto, haviendo vencido a Pánphilo de Narváyez, truxo consigo todos los españoles que con él venían, y vino a México, y halló que estavan todos puestos en guerra. En el año de mil y quinientos y veinte murió Motecuçuma en poder de los españoles, de una pedrada que le dieron sus mismos vasallos. En este mismo año, después de haver peleado muchos días los indios y los españoles, saliéronse los españoles de México huyendo de noche, donde mataron los más de ellos y a todos sus amigos indios y indias, y les tomaron todo el fardage. Escapóse el capitán con algunos españoles y fuéronse huyendo a Tlaxcalla. En el año de mil y quinientos y veinte y uno vinieron los españoles otra vez contra México, y aposentáronse en Tezcuco. Y començaron a dar guerra a los mexicanos por agua y por tierra, y venciéronlos en el mes de augosto de este dicho año, el día de Sanct Hipólito; de esto se trata a la larga en el Dozeno Libro. En el año de mil y quinientos y veinte y dos los mexicanos que se havían huido de la ciudad por amor de la guerra, tornáronse a la ciudad. El año de mil y quinientos y veinte y cuatro vinieron a esta ciudad de México doze frailes de Sanct Francisco, embiados para la conversión de los indios de esta Nueva España.